No comparecerá como hija de rey, sino como hermana del soberano de España. La Infanta Cristina ya tiene fecha para sentarse en el banquillo de los acusados como presunta cooperadora en delitos fiscales. Se sentará allí justo después del Día de Reyes, el 11 de enero.
Luego de estar imputada y suspenderse su imputación, por no llegar a un acuerdo el fiscal que lleva el caso –Pedro Horrach- y el juez -José Castro-, ahora sí veremos a la Infanta en tan delicada situación. A todas luces, era de esperar que supiera al menos lo que hacía su marido con la Fundación Nóos y que obtenía dudosas subvenciones de los gobiernos autonómicos de Baleares y el valenciano.
Siempre se dijo, popularmente, que Cristina no llegaría a sentarse en el banquillo, porque esa situación pondría más en crisis el país, más de lo que llegó a estar un par de años atrás, y que, en fin, la realeza es la realeza. Pero ahora se demuestra que una entidad no estatal –en este caso una conocida como Manos Limpias- puede llegar lejos si sabe utilizar bien los canales de la democracia.
El periódico El País informa en portada la fijación de una fecha para lo que algunos llaman “El juicio de la década”. Se celebrará no en la audiencia de Palma de Mallorca donde correspondería, sino en un aula de la Escuela Balear de Administración Pública, para garantizar un aforo mayor. Serán 18 los acusados, cuyos nombres más sobresalientes, por su peso específico, son los de Cristina de Borbón, Iñaki Urdangarin (cuñado del actual rey y yerno del anterior) y Jaume Matas, expresidente de Baleares, que ya estuvo en la cárcel precisamente por corrupción.
Cristina es un personaje de la nobleza muy querido. Su presencia en Barcelona como empleada de La Caixa –entidad financiera privada- garantizaba un nexo estratégico entre la gran urbe catalana y el Palacio de La Zarzuela. En Cataluña mayormente no son muy monárquicos, pero se hablaba de la Infanta como una mujer discreta, trabajadora y sencilla a la vez, aunque todos sabían que su palacete en Pedralbes, el barrio “pijo” por excelencia de la ciudad, no cuesta cuatro duros.
Su boda en la catedral de la ciudad modernista, en 1997, fue interés de medios internacionales. Digamos que le ofreció a Barcelona un segundo impulso después de las Olimpíadas del 92. Todo iba muy bien hasta que en 2011 el juez Castro, investigando un caso de corrupción en Mallorca, dio con un archivo misterioso del Instituto Nóos, que dirigía el duque de Palma y marido de Cristina. Y tiró del cordel.
Ya se habían mudado a Washington por recomendación de la Casa Real, pero de la capital estadounidense la pareja tuvo que volver por reclamo de los tribunales.
En España, país dado a las apuestas, se hicieron cábalas por la imputación de Cristina. Que Urdangarin fuera acusado de corrupción ya era demasiado para la Casa Real (Dice El País que Urdangarín y su socio Diego Torres recibieron seis millones de euros “sucios”. Nóos cerró acuerdos de patrocinio y convenios de colaboración para celebrar eventos y campañas con las comunidades autónomas de Baleares y la Comunidad Valenciana y también con la Comunidad de Madrid).
En realidad, casi nadie apostó por que Cristina fuera acusada.
El todavía joven rey Felipe, heredero de la Corona tras la abdicación de su padre Don Juan Carlos, tendrá que sobrellevar el juicio a su hermana como una de las mayores pruebas de la vida, en tiempos en que su país se enfrenta todavía a una grave crisis económica, a la llegada de miles de refugiados sirios y a la posible escisión de Cataluña, precisamente la región preferida de Cristina de Borbón.
La defensa de uno de los acusados lo había solicitado a él y a su anciano padre como testigos, pero la ley lo prohíbe, de manera que Felipe Y Don Juan Carlos no están en la lista de 363 testigos.
Sobre quien hace la acusación, Manos Limpias, Wikipedia reseña:
“El Colectivo de Funcionarios Públicos Manos Limpias, conocido popularmente como Sindicato Manos Limpias o simplemente, Manos Limpias, es una asociación española fundada en 1995 como organización de representación de empleados de la función pública. Su relevancia en España no se debe tanto a sus acciones sindicales como a las abundantes denuncias presentadas sobre temas variados que afectan a la política municipal y nacional”.
El diario El País, no obstante, lo señala como un “pseudo sindicato ultra”. (Le faltó señalar que de derecha).
A partir de ahora comenzarán las apuestas de si “culpable” o “inocente”, pero todavía falta para el veredicto. El juicio podría extenderse hasta siete meses.