Exilda Arjona Palmer, comunicadora cubana residente en Miami, es abierta, equilibrada y alegre como su nombre. De San Germán, Holguín, hasta Radio Televisión Martí, donde trabaja como periodista, ha tenido que recorrer un árido y doloroso camino para aprender, y enseñarnos que la vida es lo que sucede aquí y ahora. Un hermoso caudal de posibilidades.
¿Cuál fue el detonante que te impulsó a marcharte de Cuba?
Fueron muchos los detonantes para dejar Cuba, la primera causa fue que ya no podía respirar, me faltaba el aire, me faltaba el impulso incluso para seguir adelante mi vida, mi mundo interior y exterior cambió mucho a partir de una serie de acontecimientos que, como dice la canción, se fueron agolpando unos a otros y casi me matan.
Tuve la felicidad de encontrar en mi vida a un hombre maravilloso que acabó por abrir mis ojos a lo que realmente pasaba en mi país, por eso sufrimos mucha represión, mucho dolor y mucha maldad.
Vivía en un pueblito pequeño del Oriente, donde todo el mundo se conoce y que, de repente te conviertas en paria, en un excluido, que incluso las personas que te vieron crecer no te saluden, que murmuren y te señalen, fue otro de los detonantes.
Y el detonante fundamental fueron mis hijos. El mayor, Malcom, la pasó fatal, lloraba todos los días, tenía pesadillas, gritaba por su papá y tuvo que presenciar escenas de represión muy desagradables.
No quise seguir así y que mi hija, Brenda, también sufriera lo mismo.
Por eso un día me senté con mi esposo y le dije: "!Basta, hasta aquí!"
Me dolió dejar mi casa, dejar los recuerdos de mis abuelos, emigrantes también, de Jamaica y Antigua, dejar a mi madre, mi tío, mi familia, mis libros, mi vida anterior.
Pero era necesaria la partida.
Y en octubre del año 2012 llegamos a este país gracias al Programa de Refugiados Políticos.
¿Qué esperabas encontrar del “otro lado”?
En esta otra orilla esperaba encontrar lo primordial para mí, es decir, la libertad y el oxígeno que necesitaba para seguir viviendo. Esperaba encontrar nuevas oportunidades, de todo tipo. Vine buscando un espacio, vine a reconquistar mi vida.
¿Qué encontraste?
Definitivamente hallé la libertad, respiré otro aire, vi un mundo diferente, pero tangible.
Volví a sentir lo que era la familia, ahora sólo de nosotros cuatro, pero esto nos ayudó a unirnos más.
Encontré nuevos amigos, personas desinteresadas que nos ayudaron desde el primer momento.
Me reencontré también con buenos amigos, gente que pasaron por tu vida y se fueron antes de que una se fuera y el contacto se perdió.
Me di de golpes con una sociedad distinta, pero a la que me incorporé sin ningún trauma y en la cual me siento a mis anchas.
¿Qué has aprendido durante el proceso?
Durante el proceso aprendí a reinventarme, a crecer espiritualmente, a luchar por lo que quiero, a vivir sola, a crear mi hogar, mi espacio.
A sentir esta ciudad, Miami, como propia, como si hubiera vivido siempre aquí.
Aprendí que es un país de esfuerzos, pero que puedes lograr lo que te propongas.
¿Qué es para ti La libertad?
La libertad, para mí, es un derecho que nadie tiene por qué arrebatarte. La libertad es un concepto amplio, puedes estar encerrado y ser libre, todo está en cómo veas el mundo, en cómo quieras vivir tú. Libertad para mí es hacer lo que me gusta, respetando siempre a los que me rodean.
¿Las experiencias vividas han cambiado en ti el concepto Patria? ¿Piensas a menudo en “Ella”?
Mira, la Patria la llevo en el pensamiento, pero también en mi labor diaria, tengo el privilegio de trabajar por Cuba y para Cuba. Es un tema cotidiano incluso en mi hogar.
Mi Patria me duele, me duele lo que pasa a diario, las carencias, la desidia.
Me duele la distancia, el no volver porque cerré la puerta y tiré la llave. Me duele mi pedacito de Patria, allá en San Germán, Holguín, donde aún tengo a mi madre, a quien no veo hace 8 años. En fin, me duele Cuba.
Pero este ahora es mi país, es mi Patria y siento un orgullo tremendo por esta tierra que me abrió los brazos cuando ya no tenía esperanzas, y que nos dio un nuevo horizonte.
Logré renacer, tengo otro estilo de vida, otros puentes que cruzar, pero el concepto de Patria no ha cambiado.
Ver crecer a mis hijos, sus logros y la felicidad que los acompaña a diario, es lo máximo para mí.
Definitivamente Cuba me vio nacer, pero ahora esta es mi Patria, mi refugio, mi remanso.
Y no lo cambio por nada en el mundo.