Un día como hoy nació José Martí en Cuba, normalmente es el día en que sólo dedico el tiempo fuera de mi trabajo a leer su obra, es también el día en que invariablemente inicio un nuevo libro, en un acto de devoción, porque para mí la literatura es un sacerdocio. Hoy mi trabajo consiste además en escribir esta reseña sobre un libro en particular, ese libro se titula “Guerra en Ucrania. ¿Qué motivó que Ucrania prevaleciera y Rusia fracasara?". Su autor es Juan Carlos Pérez Álvarez. El libro es una antología de diversos textos acerca del tema de Ucrania y Rusia.
Editado en Polonia, en el 2024 es una edición de calidad, en cuanto a fabricación, pero también en cuanto a contenido; aunque algo disímil en conceptos relacionados con la historia, la coincidencia siempre puntúa hacia una dirección: pase lo pase Ucrania ha ganado esta guerra. Estoy de acuerdo.
“Occidente cree que los combates en Ucrania han separado definitivamente a una parte del pueblo ruso de la otra, pero la reunificación entre Ucrania y Rusia se producirá…” -según declaró Vladimir Putin en la entrevista con Tucker Carlson. “Putin repite los argumentos en gran parte apócrifos que expuso en su famoso artículo del 2021”. En verdad Ucrania prevalecerá y vencerá, subraya quien escribe el prefacio del volumen, que es el mismo autor, Juan Carlos Pérez Álvarez.
Las antologías sobre temas políticos actuales no son de mi preferencia, me decanto casi siempre por un único autor cuya voz aclare desde su perspectiva y desarrolle sus ideas en solitario. En este caso puede que me haya equivocado, e inclusive si algunos capítulos no son complementarios entre sí, arrojan una gran cantidad de información de la que no podemos continuar prescindiendo para entender el desarrollo del conflicto bélico.
Juan Carlos Pérez Álvarez nació en Bilbao, el 19 de mayo de 1982. reside en Getxo, en el barrio de Aldapas. Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad del País Vasco (EHU-UPV), cursó un máster en Procesos de Democracia Participativa. Está especializado en el análisis político y en las relaciones internacionales, sobre las que desarrolla su doctorado. Participa en diversos medios de comunicación tradicionales y digitales. Amante de la lectura y la escritura, ha publicado obras desde 2007. Entre las últimas, destacan Abecedario para la convivencia y Burdinsare, el honor de un Berrozi, y la antología que hoy presentamos.
Él mismo presenta el libro de la siguiente manera:
“Con la primera salva de cañón del día 24 de febrero de 2022 a algunos se les paró el corazón, la mente y el alma, todo a la vez. Incomprensión de lo que estaba sucediendo, por parte de una Rusia que pensaba que podía cambiar el signo de los tiempos, empezando por pura y simplemente desconocerlos. La burbuja euro-occidental ligada al pacifismo, la OTAN y la Unión Europea, metió, por lo menos hasta 1989, en un mundo con un tranquilizador muro de separación y tras 1991 en los dividendos de la paz por la implosión no descontrolada del Imperio Soviético. El pensamiento del mal europeo por el colonialismo, por las dos guerras mundiales, inducido por los de fuera del continente, había influido en demasía. Hasta el punto de condenar la energía y su suministro en un país, Alemania, que llevó a Europa y al mundo a dos grandes conflagraciones bélicas en la primera mitad de siglo XX y ha estado a punto de llevarlo a otra por su pacifismo. Si, la paz puede tener sus propios demonios, como la razón lo fue para Goya en sus célebres obras; y es un punto importante para este puzzle que se abrió con la sinrazón autojustificada de Rusia.
Conocer la Historia es fundamental no para prevenir el futuro sino para aprender del mismo y de sus posibles alternativas. Lo que pudo ser y no fue, junto con lo que sí fue, supone una mina de materias preciosas para poder tener instrumentos para los que deben tomar decisiones en nombre de los demás. Por eso muchos pensaban (y me incluyo) que en un cálculo utilitarista de costes y beneficios no era rentable que Rusia quisiera meter sus zarpas efectivamente en una guerra de conquista para con Ucrania cuando la simple amenaza podía llevar a la mesa de negociación una posición de fuerza. Muchos nos equivocamos, pues como sucede en muchos escenarios, hay otros ingredientes. Como por ejemplo el deseo personal de ver culminar una obra antes de desaparecer. Siempre con un relato. Como el citado por Putin respecto a la toma por Pedro el grande de las manos de Suecia de unas marismas para construir San Petersburgo, el balcón al Báltico, a Europa, de la Rusia de los zares. Quizás influya el reto demográfico, que en el siglo XXI ya afecta a la propia China, pudiendo bajar de los mil millones de habitantes a fines del mismo. Como por no hablar de una Rusia que con el mayor territorio del mundo tiene parecido número de habitantes que México o que Bangladesh. Y con una economía del tamaño de España o Italia, una renta per cápita similar a la de la Libia de Gadafi o la Rumanía contemporánea a la invasión. Que viene precedida en lo interno de revueltas como las dos guerras en Chechenia. En el exterior, la guerra de Georgia en 2008 y en el asunto de Crimea y el Donbass desde 2014.
Y es que es más duradero el desacople mental. Esos rusos étnicos, rusoparlantes, pero tan ucranianos o más que cualquiera, que han visto como el imperialismo bajo su coartada, para ser utilizados como títeres, como los alemanes de los Sudetes antes de la negociación de Múnich de 1938, pero la cosa ha cambiado. Incluso la navidad según el calendario ortodoxo para muchos miles de ciudadanos ha pasado a mejor vida. Los hogares se reconstruirán en lo material. Pero la convivencia está rota, el extrañamiento de Ucrania para con la madre patria Rusia ha pasado a mejor vida. Con su invasión agreste y ultramontana del 24 de febrero de 2022 Putin ha puesto a Ucrania y los ucranianos al lado de sus hermanos de Europa, de la OTAN y de la Unión Europea que, si bien tardó en reaccionar, progresivamente ha ido en apoyo de quienes se reclaman parte del espacio euro-occidental. Ese cambio de mentalidad será el legado profundo y verdadero de esta, como las demás, tristes guerras. Las políticas de defensa no priorizan guerras, sino posibilitan la no injerencia de quien piensa que saltándose los cauces establecidos puede llegar a conseguir lo que le es negado por la vía política y diplomática. Ucrania nos lanza el aviso, del jardín y de la selva.”
Hasta aquí sus palabras en el prefacio, pero por supuesto hallarán mucho más en el libro.
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