Por fin ha comenzado el debate sobre la tan esperada reforma migratoria en el senado de los Estados Unidos. Como todo el mundo tiene su punto de vista, permítanme darles el mío. La reforma migratoria es muy necesaria. Los indocumentados ayudan a la economía del país. Es sangre joven en un país cuya población cada día es mayor. Los que llevan aquí años o hasta décadas se merecen una oportunidad en poderse hace ciudadanos.
No va a ser fácil. Si tuviera que apostar diría que tiene un 50 por ciento de posibilidades de pasar en alguna forma. Hay demasiados cocineros y cada uno pone sus ingredientes. Y algunos le añaden un poquito de veneno.
El proyecto de ley que hoy se discute no es beneficioso a los que llevan años viviendo en las sombras. En estos momentos ya exigen que los que soliciten la legalización paguen una multa por haber entrado ilegalmente; les exige que paguen impuestos atrasados; pasar un examen de inglés; y tener sus antecedentes penales libres. Después de hacer todo esto, van a conseguir una residencia temporal.
Ellos solo podrán solicitar la tarjeta verde que les da la residencia oficial a los 10 años de haber comenzado el proceso. Y tres años después pueden comenzar sus trámites para hacerse ciudadanos.
Ah, eso solo si el gobierno determina que la frontera ha cerrado el tráfico a nuevos indocumentados. No quieren una amnistía ni que se repita lo que ocurrió en 1986 cuando el presidente Ronald Reagan pasó una ley mucho más beneficiosa a los indocumentados.
Repito: no va a ser fácil. El Sen. Marco Rubio (R – FL.), uno de los ocho que han procurado escribir este primer borrador de la nueva reforma migratoria ya ha comenzado también a endurecer los requisitos para acogerse a la ley. El lunes presentó una enmienda que exige un mayor conocimiento del inglés. Además vaticina que la ley que se contempla hoy no pasaría en la Cámara de Representantes.
El debate en el senado durará hasta el 4 de Julio fecha en que el congreso se toma sus vacaciones de verano. Las enmiendas el senado van a caer como un aguacero de mayo.
Los líderes republicanos en ambos hemiciclos de congreso entienden que el partido necesita mejorar su imagen con los hispanos y aprobar una reforma migratoria sería indispensable para comenzar este proceso. Pero, aún dentro del mismo partido, el ala más conservadora tanto en el senado como en la cámara de representantes no están convencidos que esto sea imprescindible, y para ellos la palabra amnistía es inaceptable.
Los medios de prensa ya saborean la posibilidad de ver una pelea interna entre los dos bandos del Partido Republicano. Pelea que ya comienza y que durará por lo menos hasta el 4 de Julio en el senado y después volverá a presentarse en la Cámara de Representantes. Pasar una ley bajo estas condiciones, repito, no va a ser fácil.
Los optimistas creen que pueden pasar el proyecto de ley en el senado con 70 votos, lo cual forzaría a los representantes a moderar su posición. A pesar de ser uno de sus autores, Rubio duda que la ley pueda siquiera llegar tener 60 votos en el senado, lo necesario para impedir que los recalcitrantes impidan el proceso. Eso sería una triste muerte para este proyecto.
Pero aún si fuese aprobada el proyecto de ley, tal como está presentado hoy, los indocumentados van a tener que hacer tantas cosas, pagar tanto dinero y esperar tantos años para poder legalizarse que no van a darle las gracias a los republicanos. Los conservadores dentro del partido imponen condiciones y estas perjudican a los indocumentados. El voto hispano no va a darles el pláceme a los republicanos. La ley, tal cual se plantea hoy es muy dura con ellos y los candidatos republicanos son quienes seguirán pagando los platos rotos.
Y todo esto es con el actual proyecto de ley. Hay enmiendas que van a dificultar el proceso de legalización para los hispanos. A medida que endurezcan la ley el rechazo de los hispanos al Partido Republicano y a sus candidatos va a ser mayor.
Hasta ahora hay pocos republicanos que defienden el hacerle el proceso más fácil a los indocumentados. Los líderes del senado y la cámara entienden bien lo que tienen que hacer. Pero tienen un grupo fuerte y grande de miembros negados a facilitar el proceso. Ellos no entienden que pueden empezar a pagar el precio de su rechazo en las elecciones parciales de año que viene.
