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Hospicio "La Edad de Oro" pide ayuda a gritos en La Habana


Carencias y desesperanza afectan a discapacitados en la Habana.
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Carencias y desesperanza afectan a discapacitados en La Habana.

El asilo de la Calzada del Cerro con más de 200 internos, incluyendo niños, necesita con urgencia empleados.

El centro para discapacitados psíquicos y físicos La Edad de Oro, de la capital cubana, está colapsado. Fundamentalmente, lo que más golpea allí es la falta de personal paramédico que ayude a realizar labores de manipulación de internos: Cargarlos en peso, lavarlos, asistirlos a toda hora.

Aunque la carencia de material sanitario como pañales desechables y otros productos de limpieza conspira muy negativamente, es la falta de personal lo más preocupante. Así lo manifestó un empleado que habló con Martí Noticias y no quiso ser identificado por temor a represalias.

El Centro Médico Psicopedagógico No. 5, La Edad de Oro, está en Calzada del Cerro No. 1352 esquina a Saravia, y mal funciona bajo la administración del Ministerio de Salud Pública.

Las monjas de la orden de Las Hijas de la Caridad, que ya suman 101 años de permanencia en la beneficencia, llevan el peso de la institución que alberga a más de 200 internos, incluyendo niños, pacientes con encefalopatías profundas, personas parapléjicas y tetrapléjicas a quienes se les tiene allí por humanidad, pero con muy pocas posibilidades de disfrutar una calidad de vida medianamente correcta.

"La mayoría de los internos están visiblemente desnutridos. A lo largo de los años hemos visto fallecer a muchos, como es natural, pero el 2014 fue particularmente aciago. Alrededor de 20 internos murieron por causas diferentes, un alarmante 9.5% del total de los pacientes de la institución", recuerda la fuente.

Actualmente las monjas no dan abasto, mucho menos ahora que trasladaron a una veintena de niñas procedentes desde otra institución similar del municipio Playa, que cerró sus puertas.

Quienes hacen el trabajo de "cargadores" son ex convictos, personas en prisión domiciliaria o con problemas de conducta, a los que les cuesta conseguir empleo en otros sitios y hacen este trabajo por menos de 1 CUC (poco más de un dólar) al día.

"La administración de este hogar siempre está necesitando personal, pero solamente una vez he visto un letrero en la puerta ofreciendo empleo y lo quitaron misteriosamente pocas horas después de haberlo puesto. De cualquier modo, es difícil encontrar quien quiera trabajar haciendo una labor tan compleja y tan mal remunerada", aseguró la fuente.

Recientemente, el diario capitalino Tribuna de La Habana publicó entre sus clasificados una oferta de trabajo para Asistentes de Servicio de Enfermería, con salario 490.00 pesos cubanos, unos $24 CUC, que incluye un curso de habilitación. También, según el anuncio, necesitan un Técnico de Informática y un Técnico de Estadística de Salud a quienes pagarían 655.00 pesos, unos $32 CUC.

Pero lo que más se necesita allí no es personal administrativo, sino paramédico, aclaró la fuente.

Martí Noticias se puso en contacto telefónico con la institución y constató que el anuncio del periódico está vigente, pero solo para Asistentes de Servicio de Enfermería.

Una paciente de La Edad de Oro.
Una paciente de La Edad de Oro.

Por mucho que las monjitas quieren mantener la limpieza y armonía, resulta imposible. Se han quejado al director de la institución, Jorge Luis Pérez Fleitas, pero no mejoran las condiciones ni refuerzan el personal, explica el entrevistado para este reportaje, quien además proporcionó fotos y videos. En una de las fotografías se observa a una mujer obesa, completamente desnuda, encerrada en una especie de jaula de hierro.

Martí Noticias entrevistó a un familiar de uno de los pacientes quien, al igual que el empleado, asegura que lo peor no es el mal estado estructural sino la ausencia de personal para atender a los recluidos, muchos de ellos abandonados por sus familiares.

El equipo básico de empleados para cada sala, en las que varía el número de pacientes, por lo general hacinados, está integrado por asistentes de pacientes, cargadores y una enfermera. Sin embargo, nunca está completo, explica la fuente que ofreció otros detalles del funcionamiento de la institución.

Un paciente de La Edad de Oro
Un paciente de La Edad de Oro

Una sola asistente debe trabajar muchas veces turnos dobles, en los que debe atender a más de 30 discapacitados severos; bañarlos, vestirlos y darles de comer. La asistente es ayudada a su vez por el "cargador" que mueve a los pacientes de sus camas a las sillas de ruedas, y viceversa, pero estos asistentes-cargadores tampoco dan abasto, dijo el familiar.

Además, aseguró que el mal olor impera en todas las salas porque muchas veces los pacientes pasan horas sin que nadie los lleve al baño y porque son insuficientes los empleados de limpieza.

Un traslado muy lento

En 2008, El Vaticano destinó a La Edad de Oro las ofrendas de los fieles, depositadas durante una misa de Jueves Santo, en la basílica romana de San Juan de Letrán que fue presidida por el papa Benedicto XVI.

Con la donación de la Santa Sede, que se volvió sistemática, así como con un aporte de la Conferencia Episcopal Italiana, se está construyendo otro inmueble en la calle Primelles y Final, Reparto Casino Deportivo, barrio Los Inocentes, municipio Cerro. Sin embargo, la nueva sede está demorando demasiado. Incluso no le ha sido asignado número en la parcela porque aún no han comenzado las obras grandes, comenta el familiar entrevistado por Martí Noticias.

Hoy, el antiguo edificio sigue deteriorándose. No cuenta con un ascensor para el traslado de los enfermos. Todo el esfuerzo debe hacerse a pulso. No son pocas las voces que han solicitado al Gobierno que deje la administración en manos de la orden religiosa, pero la idea no ha prosperado.

Quien ha estado allí, asegura que da impotencia el panorama desolador y maloliente. Solo hay que tener dentro un hermano, un hijo o cualquier ser querido para resignarse y poder controlar el sufrimiento. Los gritos de los enfermos, aseguran, no son nada comparados con el desamparo institucional. "Suerte de tener a esas monjas", afirman.

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    Jorge Ignacio Pérez

    Nació en La Habana en 1965. Luego de ser tanquista en el servicio militar obligatorio, se graduó en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana, en 1992. Trabajó como redactor y fotógrafo de prensa, columnista de teatro y editor en varias publicaciones de la isla. En 2001 se exilió en Barcelona, hasta el año 2012 en que se afincó en Miami, donde reside actualmente. Fue editor del portal on line de asuntos cubanos Cubanet.org. Desde 2007 lleva el blog personal Segunda Naturaleza. Además del libro de memorias Historias de depiladoras y batidoras americanas (Neo Club Press Ediciones, 2014), tiene otro inédito titulado Pasajeros en tránsito.

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