Dirigentes de la comunidad judía cubana visitaron al contratista norteamericano, Alan Gross, preso en Cuba desde hace cuatro años y centro de una disputa con Estados Unidos.
Gross "encendió las 8 velas de Janucá, e hizo la bendición. No faltaron las tradicionales golosinas de la festividad, tales como latkes y moneditas de chocolate (januca gelt)", expresó una nota difundida el viernes por Adela Dworin, presidenta del Patronato de la Comunidad Hebrea de Cuba.
El encuentro de Gross con Dworin y el vicepresidente de la asociación David Prinstein se produjo el jueves en el Hospital Carlos J Finlay, donde el estadounidense se encuentra recluido.
En ocasiones anteriores Gross también recibió la visita de su comunidad religiosa para las festividades. La última vez antes de la presente fue en septiembre.
La conversación se desarrolló por dos horas y entre los asuntos tocados estuvo la solicitud de la esposa de Gross, Judy, para que el presidente Barack Obama gestione su liberación, expresó la nota de Dworin.
El propio Gross envió una carta a Obama rogándole no ser abandonado. Gross fue condenado a 15 años de cárcel luego de que el estadounidense realizara varios viajes a la isla intentando montar de manera encubierta una red con equipos satelitales de uso restringidos por las autoridades cubanas.
El hombre era contratista y trabajaba en programas para la estadounidense Agencia para el Desarrollo Internacional, que la isla denunció reiteradamente como intentos del gobierno de Estados Unidos por socavar al gobierno cubano.
Este caso se convirtió en un foco de tensión entre Cuba y Estados Unidos, que no tienen relaciones desde hace cinco décadas como parte de las presiones norteamericanas para lograr un cambio de sistema en la nación caribeña.
Las autoridades cubanas dijeron el martes que si Washington espera obtener la libertad de Gross debe contribuir con un gesto humanitario, liberando a cuatro de cinco agentes presos en Estados Unidos desde la década de los 90.
Según la nota difundida por Dworin el viernes indicó que habían visto "de mejor ánimo" y "más repuesto físicamente", a Gross, quien en los últimos años perdió peso ostensiblemente. "Nos comentó que la alimentación era buena y que hacia ejercicios de barra a diario", agregó la directiva de la comunidad judía.
Gross "encendió las 8 velas de Janucá, e hizo la bendición. No faltaron las tradicionales golosinas de la festividad, tales como latkes y moneditas de chocolate (januca gelt)", expresó una nota difundida el viernes por Adela Dworin, presidenta del Patronato de la Comunidad Hebrea de Cuba.
El encuentro de Gross con Dworin y el vicepresidente de la asociación David Prinstein se produjo el jueves en el Hospital Carlos J Finlay, donde el estadounidense se encuentra recluido.
En ocasiones anteriores Gross también recibió la visita de su comunidad religiosa para las festividades. La última vez antes de la presente fue en septiembre.
La conversación se desarrolló por dos horas y entre los asuntos tocados estuvo la solicitud de la esposa de Gross, Judy, para que el presidente Barack Obama gestione su liberación, expresó la nota de Dworin.
El propio Gross envió una carta a Obama rogándole no ser abandonado. Gross fue condenado a 15 años de cárcel luego de que el estadounidense realizara varios viajes a la isla intentando montar de manera encubierta una red con equipos satelitales de uso restringidos por las autoridades cubanas.
El hombre era contratista y trabajaba en programas para la estadounidense Agencia para el Desarrollo Internacional, que la isla denunció reiteradamente como intentos del gobierno de Estados Unidos por socavar al gobierno cubano.
Este caso se convirtió en un foco de tensión entre Cuba y Estados Unidos, que no tienen relaciones desde hace cinco décadas como parte de las presiones norteamericanas para lograr un cambio de sistema en la nación caribeña.
Las autoridades cubanas dijeron el martes que si Washington espera obtener la libertad de Gross debe contribuir con un gesto humanitario, liberando a cuatro de cinco agentes presos en Estados Unidos desde la década de los 90.
Según la nota difundida por Dworin el viernes indicó que habían visto "de mejor ánimo" y "más repuesto físicamente", a Gross, quien en los últimos años perdió peso ostensiblemente. "Nos comentó que la alimentación era buena y que hacia ejercicios de barra a diario", agregó la directiva de la comunidad judía.