"Cuando Castro llegó al poder (en enero de 1959), durante los primeros tres años se dedicó a encontrar a las 3.000 familias más pudientes y pedirles que se fueran". Son las palabras de Jordi Cabarrocas en una entrevista con Efe, el empresario catalán empeñado en devolverle a las familias españolas los bienes que les fueron expropiados con la Revolución Cubana.
Él, a través de su empresa '1898 Compañía de Recuperaciones Patrimoniales en Cuba', pretende conseguir 1.000 millones de dólares que les serían devueltos a 100 familias.
Ese sería el valor actual del patrimonio que tenían en Cuba al confiscarles sus propiedades, sin compensación alguna, Fidel Castro. Fue "una tarea en la que encontró poca resistencia", tal y como describe.
En esos años, según sus datos, un tercio volvió a España, otros se mudaron en Estados Unidos, principalmente California y Nueva Inglaterra, y el resto a países cercanos a la isla como Panamá, México, Venezuela, República Dominicana y Puerto Rico, en donde también están buscando herederos.
El objetivo inicial de este proyecto era localizar a parte de las cerca de 1.000 familias que regresaron a España, casi todas en el norte, Cataluña y Madrid. Sin embargo, tras un trabajo de 4 años, creen que pueden proseguir esta búsqueda en países de América Latina donde posiblemente haya muchos españoles emigrados de Cuba aún.
Según palabras de Cabarrocas, quieren "ayudar a estas familias" que perdieron fincas, fábricas y otras propiedades al triunfar la revolución cubana.
Su empresa, que no declara ningún tipo de afinidad política, ha contactado ya con más de 200 familias, firmando contrato con la mitad de ellas, más de 20 órdenes religiosas como los Escolapios, y otras instituciones. Juntas esperan poder negociar con el próximo Gobierno cubano.
"Nosotros nos hemos guiado por lo que ha pasado en otros países", dice este empresario, considerando que Cuba "tiene que arreglar" las cuestiones de la seguridad jurídica y propiedad privada, para dar garantías a la inversión extranjera, y "con estas dos cosas lo demás es relativamente fácil para que progrese el país".
Entiende además que no se trata de lograr el objetivo hoy mismo, sino cuando se den los cambios oportunos en la isla: "Hacemos toda una labor para construir el expediente y para prepararnos para cuando sea (la transición), no sabemos cuándo va a ser pero ya pasó en el pasado en muchísimos países y lo que estamos haciendo nosotros es anticiparnos".
Para ello, su empresa se financia mediante a socios inversores -unos 80 de momento y espera que lleguen a 200 a finales del año que viene- y trabaja con un equipo de 3 juristas, un representante en México, dos documentalistas, un administrativo y personal en Cuba, que es el encargado de tomar fotos de las propiedades y encontrar documentos en los registros.
Aunque hasta el momento no se ha producido ninguna reunión oficial con el Gobierno cubano, si está previsto un encuentro en la embajada cubana en Madrid en el último trimestre del año.
"En el fondo nosotros estamos haciendo un trabajo que es para los que manden el día de mañana, entiendo que somos un factor de cohesión y de simplificación", sostiene Cabarrocas. Así, "cuando Cuba cambie el día de mañana" van a querer resolver la cuestión de la propiedad y "nosotros vamos a estar en primera línea", asegura.
Además, se ampara en el acuerdo firmado en 1986 entre España y Cuba para zanjar el asunto de las restituciones. “Hay muchísima jurisprudencia que dice que son paliativos y no indemnizaciones". Gracias a ello. Sigue creyendo que los afectados tienen todo el derecho a reclamar sus antiguas propiedades en el futuro, cuando el Ejecutivo de Raúl Castro realice los cambios que todos esperan y se produzca la ansiada apertura.