El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se quedó con las ganas de visitar a Fidel Castro y estrechar su mano, en la visita que realizó esta semana a Cuba.
Castro habría declinado recibir al primer ministro canadiense, a pesar de que el día antes se había reunido con el líder vietnamita Tran Dai Quang, asegura el diario The Toronto Star, en un artículo de la periodista Tonda Maccharles.
El artículo destaca que, de principio a fin, el viaje de Justin Trudeau "solo tuvo un débil eco de la exuberante bienvenida" que recibió su padre Pierre Trudeau hace 40 años. "El mayor contraste: El anciano comandante Fidel Castro declinó una reunión con el hijo de 44 años de su viejo amigo Pierre”.
"¿Fue un desaire? Ciertamente fue una sorpresa para corresponsales cubanos y extranjeros en La Habana, que han visto a Castro, de 90 años, reunirse con una serie de líderes extranjeros en meses recientes. Como siempre, no hubo explicación, solo indicios de que la salud de Fidel puede no haber estado a la altura", señaló Maccharles.
Justin Trudeau, fue recibido, sin embargo, por tres hijos de Fidel Castro aseguró la periodista. Funcionarios canadienses dijeron que fue "un muy cálido encuentro".
Raúl Castro, por su parte, hizo todo lo posible "por demostrar que los lazos de amistad aún son profundos", aseguró Maccharles.
El general presidente "organizó una íntima cena oficial para Trudeau y su esposa, Sophie, en el restaurante Café del Oriente", en La Habana Vieja, "un gesto que los cubanos dicen es una rara salida de las secas cenas de Estado en el palacio de Gobierno", destacó la periodista.
Según Maccharles, Raúl Castro, Trudeau y sus acompañantes cenaron sopa y pollo, y el general regaló a su invitado una copia del discurso que su padre pronunció en 1976 y que tuvo un final polémico: "¡Viva Cuba y el pueblo cubano! ¡Viva el presidente Fidel Castro! ¡Viva la amistad Cuba-Canadá!".
Trudeau insistió en que este —su cuarto viaje a la Isla después de tres visitas personales, incluyendo una con su hermano menor, Michel, ahora fallecido—, fue en parte un viaje "sentimental" y un "verdadero placer".
El premier canadiense declaró que estaba "conmovido y abrumado" por la experiencia y lamentó no haber podido sentarse "con Fidel". Anteriormente dijo apreciar la oportunidad de reencontrarse con su "amigo Raúl".