El fotógrafo cubano Ivan Cañas falleció la noche del domingo en Miami por complicaciones derivadas de una neumonía. El 15 de abril de 2020 habría cumplido 74 años.
Cañas reunió parte de su obra más conocida en el libro El cubano se ofrece (Ediciones Unión, Cuba, 1982). Antes de radicarse en Miami en 1992 publicó en Alemania otro volumen de fotografías: Trinidad (1988). Trabajaba como fotorreportero para la Agencia Mexicana de Noticias (Notimex).
Hace poco más de un mes tuvo que ser ingresado de urgencia en el Hospital Kendall Regional Medical Center por problemas respiratorios. La falta de aire hizo estragos en su corazón, que quedó funcionando apenas a un 20 por ciento de su capacidad, y fue internado en terapia intensiva, dijo a Radio Televisión Martí su viuda, Alba Borrego.
En las décadas de los 70 y los 80 trabajó en la revista Cuba Internacional junto a periodistas como Eliseo Alberto Diego, Antonio Conte, Manuel Pereira y Reinaldo Escobar, ahora jefe de Redacción del diario digital 14yMedio.
“Como verás, en estas fotografías no hay ninguna apología al sistema que impera en Cuba: hay una apología al pueblo cubano, que realmente no tiene la culpa de lo que está pasando en Cuba”, dijo Cañas entrevistado en enero de 2014 con motivo de la retrospectiva de su obra que expuso entonces la Fototeca Cubanoamericana de Miami.
Ese mismo año presentó en la Universidad del Claustro de Sor Juana, de México D.F., la muestra Lezama Inédito, con fotos del autor de Paradiso, José Lezama Lima, a quien Cañas retrató profusamente.
Fue la última de sus 14 exposiciones personales. También en 2014 participó en la que cerraría su presencia en cerca de un centenar de muestras colectivas: Urbes Mutantes, Fotografía Latinoamericana 1914-2013, en el Centro Internacional de Fotografía (ICP, por sus siglas en inglés) de Nueva York.
Apasionado del blanco y negro, sus retratos de veteranos mambises de las guerras de independencia, empleados de tiendas y negocios habaneros, trabajadores de la Antillana de Acero y simples transeúntes forman parte de la memoria gráfica de Cuba.
El Museo Reina Sofía, de España, adquirió y conserva la maqueta de su primer libro. La colección de fotos de los veteranos fue adquirida por el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA, por sus siglas en inglés), de California.
Lo unió una profunda amistad con el pintor Raúl Martínez, a quien consideraba su maestro, y con el dramaturgo Abelardo Estorino. De hecho, en 1966 fue discípulo de Martínez en un taller de fotografía y diseño gráfico impartido por el pintor.
Entre las antologías de fotografía latinoamericana que incluyen muestras de su obra está El fotolibro latinoamericano, de Horacio Fernández Martínez. Otros museos que atesoran su trabajo son el de Arte Contemporáneo, de Tokio; los de Bellas Artes de La Habana y Houston, y el de Fotografía Artística Contemporánea de Chicago, e instituciones como el Centre Georges Pompidou, de París; la Colección Farber, en Nueva York, y la Universidad de Parma, en Italia.
Entre 1965 y 1968 fue también cantante y guitarrista del cuarteto Los Cañas.
“Sacar recuerdos de la gaveta siempre tiene riesgos”, dijo en enero de 2014, cuando le preguntaron qué le traía a la mente el reencuentro con imágenes tomadas tanto tiempo atrás. “Qué se yo, una lágrima escondida; una nostalgia, gente que ya no existe, que fue parte de tu vida; gente que recuerdas y que quieres mucho”.
Es un coctel de recuerdos y de sentimientos, comentó entonces.
“Por lo menos para mí, pensar en la patria es algo que a veces me hace un daño tremendo; otras veces me siento orgulloso de ser cubano”, dijo. “Por un lado admiración por los afectos que tuve, y por otro lado, una tristeza al ver cómo las cosas se han destruido”.