No se firmará acuerdo entre Ucrania y la UE. El camino a Europa tomó una nueva vía -de Kiev a Moscú, para ir a Bruselas-. Alegan en Kiev razones de seguridad nacional, necesidad de desarrollar relaciones con Rusia y otras naciones de la ex URSS.
En Vilna, capital de Lituania, donde se celebra el 28-29 de noviembre la Cumbre de la Asociación Oriental, se firmaría el acuerdo de asociación y libre comercio de la UE con Ucrania.
Kiev afirma que unas “renovadas relaciones” con Rusia traerán a los ucranianos miles de millones de dólares y un mercado seguro a sus productos. Obvia que Rusia prohibió en varias ocasiones la importación de productos ucranianos, desde chocolate hasta quesos.
La prensa rusa destaca que sin sólidas garantías del Kremlin, el presidente de Ucrania, Victor Yanukovich, no hubiera puesto freno a la integración con Europa.
Desde agosto, el premier ucraniano Mikola Azarov se reunió en cuatro ocasiones con su colega ruso, Dimitri Medvedev. El último encuentro fue el miércoles pasado, horas antes de la salida ucraniana de las negociaciones.
Putin se encargó, horas antes del anuncio, de lanzar la idea de una “troika” compuesta por Ucrania, Rusia y UE sobre comercio. Sin Ucrania la influencia de Moscú en la zona se debilita. Y el ejemplo de una sociedad vecina con estándares democráticos afecta el statu quo del Kremlin.
La oposición ucraniana amenaza con protestas para el 24 de noviembre. La Rada (legislativo) no logró en seis ocasiones aprobar una ley que permitiera el tratamiento médico de la expremier y líder opositora Yulia Timoshenko en Alemania. Un pedido de los europeos a Kiev para normalizar las relaciones.
En Bruselas la reacción fue rápida. De Kiev se fueron los dos emisarios de la UE y se canceló el viaje a Ucrania del Comisario de Política de Vecindad.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, dijo estar decepcionada y los eurodiputados condenaron la presión rusa.
El canciller británico William Hague declaró que los ucranianos perdieron una oportunidad; pero su colega sueco, Carl Bildt no fue tan diplomático al decir que Ucrania había doblado la cervical.
En Vilna, capital de Lituania, donde se celebra el 28-29 de noviembre la Cumbre de la Asociación Oriental, se firmaría el acuerdo de asociación y libre comercio de la UE con Ucrania.
Kiev afirma que unas “renovadas relaciones” con Rusia traerán a los ucranianos miles de millones de dólares y un mercado seguro a sus productos. Obvia que Rusia prohibió en varias ocasiones la importación de productos ucranianos, desde chocolate hasta quesos.
La prensa rusa destaca que sin sólidas garantías del Kremlin, el presidente de Ucrania, Victor Yanukovich, no hubiera puesto freno a la integración con Europa.
Desde agosto, el premier ucraniano Mikola Azarov se reunió en cuatro ocasiones con su colega ruso, Dimitri Medvedev. El último encuentro fue el miércoles pasado, horas antes de la salida ucraniana de las negociaciones.
Putin se encargó, horas antes del anuncio, de lanzar la idea de una “troika” compuesta por Ucrania, Rusia y UE sobre comercio. Sin Ucrania la influencia de Moscú en la zona se debilita. Y el ejemplo de una sociedad vecina con estándares democráticos afecta el statu quo del Kremlin.
La oposición ucraniana amenaza con protestas para el 24 de noviembre. La Rada (legislativo) no logró en seis ocasiones aprobar una ley que permitiera el tratamiento médico de la expremier y líder opositora Yulia Timoshenko en Alemania. Un pedido de los europeos a Kiev para normalizar las relaciones.
En Bruselas la reacción fue rápida. De Kiev se fueron los dos emisarios de la UE y se canceló el viaje a Ucrania del Comisario de Política de Vecindad.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, dijo estar decepcionada y los eurodiputados condenaron la presión rusa.
El canciller británico William Hague declaró que los ucranianos perdieron una oportunidad; pero su colega sueco, Carl Bildt no fue tan diplomático al decir que Ucrania había doblado la cervical.