Después de que Orlando Ortega diera el martes a España la plata de los 110 metros vallas de los Juegos de Rio-2016, otro atleta nacido en Cuba aspira el jueves a subir al podio en los 400 metros vallas: Yasmani Copello, que defiende los colores de Turquía.
Un país que le abrió los brazos, le dio la nacionalidad en 2014 y le permite ahora vivir su sueño olímpico, apenas unas semanas después de haberse proclamado campeón de Europa, en julio en Ámsterdam.
"Tienen en Turquía una forma de hacer el arroz que me gusta más que en Cuba. Tienen muy buena comida en Turquía, el pollo, la carne... Hasta he aprendido a comer con yogur, que es algo raro. Y luego está, claro, el kebab, que es delicioso", explicó a la AFP en Rio de Janeiro sobre su particular proceso de 'otomanización' contrarreloj.
Yasmani Copello salió de Cuba hace cinco años, cuando tenía 24. Firmó entonces un contrato de trabajo con un entrenador en España, para iniciar una nueva vida, con nuevas perspectivas y nuevas posibilidades en el atletismo.
Cuando dos años después le llegó una oferta turca le sorprendió. Su mánager tenía amistad con gente de un club de Estambul, el Fenerbahçe, y le dijeron si quería estar con ellos en sus competiciones. "Yo primero fui a correr por las ligas, no pensaba que iba a terminar siendo turco. Vieron mi potencial y me dijeron que les interesaba, que su país necesitaba una persona fuerte como yo", relata.
Se iniciaron los trámites y en 2014 Copello se convirtió ya en turco. Un año más tarde disputó el Mundial de Pekín, donde alcanzó la final (6º). Pero a pesar de llevar con orgullo "Türkiye" en su pecho en las competiciones, Yasmani Copello prefiere seguir viviendo en Madrid.
Sólo se desplaza a Turquía cuando tiene alguna competición local o eventualmente para pasar uno o dos meses en alguna concentración de entrenamiento. "No sé muchas palabras en turco. Dar las gracias, saludar, poco más. Les entiendo algo más, pero no puedo emplearme a fondo con la lengua", dice divertido, consciente de la dificultad de aprender turco.
"Estambul es precioso. Vengo enamorado cada vez que voy a Turquía, siento mucha paz allí. Ahora han tenido muchos problemas políticos (por el golpe de Estado fallido del pasado mes) y esas cosas, pero el mundo entero está lleno de problemas. No tienes nada más que ver Francia y otros lugares", cuenta.
Copello, habanero de 29 años, se siente "totalmente como en casa" en Turquía y dice haber encontrado allí "una nueva familia" entre los compañeros del club y los traductores.
El título europeo del pasado mes fue un aviso, que confirmó en la primera ronda en Rio-2016, ganando su serie. En las semifinales del martes sufrió algo más, quedando tercero de su serie, y se clasificó para la final como uno de los repescados por tiempos.
Pero esa circunstancia no le resta ni un ápice de ilusión ante la posibilidad de colgarse una medalla en unos Juegos Olímpicos. "Una final olímpica es un sueño. Para la medalla, será la pista la que lo diga todo. Yo voy a trabajar al cien por cien", prometió.
¿Y quién es el gran rival en la final? "Soy yo mismo, yo corro contra mí y contra mis tiempos. Me centro en mi ritmo. Voy a luchar por la medalla, estoy preparado", insistió. De conseguir metal, seguiría los pasos del hispano-cubano Orlando Ortega y su plata del martes. Y perpetuaría la tradición cubana en las vallas, con nombres como Alejandro Casañas, plata en los Juegos Olímpicos de Montreal-1976 y Moscú-1980, Anier García, oro en Sídney-2000 y bronce en Atenas-2004, o Dayron Robles, que ganó el título en Pekín-2008.
La batalla en los 400 metros vallas está abierta para suceder al mito dominicano Félix Sánchez, ya retirado. Precisamente uno de los grandes ídolos de Yasmani Copello.