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Los gazapos y las omisiones de Granma


 Un hombre en La Habana, Cuba, lee el diario oficial Granma.
Un hombre en La Habana, Cuba, lee el diario oficial Granma.

Lazaro Barredo calificó en 1993 a los obispos de "cómplices históricos de todos los enemigos de la nación".

Que el ciudadano promedio esté insatisfecho con la labor informativa del periódico Granma no es noticia para nadie.

Su condición de órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista lo convierte en el más oficialista de los medios de prensa en Cuba. La novedad consiste en que, últimamente, los tropiezos de Granma han llegado a molestar hasta a sus propios patrocinadores. Entonces no sería extraño que, de un momento a otro, de arriba le halen las orejas a la dirección de ese diario.

No hace mucho, en el contexto de una visita a Guantánamo del entonces primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José Ramón Machado Ventura, Granma trastrocó por completo la información. En vez de publicar las declaraciones de Machado en la más oriental de nuestras provincias, el órgano oficial del PCC reprodujo las declaraciones que el referido dirigente había formulado un tiempo atrás en Santiago de Cuba a raíz del paso del huracán Sandy. Se podrá imaginar el corretaje que se produjo en la redacción y los pasillos de Granma cuando llamaron de la oficina de Machadito para protestar por el error.

El otro gran desaguisado de Granma es más reciente. En su edición del pasado 18 de marzo, el periódico daba a conocer el receso de las actividades laborales para el viernes 29 del propio mes, sin más explicaciones. La primera reacción de los lectores fue tratar de recordar qué efeméride se conmemoraba en esa jornada, y que ameritara una celebración. Después de convencernos de que el 29 de marzo era una fecha intrascendente en el calendario, nos dimos a la tarea de revisar nuevamente el comunicado, letra por letra, para ver si hallábamos el por qué de ese día feriado. Pero nada de nada. El misterio era total.

Al día siguiente, en un pequeño recuadro aparecido en su primera página, Granma anunciaba que "por error de la dirección del periódico se omitió ayer, en la información sobre la Resolución del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que se dispone receso laboral el próximo 29 de marzo por ser viernes de Semana Santa, lo cual originó numerosas críticas de los lectores".

Además de la lógica animadversión de los lectores, Granma debe de haber recibido también un regaño de las altas esferas del gobierno, al no informar que la decisión obedecía al deseo de dar continuidad al gesto de buena voluntad formulado desde la visita del Papa Benedicto XVI en el año 2012.

Claro que a cualquier observador informado de la realidad cubana podrían aflorarle algunas dudas acerca del carácter casual o deliberado de la omisión. En el segundo caso es casi seguro que rememore la actuación de señor Lázaro Barredo, hoy director de Granma, cuando los obispos cubanos emitieron en 1993 el mensaje pastoral "El amor todo lo espera". En aquella ocasión, Barredo era un simple articulista del semanario Trabajadores, y tal vez con la intención de ganar puntos en la carrera por escalar posiciones en la nomenclatura castrista, no adoptó una pose mesurada, al estilo del poeta Cintio Vitier, sino que arremetió contra la jerarquía católica. Llegó a calificar a los obispos de "cómplices históricos de todos los enemigos de la nación", y al mensaje pastoral de "un puñal clavado por la espalda, en el momento más difícil, decisivo y heroico que había enfrentado la revolución cubana" (Barredo, Lázaro. "El amor todo lo espera... siempre que no venga de Caín", Trabajadores, 20 de septiembre de 1993).

Si seguimos esa línea de pensamiento, no es difícil imaginar el trabajo que ha de costarle al señor Barredo el tener que aceptar como bueno--- o digno de ser conmemorado--- algo relacionado con la religión, máxime si se vincula con el catolicismo. Mas, no sería ocioso recordarle que si pretende continuar montado en el carro del Poder, debe adiestrarse en el terreno de las rectificaciones. Porque, a la hora que se quiera escribir la verdadera historia de la revolución cubana, bastará con hacer mención de sus tantas retractaciones.

Publicado en Primavera Digital el 9 de abril del 2013
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