Sánchez subraya que al contrario de lo que siempre ha predicado, y han descrito procastristas como el periodista francés Ignacio Ramonet, Fidel nunca renunció a las comodidades del capitalismo ni eligió vivir con austeridad.
“Por el contrario, su modo de vida ha sido el de un capitalista sin ningún tipo de límites”, escribe. "Nunca ha considerado que lo que predicaba le obligara a seguir el estilo de vida austero de un buen revolucionario”.
Yate e isla privada
Entre sus revelaciones a Axel Gyldén, reportero de la revista L'Express y redactor del libro, Sánchez cuenta que entre sus propiedades Castro disfrutaba de una isla privada, Cayo Piedra, al sur de la Bahía de Cochinos, la cual describe como un "jardín del Edén", donde el Máximo compartía y practicaba la pesca submarina entre delfines con invitados selectos como el escritor colombiano Gabriel García Márquez.Cuando iba a Cayo Piedra, Castro lo hacía en su yate de lujo Aquarama II, forrado en maderas preciosas angolanas y propulsado por cuatro motores que le regaló el gobernante soviético Leonid Brezhnev.
El ex teniente coronel y ex Jefe de Grupo de la Seguridad Personal de Castro por 17 años, lo recuerda sentado en su silla de director, tapizada de cuero negro. En la mano, un vaso de su whiskey favorito, (Chivas Regal) a la roca.
Sánchez desmiente la leyenda divulgada por el propio Castro de que la revolución no le dejaba descanso ni tiempo para los placeres del mundo. “Miente”, asegura.
Otras propiedades del dictador incluían una inmensa residencia en La Habana con bolera en la azotea, cancha de baloncesto y un centro médico completamente equipado, así como un bungalow de lujo con muelle privado en la costa.
El ex escolta contrasta la dolce vita de Castro (un "privilegio insensato") con las graves penurias que los cubanos sufrieron en la década de los 90 cuando la economía "se derrumbó como un castillo de naipes", después de la desintegración de la Unión Soviética y el bloque oriental, con los que La Habana mantenía casi el 80 % de su comercio exterior.
Matiza sin embargo que para el gobernante la riqueza era ante todo un instrumento de poder, de supervivencia política y protección personal.
Personalidad egocéntrica
En otras revelaciones que ofrecen pistas sobre la personalidad del caudillo, Sánchez describe a su ex protegido como carismático e inteligente, pero manipulador, de sangre fría, egocéntrico y propenso a las rabietas y pataletas.Mantenía una pistola a sus pies cuando se trasladaba en su Mercedes, y nunca iba a ninguna parte sin por lo menos diez guardaespaldas, entre ellos dos "donantes de sangre". En su casa de cuatro dormitorios [en Punto Cero, al oeste de La Habana], se levantaba tarde, y empezaba a trabajar cerca del mediodía "después de un desayuno frugal".
Su película favorita, que vio no sé cuántas veces, era la versión interminable y soporífera soviética de La Guerra y la Paz
Sánchez recuerda cómo Castro ordenaba grabar en secreto a todos sus interlocutores, incluido Hugo Chávez, e insistía en que sus guardaespaldas anotaran todo en un cuaderno, según él, "para la historia".
"A veces, Fidel parecía tener algo de la mentalidad de un pirata del Caribe”, afirma, mientras evoca cómo Castro atesoraba diamantes angolanos en una caja de habanos Cohíba.
Observa el ex guardaespaldas que los compatriotas de Castro desconocían su compleja vida amorosa y de mujeriego --fruto de la cual ha dejado al menos nueve hijos-- entre otras cosas porque a los medios cubanos les estaba prohibido hablar de eso.
Acerca de la crueldad del dictador, Sánchez dice haberla experimentado de primera mano cuando por pedir su retiro perdió su favor, fue calificado de traidor y encarcelado “como un perro”, torturado y dejado en una celda infestada de cucarachas.
El ex militar cubano, que dice haber pasado más tiempo con Fidel Castro que su propia familia, admite que creyó en él y habría dado su vida por él, hasta que se dio cuenta de que el gobernante estaba convencido de que Cuba le pertenecía.