Los detalles en torno al funeral de Fidel Castro han disparado las especulaciones sobre los supuestos vínculos del dictador cubano con la santería.
Desde hace mucho tiempo se conoce que algunas de las personas más cercanas a Castro, ya fallecidas, practicaban la santería o el espiritismo, entre ellas, René Vallejo, comandante del Ejército Rebelde y su médico personal; Celia Sánchez, su secretaria y amiga íntima y Haydée Santamaría, combatiente del Moncada, y presidenta hasta su suicidio, en 1980, de la Casa de las Américas, en La Habana.
Según el escritor Richard de Broussard, la relación de Fidel Castro con el mundo de la santería se remonta a los primeros momentos del grupo guerrillero en la Sierra Maestra.
En el libro Las claves ocultas del poder mundial, de los periodistas españoles José Lesta y Miguel Pedrero ( Editorial Edaf, 2006), Broussard asegura que Castro encargó a santeras nativas de las montaña orientales, que le fabricaran a él, a su hermano y a otro selecto grupo de sus allegados, unos talismanes protectores.
La condición impuesta por las indias es que devolvieran los resguardos una vez hubiese triunfado la Revolución, afirma Broussard quien, según dijo, pudo entrevistar a la persona encargada de devolver los talismanes, que actualmente se encuentra fuera de la isla.
Aunque esa versión de Broussard no está confirmada por ninguna otra fuente, otras revelaciones recogidas en el mismo libro, por ex oficiales cubanos, confirman la existencia de un cuerpo especializado, llamado Grupo M, encargado de aplicar los supuestos poderes paranormales de santeros y paleros en asuntos militares.
Sobre esto último, el oficial de la Inteligencia cubana, Eduardo Rodríguez, uno de los fundadores de la Seguridad del Estado, quien desertó en 1995, entregó al FBI un detallado informe sobre el uso de la hipnosis la parasicología y las drogas en la Dirección General de Inteligencia de Cuba.
Partes del informe de Rodríguez fue publicado en el diario El Nuevo Herald de Miami, y corroborado por otros oficiales que habían desertado de la inteligencia cubana.
La periodista independiente, María Matienzo Puerto, escribió sobre el tema este martes en un extenso artículo publicado en Diario de Cuba.
"¿Viste qué casualidad? Hay que esperar nueve días, como con todo santero", dice Jessica que le dijo su madre, quien tiene coronado Oshún hace más de 20 años y siempre ha sostenido, como otros tantos, que Fidel tenía hecho santo, cuenta Matienzo.
"A los santeros no se les crema y hay que esperar un tiempo necesario para, al final, hacerle el desayuno y el Oro al Eggun", aclara un babalawo que prefiere hacerse llamar por su oddun de Ifá, Obbara Meyi.
"Pero ese espíritu ya debe de haber pasado por el Ituto, que es la ceremonia en la que se le da camino a los santos del iniciado, donde se rompe la tinaja del río, la misma que recibió el día en que se coronó", señala.
Obbara Meyi, como otros, recuerdan el recorrido por África que hizo Fidel Castro en los 70.
Una Largualargua, que es como se le nombra a las santeras viejas, lo recuerda vestido de blanco y rodeado de babalawos en Nigeria.
"Dicen que es hijo de Oddua, por eso le hicieron Obatalá porque, de los 16 caminos de ese Orisha, Oddua es el más viejo, pero eso son solo especulaciones, porque él todo lo ha llevado en el más absoluto silencio".
Otro santero comenta: "Se dedujo que era Oddua porque en la ceremonia que recordamos que se le hizo en África había elefantes, además de las piezas que se dice que él tiene".
"Si realmente le hicieron santo allá, en Nigeria, o en el Congo, el proceso de coronación fue diferente, muchas cosas son secretas pero, por ejemplo, se sabe que en África se pinta todo el cuerpo, en vez de solo la cabeza, como hacemos nosotros aquí", añade.
"Imagínate si es fuerte, que Oddua es el capataz de los muertos", dice una Iyabó, "y así nos ha tenido a todos, como muertos vivientes".
Para concluir Obbara Meyi recomienda a su pueblo religioso salir a la calle con la cabeza cubierta, porque "ese espíritu anda por ahí y allá a quien se le encarne".
Matienzo señala que casi todos los religiosos consultados coinciden en que "lo único que ellos no han podido calcular", aunque lo parezca, "es el día 4 de diciembre como último día de las ceremonias".
"Quién sabe, a lo mejor quien nos hizo el favor fue el Cabo, Changó, y el novenario. Lo cuentes como lo cuentes, cierra el 4 de diciembre por eso", dice la Largualargua.
También hay quien cree que "nunca sabremos donde está realmente enterrado el cuerpo".
"¿Tú te imaginas el poder que puede llegar a tener el que se robe uno de esos huesos?", dice un hijo de Elegua. "Y, como hay gente para todo, hasta con el polvo de la incineración se puede hacer tremenda brujería".