Para los periodistas el proceso va a dar mucho que comentar. Me temo, sin embargo, que no voy a estar entre los cuales disfrutaran el desarrollo y final de este asunto.
No va a ser fácil. Si tuviera que apostar diría que tiene un 50 por ciento de posibilidades de pasar en alguna forma. Hay demasiados cocineros y cada uno pone sus ingredientes. Y algunos le añaden un poquito de veneno.
El proyecto de ley que hoy se discute no es beneficioso a los que llevan años viviendo en las sombras. En estos momentos ya exigen que los que soliciten la legalización paguen una multa por haber entrado ilegalmente; les exige que paguen impuestos atrasados; pasar un examen de inglés; y tener sus antecedentes penales libres. Después de hacer todo esto, van a conseguir una residencia temporal.
Ellos solo podrán solicitar la tarjeta verde que les da la residencia oficial a los 10 años de haber comenzado el proceso. Y tres años después pueden comenzar sus trámites para hacerse ciudadanos.
Ah, eso solo si el gobierno determina que la frontera ha cerrado el tráfico a nuevos indocumentados. No quieren una amnistía ni que se repita lo que ocurrió en 1986 cuando el presidente Ronald Reagan pasó una ley mucho más beneficiosa a los indocumentados.
Repito: no va a ser fácil. El Sen. Marco Rubio (R – FL.), uno de los ocho que han procurado escribir este primer borrador de la nueva reforma migratoria ya ha comenzado también a endurecer los requisitos para acogerse a la ley. El lunes presentó una enmienda que exige un mayor conocimiento del inglés. Además vaticina que la ley que se contempla hoy no pasaría en la Cámara de Representantes.
El debate en el senado durará hasta el 4 de Julio fecha en que el congreso se toma sus vacaciones de verano. Las enmiendas el senado van a caer como un aguacero de mayo.
Los líderes republicanos en ambos hemiciclos de congreso entienden que el partido necesita mejorar su imagen con los hispanos y aprobar una reforma migratoria sería indispensable para comenzar este proceso. Pero, aún dentro del mismo partido, el ala más conservadora tanto en el senado como en la cámara de representantes no están convencidos que esto sea imprescindible, y para ellos la palabra amnistía es inaceptable.
Los medios de prensa ya saborean la posibilidad de ver una pelea interna entre los dos bandos del Partido Republicano. Pelea que ya comienza y que durará por lo menos hasta el 4 de Julio en el senado y después volverá a presentarse en la Cámara de Representantes. Pasar una ley bajo estas condiciones, repito, no va a ser fácil.
Los optimistas creen que pueden pasar el proyecto de ley en el senado con 70 votos, lo cual forzaría a los representantes a moderar su posición. A pesar de ser uno de sus autores, Rubio duda que la ley pueda siquiera llegar tener 60 votos en el senado, lo necesario para impedir que los recalcitrantes impidan el proceso. Eso sería una triste muerte para este proyecto.
Pero aún si fuese aprobada el proyecto de ley, tal como está presentado hoy, los indocumentados van a tener que hacer tantas cosas, pagar tanto dinero y esperar tantos años para poder legalizarse que no van a darle las gracias a los republicanos. Los conservadores dentro del partido imponen condiciones y estas perjudican a los indocumentados. El voto hispano no va a darles el pláceme a los republicanos. La ley, tal cual se plantea hoy es muy dura con ellos y los candidatos republicanos son quienes seguirán pagando los platos rotos.
Y todo esto es con el actual proyecto de ley. Hay enmiendas que van a dificultar el proceso de legalización para los hispanos. A medida que endurezcan la ley el rechazo de los hispanos al Partido Republicano y a sus candidatos va a ser mayor.
Hasta ahora hay pocos republicanos que defienden el hacerle el proceso más fácil a los indocumentados. Los líderes del senado y la cámara entienden bien lo que tienen que hacer. Pero tienen un grupo fuerte y grande de miembros negados a facilitar el proceso. Ellos no entienden que pueden empezar a pagar el precio de su rechazo en las elecciones parciales de año que viene.
Para los periodistas el proceso va a dar mucho que comentar. Me temo, sin embargo, que no voy a estar entre los cuales disfrutaran el desarrollo y final de este asunto.