Varios países de América Latina sostienen relaciones muy próximas con la teocracia iraní, ignorando voluntariamente que aliarse con un depredador es igual que poner la cabeza entre las fauces de un lobo, aunque es justo reconocer, que los compañeros de Teherán en el hemisferio: Venezuela, Cuba y Nicaragua, distan muchos de ser vegetarianos.
Algunos afirman que Irán posiblemente sea mejor como enemigo que como aliado. Los pésimos antecedentes de ese régimen en lo que respecta a derechos humanos y sus actividades relacionadas con el terrorismo, lastiman notablemente el prestigio del cualquier estado que decida convertirse en su compañero de ruta.
Un país que viola de forma sistemática y permanentemente los derechos de sus ciudadanos no puede ser un buen aliado.
Teherán tiene instrumentada una política de cero tolerancia contra quienes difieren del pensamiento oficial, además de reprimir brutalmente a quienes tienen una conducta social que las autoridades consideran contrarias a sus valores.
Cuba fue una de las primeras naciones del continente en establecer relaciones con el régimen de los Ayatolá. Fidel Castro forjó estrechos vínculos con los líderes iraníes, Ruhollah Jomeini, el fundador de la teocracia, y su sucesor, 1989, Alí Jamenei, quien todavía es el amo de un país que ha mostrado frecuentemente estar harto de sus caudillos.
Castro fue también el principal instigador y facilitador para que otros caciques latinoamericanos establecieran relaciones con Teherán. Razón por la cual cuando Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa, llegaron al gobierno, forjaron alianzas con un régimen en el que todos se veían reflejados. Posteriormente cuando se constituyó en el hemisferio, la Alianza Bolivariana de las Américas, ALBA, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador se convirtieron también en parte del mecanismo que favorece el incremento de la influencia de Irán en la región.
Una de las características esenciales de los ayatola es su afición a la violencia. Cierto que la primera víctima de esta práctica es su propio pueblo, pero también la extienden a cualquier rincón del mundo que pueda serle conveniente, con ese fin han favorecido una serie de franquicias del terror como Hezbolá y Hamas, entre otras, que cumplen diversas misiones en el continente americano y en el resto del mundo como se aprecia en sus ataques a Israel.
Irán y sus aliados son enemigos naturales de la libertad y la democracia.
Hay que tener presente que militantes de la principal franquicia terrorista iraní, Hezbolá, están sindicados de estar involucrados en el atentado con coche bomba del 18 de julio de 1994 contra la sede de la mutual judía en Buenos Aires. El atentado terrorista causó 85 muertes y ocurrió solo dos años después de una bomba contra la embajada de Israel, también en Argentina, que mató a29 personas. Han sido dos de las acciones más sangrientas realizadas por terroristas en el hemisferio, solo comparables con las de FARC y el ELN de Colombia.
Hezbolá tiene una fuerte presencia en la denominada Triple Frontera, Brasil, Paraguay y Argentina. En esa región la delincuencia organizada ejerce el control sobre numerosas actividades ilegales, particularmente el narcotráfico, una de las industrias clandestinas en las que tiene mayor presencia el principal instrumento no gubernamental de Irán en la región.
En esa zona se ha encontrado propaganda que promueve el terrorismo islámico y según un informe en la Triple Frontera radica el centro de financiamiento más importante de los terroristas fuera de Medio Oriente.
Sin embargo es Venezuela el país del hemisferio que aparentemente tiene las relaciones más estrechas con Irán.
Tareck el Aissami, ex vicepresidente y actual ministro de Industrias y Producción Nacional venezolano ha sido denunciado, al igual que otros funcionarios de ese país, de entregar pasaportes a militantes de Hezbolá para que le sea más seguro cumplir las misiones asignadas.
El presidente de Colombia, Ivan Duque, en la III Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo denunció: “Hemos visto la presencia de células de Hezbolá en países como Venezuela, con la anuencia y la connivencia de la dictadura de Nicolás Maduro”.
Un trabajo en las redes que en su título advierte que Irán en el continente implica peligros para Estados Unidos, esta errado en la opinión de este articulista, porque son los países que se vinculan a Teherán los que corren el mayor peligro.
Gobiernos como los de Irán, Cuba y Venezuela solo son capaces de exportar opresión y enseñar a los verdugos de turnos a ser más eficientes con la guillotina.