Montémonos en la máquina del tiempo. Hacia adelante, claro. Ya Raúl Castro dejó el trono. Su hijo Alejandro fue enjuiciado por abuso de poder, enriquecimiento ilícito y violación de los Derechos Humanos.
Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, el 'Martin Borman' criollo, huyó con una caja de caudales. Está fichado por la Interpol, que ofrece una alta suma por información fiable acerca de su paradero.
Antonio Castro tuvo más suerte. Mujeriego y vacilador, se robó un par de millones y se los gastó en paraísos turísticos del Viejo Continente. Pero al final se comprobó que había ayudado a peloteros cubanos a escapar de la isla y eso lo libró de la cárcel.
Han pasado dos años de la muerte de Fidel Castro, el 6 de enero de 2017. Su cuerpo embalsamado se sacó del Monumento de José Martí en la Plaza (que ya no se llama de la Revolución, si no Cívica) y se enterró en Birán. Como lo malo se olvida pronto, la gente no lo menciona. Tampoco a su hermano de 88 años.
Las vacas han engordado y los campesinos pueden vender libremente la leche. Los cubanos desayunan café con leche y pan con mantequilla y ya no tienen necesidad de soñar con un bistec de res y una ración de papas fritas.
Los ministerios de Educación y Cultura se unieron y al frente nombraron a Lis Cuesta, esposa de Miguel Díaz-Canel. Por su experiencia en viajes, a Yoani Sánchez le propusieron dirigir el ministerio de Turismo y lo rechazó. Laritza Diversent sí aceptó organizar tribunales independientes. Mientras, Manuel Cuesta Morúa se prepara para postularse como candidato a presidente de la república en las elecciones de 2022. Quiere ser el Obama criollo.
La oposición es legal y no recibe golpizas. La encabezan Antonio Rodiles, Berta Soler y Ángel Moya, quienes apuestan por el respeto íntegro de los Derechos Humanos y las libertades sin medias tintas. Única manera, dicen, de eliminar definitivamente el neocastrismo, que sigue siendo dueño del 90% de los negocios en el país.
En aguas semiturbulentas transcurre la vida nacional. Además de la libreta de abastecimiento, se eliminó la doble moneda. Internet llegó a todos los hogares y Wi-Fi es gratuito en los cibercafés.
Diario de Cuba y On Cuba Magazine compiten por conquistar usuarios online. Varela prepara una exposición humorística en la galería Acacia, a un costado del Capitolio, e Iván Cañas una muestra fotográfica en Bellas Artes. En los estanquillos es posible comprar El País, El Mundo, ABC, El Nuevo Herald, Diario de Las Américas, The New York Times, The Washintong Post, Folha de S. Paulo o la revista Veja, entre otras publicaciones extranjeras.
Desde sus respectivas atalayas, en Madrid, París y Miami, Raúl Rivero, Zoé Valdés y Carlos Alberto Montaner observan el panorama isleño y están pensando si presentan o no sus libros en la Feria Internacional de La Habana, ahora celebrada en quioscos montados a lo largo del Paseo del Prado.
Al Karl Marx le pusieron Teatro Miramar. Luego de una gran remodelación, acogerá algunos de los espectáculos programados por el 500 aniversario de la fundación de La Habana, el 16 de noviembre de 2019. Uno de ellos es un concierto con voces femeninas de varios países: Xiomara Laugart, Argelia Fragoso, Vania Borges y Haila Mompié (Cuba); Julieta Venegas y Natalia Lafourcade (México); Mala Rodríguez y Rozalén (España); La India (Puerto Rico); Shakira (Colombia); Elida Almeida (Cabo Verde); María Rita (Brasil); Alizée (Francia); Alanis Morissette (Canadá); Emeli Sandé (Reino Unido) y Alicia Keys (Estados Unidos).
La temporada de béisbol 2019-2020 sufrió un cambio de 180 grados. En verano habrá un torneo de 90 juegos con la participación de 16 equipos: Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Industriales, Isla de la Juventud, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo (se eliminaron dos equipos, Habana y Metropolitanos).
En invierno se jugará la premier, con ocho novenas, las cuatro de toda la vida (Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao), y cuatro adiciones: Vegueros, Azucareros, Ganaderos y Avispas. En la premier podrán jugar cubanos que se desempeñan en diferentes circuitos de la MLB, el Caribe y Asia, excepto las estrellas de Grandes Ligas. También, peloteros dominicanos, venezolanos, puertorriqueños y estadounidenses. La novedad es que en el torneo de apertura se han contratado 12 peloteros de Japón, Corea del Sur y China Taipéi.
Todos los estadios provinciales fueron remozados. Los fanáticos impidieron que el propietario de los rojos del Habana demoliera el Latino y, al este de la capital, pretendiera construir, lo que sería el "estadio de béisbol más moderno del mundo". El viejo estadio del Cerro luce sus mejores galas: pizarra de última generación, pantallas gigantes y el público puede tomar café puro (el mezclado con chícharos dejó de producirse).
Pito Abreu y Yasiel Puig tienen un guirigay armado con los dueños de sus clubes porque no los dejan jugar por Cienfuegos, el equipo de su provincia natal. Alegando fatiga extrema, los astros del Big Show deben ver los partidos desde las gradas.
60 años después de que el barbudo llegara al poder a punta de fusil, el béisbol cubano volvió a formar parte del circuito de la MLB. Los clubes de Grandes Ligas hacen sus pretemporadas en Cuba, como siempre hicieron antes de 1959.
Diferentes organizaciones de las 'Mayores' recuperaron terrenos perdidos y decenas de academias a lo largo y ancho de la isla. Los adolescentes y jóvenes se apearon de la nube futbolera y han vuelto a jugar pelota en la manigua o en las esquinas. Se dieron cuenta que se gana más como pelotero que como futbolista.
El 10 de octubre, día inaugural de la temporada, Roberto González Echevarría, con una desteñida gorra del Habana conservada durante seis décadas, bateará la primera bola, lanzada por el reformista Miguel Díaz-Canel, primer presidente electo en las urnas desde 1948. Después, el árbitro dará la voz de ¡A jugar!
Este artículo de Iván García fue publicado originalmente en el portal Desde La Habana.