La historia de Cuba está plagada de problemas políticos durante los cuales la huelga de hambre ha devenido desesperada arma de presión para obtener determinadas demandas, así, ya en tiempos de la conquista y colonización los aborígenes se dejaban morir de inanición ante el radical cambio de sus paisajes, ritmo y modos de vida, práctica que además no era nueva para ellos pues antes del arribo de los españoles las crónicas cuentan que entre los aborígenes vecinos la isla era conocida nada menos que como el dulce lugar de la muerte.
El escritor José Antonio Albertini asegura en su libro Cuba y castrismo: Huelgas de hambre en el presidio político, que desde la época del colonialismo español, hubo casos de ayunos con consecuencias fatales. Sobre todo durante la reconcentración ordenada por el general Valeriano Weyler, para eliminar el apoyo de la población civil, preferentemente la campesina, a los emancipadores de la última guerra de independencia, la de 1895.
Asegura el autor que sobrevivientes de esos tiempos, hombres y mujeres, al mencionar aquellos hechos, sin muchas aclaraciones, decían: “Fulana o mengano no entendían por qué tenían que estar confinados en las poblaciones o encerrados en cárceles y embarcaderos de ganado. Entonces, como no los soltaban se emperraban y dejaban de comer lo poco que les daban o conseguían. Hubo quienes ni agua tomaron. Morían hechos huesos y pellejos”.
En la segunda década del siglo XX, una huelga de hambre, iniciada el 5 de diciembre de 1925 llevo al comunista Julio Antonio Mella, acusado de actos terroristas, a los primeros planos del acontecer nacional. El ayuno de Mella concluyó el 23 del mismo mes, 18 días más tarde, eran los tiempos del general Gerardo Machado. Pero, la protesta de Mella involucró a personalidades de la vida pública cubana de entonces, incluyendo a la prensa que día a día informaba sobre el estado de salud del ayunante y lo cierto es que nunca le faltó la atención médica.
Con el arribo de Fidel Castro al poder en 1959, las prisiones cubanas fueron, de pronto, atestadas por miles de prisioneros políticos, quienes, sin otro recurso, comenzaron a recurrir a las huelgas de hambre para protestar ante el abuso absoluto y diario a que eran sometidos.
Aparte de Guillermo Fariñas Hernández, bajo el sistema concentracionario del comunismo en Cuba, varios hombres y mujeres han participado en prolongadas huelgas de hambre, entre ellos, el comandante Huber Matos Benítez, Roberto Martín Pérez, Amado Jesús Rodríguez Fernández, José Antonio (Tony) Lamas de la Torre, Reinaldo Aquit Manrique, el poeta Ernesto Díaz Rodríguez, Mario Chanes de Armas, Ángel De Fana Serrano, Eddie Artze Molina, Rigoberto Acosta Díaz, María Amalia Fernández del Cueto, Olga Morgan y Maritza Lugo Fernández.
Archivo Cuba, que dirige la académica María Verlau, documenta que en las cárceles del castrismo se han inmolado en huelga de hambre las siguientes personas:
Roberto López Chávez, de 25 años, murió el 12/11/1966 en la prisión de Isla de Pinos. En prisión desde 1961, comenzósu huelga de hambre en protesta de una salvaje golpiza por los guardias. Le trasladaron a una celda de Castigo y le negaron agua, lo que empeoró su condición. Estaba tirado en el suelo boquiabierto y gritaba pidiendo agua cuando varios guardias entraron a su celda y uno orinó en su boca. Murió al día siguiente, en día nro. 70 de su huelga, sin recibir atención médica.
Luis Álvarez Ríos, de 31 años, murió el 8/9/1967 en la prisión Castillo del Príncipe de La Habana. Había sido condenado a 20 años de prisión por contrarrevolución. Él y otros presos iniciaron una huelga de hambre pidiendo ser separados de los delincuentes peligrosos. Al 11vo día, las autoridades carcelarias aceptaron negociar y los presos depusieron la huelga. Pero, no se les prestó atención médica y, en cambio, se les sirvió comida pesada. Los presos médicos dijeron era peligroso comer así, ya que el cuerpo debe ingerir alimentos gradualmente luego de un ayuno. Un grupo de presos comió y Alvarez Ríos murió casi de inmediato. A la familia sólo se le permitió un funeral de dos horas.
Francisco Aguirre Vidarrueta, murió en septiembre de 1967 en la prisión Castillo del Príncipe de La Habana. Se negaba a vestir el uniforme azul de los presos comunes y pedía ser reconocido como preso político.
Carmelo Cuadra Hernández, murió el 7/29/1969 en una prisión de La Habana en huelga de hambre, sin atención médica.
Pedro Luis Boitel, de 34 años, murió el 5/25/1972 en la prisión Castillo del Príncipe, La Habana. Líder de la lucha contra Batista, lo condenaron a 10 años por contrarrevolución por oponerse al secuestro del ideal democrático. En la cárcel sufrió torturas, palizas y abusos y se le prolongó la sentencia.
Murió en el décimo segundo año de su encierro, al día 53 de huelga, sin asistencia médica y maltratado por los guardias mientras agonizaba.
Olegario Charlot Spileta, murió el 1/15/1973 en la prisión de Boniato, Santiago de Cuba, en huelga de hambre, sin recibir atención médica.
Enrique García Cuevas, murió el 5/23/1973 en la prisión provincial de Pretensado, Las Villas. Comenzó su huelga en la prisión de Manacas, ya débil por la desnutrición, en protesta por el trabajo forzado y las condiciones inhumanas. Con 25 días de huelga, lo trasladaron a otra prisión, donde murió sin atención médica.
Reinaldo Cordero Izquierdo, murió el 5/21/1975 en una prisión de Pinar del Río. Después de servir su sentencia de 10 años, se la aumentaron arbitrariamente. Comenzó su huelga exigiendo su liberación y murió en su celda por complicaciones, sin atención médica.
José Barrios Pedré, murió el 9/22/1977 en la prisión de Las Pretensado Provincial, Las Villas.
Santiago Roche Valle, de 45 años, murió el 9/8/1985 en la prisión Kilo 7de Camagüey.
Nicolás González Regueiro, de 42 años, murió el 9/16/1992 en la prisión de Manacas, Las Villas.
Orlando Zapata Tamayo, de 42 años, murió el 23/2/2010 al día 82 de su huelga. Luego de numerosas palizas y torturas, comenzó su huelga exigiendo respeto a su integridad física y ser reconocido como preso político. Por 18 días, se le negó agua de tomar, lo que condujo a insuficiencia renal.
Wilman Villar Mendoza, joven de 31 años de edad, esposo y padre de dos niñas pequeñas, murió el 13 de enero de 2012 en el hospital Juan Bruno Zayas de Santiago de Cuba, luego de una huelga de hambre que se prolongó por 50 días. Su delito fue participar en una protesta pública y pacífica reclamando cambios democráticos para Cuba.