Acabo de regresar de un viaje a Cuba con una delegación de Arkansas incluyó a representantes de la industria de la agricultura, la educación y la pequeña empresa, así como a funcionarios del gobierno.
El propósito principal del viaje era poner a Arkansas en la parte delantera de la línea para las oportunidades de comercio cuando esas abran en Cuba.
Yo era el primer gobernador en visitar Cuba desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el país. Fue una experiencia increíble, y fui optimista sobre las oportunidades de nuestro estado para hacer negocios en el mercado cubano. Cuba es un mercado de 11 millones de personas en un país del tamaño geográfico de Pennsylvania; a ellos les encantan los productos que ofrecemos como pollo, arroz y carne de cerdo; y, logísticamente, estamos cerca.
Como socio comercial, Arkansas tiene sentido.
Pero insto a la paciencia. Este es un proceso cauteloso paso a paso.
Una de mis sorpresas fue ver la evidencia del poder de la libre empresa. Incluso en ese país comunista, ahora 55 años después del embargo de Estados Unidos, la libre empresa logra crecer aún ante la más mínima oportunidad.
Por ejemplo, durante años los barberos en Cuba eran servidores públicos. Ellos eran empleados por el gobierno y no tenían incentivo para proporcionar un buen corte de pelo. Los clientes habían entendido que para conseguir un corte de pelo decente, tenían que pagar el barbero algo extra.
Muy pronto, las autoridades del gobierno se dieron cuenta de estas transacciones fuera de las cuentas oficiales. El socialismo había dado lugar a la corrupción. Finalmente, el gobierno encontró más fácil salir del negocio particular. Fue un triunfo de la libre empresa.
Algo similar sucedió con las propiedades estatales frente a los restaurantes de propiedad familiar. La competencia se inició en forma rápida, e incluso el gobierno elevó la calidad de restaurantes de su comida y servicio.
Pero el cambio no sucede de la noche a la mañana. Cuba se ha aislado de la tecnología. Se necesita una mejor banca, capacidad técnica, infraestructura y comunicaciones.
En este momento, las ventas a Cuba son a base de efectivo, que es un gran problema. La legislación estadounidense prohíbe a las agencias de crédito la importación a los estatales de Cuba, que se ejecutan regularmente bajo efectivo. El veterano senador de Arkansas, John Boozman, ha tomado la delantera en Washington para autorizar créditos para las ventas agrícolas, lo que sería un importante primer paso hacia la apertura comercial.
Políticamente, me decepcionó a oír algo del viejo lenguaje revolucionario, anti-Estados Unidos, que era la retórica de los oficiales cubanos. Es evidente que hay un poco de amargura por el embargo, qué he apoyado.
Pero hay que mirar por el parabrisas delantero y no por el espejo retrovisor. Hemos tenido un embargo durante 55 años. Es razonable intentar un enfoque diferente. Vamos a empezar por extender la autoridad de crédito para que las empresas puedan competir, y vamos a ver cómo el gobierno cubano responde.
Espero que responda en disminuir el control centralizado.
Espero que reconozca que la expansión del comercio significa más oportunidades para el pueblo de Cuba.
Y, sobre todo, espero que ello se traduzca en más libertad.
El viaje del gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, incluyó una delegación con representantes de la industria de la agricultura, la educación y la pequeña empresa, así como a funcionarios del gobierno.