El excandidato presidencial de la oposición venezolana Edmundo González Urrutia ha reiterado que quiere finalizar su exilio en España y volver a su país para prestar juramento el 10 de enero de 2025 como jefe de Estado. Cinco analistas examinan si se trata de un plan real o de una fantasía política a la luz del mantenimiento del chavismo en el poder.
La Plataforma Unitaria Democrática ha presentado las copias de las actas de votación de la elección del 28 de julio para afirmar que González Urrutia, un diplomático retirado de 75 años, derrotó con más de 35 puntos porcentuales de ventaja al presidente Nicolás Maduro.
Desde Madrid, donde optó por asilarse después de “amenazas” en su contra y los arrestos de cientos de activistas, testigos de mesas electorales y dirigentes de la oposición, ha insistido en entrevistas recientes que volverá al país en los próximos 40 días.
Según sus declaraciones, su plan es “regresar a Caracas para el 10 de enero y tomar posesión del cargo ese día”. Maduro desestima esa posibilidad y da por hecho que será él quien se juramente para un tercer período presidencial el próximo mes.
Las declaraciones de González Urrutia parecen reflejar más “una expectativa de cambio político” que un plan sólido y factible de retornar y asumir la presidencia, opinó el sociólogo y doctor en procesos políticos contemporáneos Juan Manuel Trak.
“Parecieran no tener un sustento de lo que vemos en la realidad, sobre cómo se comporta el gobierno”, comentó a la Voz de América, destacando, no obstante, que Venezuela vive “un período de incertidumbre” tras los controvertidos resultados electorales de julio.
El gobierno de Maduro encara un riesgo de “ausencia de legitimidad” a partir de enero y de “imponer una versión de realidad” mediante la criminalización de la disidencia, valoró.
Cita como ejemplo que el chavismo acaba de aprobar una nueva ley “Simón Bolívar, que contempla prisión, inhabilitación por 60 años y multas contra quienes apoyen sanciones económicas extranjeras o acciones armadas y violentas contra el gobierno.
A su entender, son muestras de “debilidad”. “Y la pregunta si esa debilidad se traduce en una posibilidad” de que González Urrutia se juramente como mandatario, lo cual daría inicio a una transición política después de 25 años de gobiernos del chavismo.
Ilusiones y lealtades
Pablo Andrés Quintero, politólogo especializado en comunicación política, consideró que la oposición trata de “mantener viva la esperanza” de que sí será posible un cambio de gobierno el 10 de enero próximo, un escenario que él como analista no prevé.
“Si González Urrutia no comunica que va a volver, estaría enterrando la ilusión dentro de su público, generaría una gran frustración y falta de credibilidad”, comentó a la VOA.
“Las circunstancias le obligan a decir que va a volver, así no sea posible, pero es ponerse ‘una soga al cuello’, afirma algo cuyas probabilidades de que se cumpla son diminutas, casi nulas”, apuntó Quintero.
El especialista en ciencias políticas subrayó que ni González Urrutia ni su círculo político tienen influencia alguna en el estamento militar, un factor clave en la política contemporánea del país suramericano, que “ha jurado lealtad a Maduro”.
Son los militares quienes además controlan los puntos fronterizos de Venezuela, recordó.
“Una llegada forzada está descartada”, señaló. “La realidad política indica que quien se juramentará es Nicolás Maduro, lo cual generará ruido en la comunidad internacional”.
“Ni una sola posibilidad”
El gobierno de Nicolás Maduro, que autorizó en septiembre la salida de González Urrutia a España, descartó el regreso de González Urrutia para juramentarse como presidente y le advirtió que sería arrestado en cualquier punto fronterizo donde lo intentara.
“No hay ni una sola posibilidad de que Edmundo González venga a Venezuela a juramentarse”, dijo la semana pasada el ministro del Interior y hombre fuerte del chavismo, Diosdado Cabello, un capitán retirado que apoyó el golpe de Estado de 1992.
Durante una transmisión televisiva, Cabello mostró unas esposas de la policía científica venezolana, que serían su “regalo” para el excandidato de la oposición.
La principal baza de González Urrutia para volver a Venezuela antes del 10 de enero sería “el mandato del pueblo venezolano” expresado en urnas electorales en julio, según la oposición y parte de la comunidad internacional, estimó el politólogo José Vicente Carrasquero, un frecuente crítico de la gestión del gobierno de Maduro.
“No hablaría de fantasía, es un hecho concreto que González Urrutia ganó las elecciones, pero pongo en duda si es alcanzable, porque se enfrenta a un régimen criminal”, dijo a la VOA, mencionando los cientos de presos políticos y el “asedio” reciente del oficialismo a la embajada argentina en Caracas, donde están refugiados 6 dirigentes del antichavismo.
“Maduro está tratando de usurpar de nuevo el poder, debe ser rechazado y hay que buscar mecanismos que le permitan juramentarse” a González Urrutia, indicó Carrasquero.
Incertidumbres y esperanzas
El 10 de enero es una fecha que genera “incertidumbre” no sólo para los venezolanos, sino incluso entre analistas, según el politólogo Leandro Rodríguez Linárez.
A su entender, el chavismo proyecta “una aparente tranquilidad” a un mes de la juramentación presidencial, mientras la oposición insiste en que será González Urrutia quien asuma la primera magistratura, sin aportar detalles de cómo lo logrará.
De acuerdo con Rodríguez Linárez, la eventual ascensión al poder de González Urrutia no puede compararse con el interinato del líder parlamentario Juan Guaidó, entre 2019 y 2022, pues el excandidato presidencial tendría una “legitimidad de origen” mediante el voto.
González Urrutia, quien ha dicho estar “moralmente preparado” para su eventual arresto cuando retorne a Venezuela, está abonando “una esperanza” a los cuadros políticos y sociales que anhelan un cambio en el país, de acuerdo con el politólogo Julio Urribarrí.
Lo consideró una estrategia “natural” de parte de alguien que dice tener evidencias de su triunfo electoral, pero advirtió que su plan de regreso para juramentarse en el cargo termina siendo “un deseo muy difícil de cristalizar” en la Venezuela contemporánea.
“No está contemplado que quienes ejercen el poder coercitivo del Estado permitan los deseos de Edmundo González Urrutia y de una gran mayoría del pueblo venezolano de legalizar la legitimación del 28 de julio”, según la oposición, expresó a la VOA.
Dijo prever que el gobierno buscará prohibir “a cómo dé lugar” la entrada del ex rival electoral de Nicolás Maduro al territorio venezolano en las próximas semanas.
Si bien González Urrutia apenas ha asomado que recibió propuestas de ser acompañado por senadores y personal diplomático de otras naciones en su retorno a Venezuela, analistas como Urribarrí insisten en que su ingreso sería complejo y “difícil” de materializar.
“Ningún país se ha pronunciado sobre qué pasaría si se le impide la entrada”, añadió, recordando que las autoridades venezolanas impidieron que un vuelo privado despegara de Panamá a Caracas con un grupo de expresidentes críticos del chavismo a bordo, antes de la elección.
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