El siniestro ocurrió en la madrugada del domingo 3 de junio de 2018, quemándose aproximadamente 18 estantes con piezas de artesanía, según contó la cuentapropista Ana Margarita Labrada.
También dice que el lugar era inspeccionado por la Oficina Nacional Tributaria (ONAT).
Ubicado en la avenida del Puerto de La Habana fue escenario de comercio de arte popular cubano. Abrió sus puertas el 1 de noviembre de 2009, después de un proceso de restauración que se inició en el año 2003.
Este lugar pertenece a la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Hugo López, administrador del lugar, llamó a los comerciantes tan pronto se inició el incendio, acudiendo estos de inmediato.
No es la primera vez que en el lugar ocurre un siniestro, apenas hace tres meses, un corte circuito hizo que acudiera el cuerpo de bomberos al lugar.
Convertido en mercado artístico, acoge la más variada oferta de comercialización de objetos artesanales, venta de souvenirs, pinturas, esculturas, talabartería, joyería, jabones, cerámicas, textiles entre otras propuestas, incluyendo otras prácticas como la venta de artes gráficas, fotografías y grabados.
La fecha de construcción de los Almacenes, pero según consta en la inscripción que se conserva en la pared exterior lateral izquierda, “…su construcción comenzó en el año 1881 y se terminaron en 1885, reinando Don Alfonso XII y siendo en este último año Gobernador General de la Isla de Cuba el Teniente Gneral Don Ramón Fajardo e Izquierdo e intendente General de Hacienda Don Lucas García Ruiz.
Presidente de la Compañía Don Ramón de Ajuria y Munar, director de la misma Don Fernando Freyre de Andrade y Van-Herck, se ejecutaron con arreglo a los planos y bajo la dirección de Don Adolfo Saenz Yañez, arquitecto de la Real Academia de San Fernando, siendo su contratista Don Francisco López y García, maestro de obras…”
El lugar está construido con una estructura de hierro, compuesta por 3. 000 toneladas de acero fundido en Bélgica y otros elementos constructivos como el hormigón y cantería con un valor de 3. 000.000 de pesos en la moneda que circulaba, concebido con almacenes bajos y altos que se extendían por muelles y espigones, poseía tres elevadores, multitud de carrileras rodantes en los techos, de ellos se conservan una estera rodante y uno de los tubos de descarga de mercancías, además la vieja línea del tren pegada al muelle de atraque de las embarcaciones.
Pensado como depósito para el comercio establecido en el puerto habanero, en él se almacenaban en cajas, producciones de azúcar y maquinarias de la que fuera la más próspera industria en Cuba, hoy desarticulada totalmente, además aguardiente en pipas, arroz en toneles, sacos de café, cera, ladrillos, pacas de algodón, tabaco en ramas entre otros productos, contaba con un muelle de fácil acceso para las embarcaciones de la época y el ahorro en los gastos de la carga y descarga con las lanchas.