Una obra de teatro escrita a cuatro manos, y desde las dos orillas, está próxima a estrenarse en Miami. Literalmente desde las dos orillas: Uno de los dramaturgos, Maikel Chávez, se encuentra en La Habana y posiblemente no pueda asistir al estreno, por razones ajenas a su voluntad.
Dice el otro dramaturgo, el joven teatrista cubano Erom Jimmy Cuesta, que su colega no llegará por razones burocráticas. “He perdido todas las esperanzas de que llegue a tiempo”, expresa sentado en una mecedora y rodeado de “trastos”, en una pequeña sala de teatro del South West que antes era un almacén.
Para este proyecto, que ambos dramaturgos quisieron escribir intencionalmente con la impronta de cada ciudad, no han contado con apoyo institucional alguno. Se ha hecho “por libre”, “a pulmón”, como también se suele calificar en la isla.
La pieza se titula Carne y tiene más de una hora en escena, sin intermedio. Erom Jimmy dirige el Miami Factory Theater desde hace tres años. Es graduado de Artes Escénicas en el Instituto Superior de Arte de La Habana (ISA), y tuvo como maestros a Flora Lauten y a Orestes Pérez Estanquero, ambos del importantísimo grupo Buendía, que coincidentemente estrena obra en estas mismas fechas.
Comenta Erom Jimmy que su grupo es una pequeña fábrica donde se elaboran montajes no al uso en Miami. Para este director, el teatro debe llevar una estética y una poética personal, un sello, y dejar al espectador pensando, no dárselo todo de golpe. En pocas palabras, lo suyo no es la escena realista, ni la comedia, cosa esta última que rompe taquillas en esta ciudad del sur de la Florida.
“Cuando fui buscando alguna sala para estrenar, me peguntaban si las chicas tenían buenos pechos, porque eso es lo que vende aquí”, dijo, lamentándose, el director. Y no es que no vea válida la comedia, aclara, sino que está sumamente asombrado de la poca diversidad estética y la mala organización que tiene Miami.
Pero va a luchar. De hecho, esta obra que estrena el próximo 8 de abril es un reto a la cartelera. Es un montaje lleno de símbolos, que descansa en las actuaciones y en un texto sugerente. Una chica emigrante busca alquiler en los clasificados. Encuentra uno que le acomoda y luego se verá envuelta en una familia de caníbales.
Los caníbales, según adelantó el director y dramaturgo, simbolizan el poder.
El elenco está compuesto por cuatro actrices y un actor: Miriam Bermúrdez, que es un “préstamo” de Akuara Teatro; Héctor Alejandro González, Rosabel Ceballes, Jessica Mesa y Mónica Rodríguez.
Teatro cubano de los 90, la miel en los labios
Erom Jimmy se formó en Cuba en los 90, una época en la que se hizo mucho y buen teatro. A pesar de la crisis económica de esos años, había para escoger, estética y temáticamente. Fue la época de “los proyectos”, una eclosión que muchos aprovecharon para dirigir, y otros para formarse como actores.
En esos años se consolidaron grupos como El Público, Teatro Buendía, Teatro D´Dos, Teatro de la Luna, Argos Teatro y muchos otros que hicieron época. Con un sistema de transporte fatal (la bicicleta) y un hambre, literalmente, feroz, se estrenaban obras como Manteca, de Alberto Pedro, que hablaba de la situación real de los ciudadanos, al tiempo en que se alejaban del realismo épico de los primeros años de la denominada “revolución”.
“El teatro tiene que estar separado de la realidad para que podamos captar primero la belleza. Pienso que la reproducción exacta de la realidad no genera belleza”, reflexiona sobre el escenario donde estrenará en pocos días.
Erom Jimmy no ha vuelto a vivir un clima teatral así, ni siquiera en España, donde vivió casi 14 años. En la península, principalmente en Andalucía y Madrid, sí estuvo muy a gusto y aprendió otro modo de organización del arte escénico. Incluso, dice, existe allí algo parecido al Consejo cubano de las Artes Escénicas, pero sin censura, también aclara.
En Miami es una especie de “sálvese quien pueda”, una lucha por colocarse en cartelera muchas veces haciendo concesiones a la línea individual de trabajo. Contra esos moldes está luchando, con un maestro como Grotowski debajo del brazo, cuya técnica es su preferida.
En abril del 2015, el grupo presentó una versión del clásico de Shakespeare La fierecilla domada, un en un espacio no convencional, el Miami Hispanic Cultural Center. Fue un experimento antropológico y así lo reconoce el propio creador.
Hace un par de años, logró estrenar en Miami otra pieza también con título tremendista: Sangre, en el evento teatral TEMFest. Ahora ha conseguido prestada la sala Akuara, de manos de su gestora Yvonne López Arenal. No tiene cómo agradecérselo. Se deshace en halagos hacia ella y sabe bien por qué.
No es un sueño. Es volver a lo que conoció, practicarlo otra vez, manosearlo y ponerlo a consideración del público. En Miami hay de todo, pero muy disperso.
“No existe organización”, dice el director en su mecedora, saboreando un vino de Valencia que trajo para la entrevista.
Su equipo, obviamente, está con él. Son gente joven que lo hace por amor al arte, por amor al teatro.
Carne. Estreno 8 de abril 2016. Sala teatro Akuara, 4599 SW 75th Ave, Miami, FL.