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Las tareas de Trump en Iowa


Donald Trump.
Donald Trump.

Ya comienza un nuevo año –el 2016– que es año bisiesto y año de elecciones presidenciales en Estados Unidos.

En menos de 30 días comienzan las primarias para escoger al candidato de cada uno de los dos partidos principales de este país.

La votación comienza el 1 de marzo en el estado de Iowa. Y, precisamente aquí, es donde las primarias en Estados Unidos se complican. En Iowa no hay elecciones directas en las cuales los votantes depositan su voto secreto en una urna.

En Iowa, los votantes de reúnen por el recinto que les corresponda y ahí oyen discursos a nombre de cada uno de los candidatos. Entonces, dan su voto al representante del candidato presidencial por el que quieren votar.

En el caso del Partido Demócrata esto no tiene mucha importancia, ya que Hillary Clinton, ex primera dama, exsenadora de Nueva York y ex Secretaria de Estado, es la favorita y su elección como candidata es jugar al seguro. El senador de Vermont, Bernie Sanders, ha hecho una muy buena campaña, pero él es independiente y socialista y, por ende, tiene pocas posibilidades de ganar.

En donde las cosas se complican es en el Partido Republicano.

A nivel nacional el candidato indiscutible parece que será el magnate supermillonario Donald Trump. La ventaja que Trump lleva sobre los otros 10 candidatos que aspiran a la nominación republicana es enorme. Pero Trump primero tiene que pasar por Iowa y allí el senador de Texas, Ted Cruz, tiene muy buen respaldo entre la base evangelista del Partido Republicano. Cruz es evangelista y su padre es pastor.

Por ende, en Iowa las cosas se pueden complicar para Trump. Si el extrovertido magnate pierde Iowa va a tener un camino más difícil, pero con su autosuficiencia, Trump cree que gana Iowa y aunque no gane Iowa su ventaja en los otros estados es lo suficientemente grande como para garantizarle la nominación del Partido Republicano.

Tal son así las cosas que tanto Trump como Clinton ya comenzaron el mes como si cada uno de ellos fuese ya el candidato oficial de sus respectivos partidos. En este caso no es difícil decir quién tiró la primera piedra. Trump ha llevado una campaña fuerte y directa. Como dirían algunos: "no tiene pelos en la lengua".

Hay que recordar que Trump comenzó su campaña diciendo que iba a construir un enorme muro entre México y Estados Unidos para impedir la entrada de indocumentados al país. También dijo que va a deportar a los 11 millones de indocumentados que ya se calcula viven en el país. ¡Ah! y agregó que él se aseguraría que México pague por la construcción de dicha cerca que iría desde Texas a California. Después, Trump dijo que el impediría la entra a Estados Unidos de todos los musulmanes.

Pero ya a Trump no le es suficiente criticar a sus contrincantes republicanos y desde finales del 2015 la ha agarrado con Hillary Clinton y con su esposo.

Trump, quien ha estado casado tres veces, dijo que esta semana comenzaría su campaña contra el expresidente Clinton que empieza a hacer campaña por su esposa. El magnate ha dicho que tanto el expresidente como Hillary tienen que dar muchas explicaciones sobre el escándalo sexual de Bill Clinton con Mónica Lewinsky.

Los expertos en política dicen que eso es algo ya viejo y muy trillado. Ellos no creen que tenga fuerza como para hacerle daño a la casi segura candidata demócrata.

Pero lo que Trump hace no tiene tanto que ver con Clinton como con los otros candidatos del Partido Republicano. Su campaña en contra de la ex Secretaria de Estado es una forma de decir que nadie entre los candidatos republicanos le puede hacer sombra. Y, en general, parece que Trump tiene razón. El promedio de la encuestas a nivel nacional le da una ventaja enorme. Y aún en Iowa el multibillonario dice que él gana fácil.

Hasta ahora ese es el único escollo que puede impedir que Trump sea el candidato republicano a la Presidencia. Y eso promete ser una campaña dura e interesante.

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