“Corre, que están poniendo el agua y hay que llenar los tanques antes de que la quiten”, vociferó una vecina a otra, en un edificio familiar de Alamar, en La Habana.
Las constantes fallas en el servicio de agua potable es un añejo y complicado problema que enfrenta Aguas de La Habana (AH) y que afecta cotidianamente a la población de la capital cubana.
La empresa AH, por segunda ocasión en lo que va de año, informó sobre la realización de reparaciones en las conductoras que alimentan las fuentes de abasto de agua a la ciudad.
“Ahora están reparando la fuente de abasto El Gato, pero los problemas en Cosculluela y Ariguanabo también seguirán apareciendo. Estas plantas de bombeo son antiguas sus conexiones de gran envergadura son viejas. Las constantes reparaciones no son la mejor solución. Hay que modernizar estas plantas”, aseveró un funcionario de AH bajo estricto anonimato.
En mayo del 2017 averías de gran intensidad en la Cuenca Sur de La Habana, desembocaron en fallas de agua potable en toda la ciudad por más de 15 días, a las que no escaparon centros de salud, hoteles y zonas de residencia de la nomenclatura del gobierno.
“Estamos poniendo nuevas acometidas por ahora en zonas céntricas y residenciales. Los conductos existentes tienen hasta 90 años de explotación, pero es mucho lo que nos queda por hacer”, explicó Joaquín Bringas, operario de AH.
Uno de los problemas más comentados por los trabajadores de Aguas de La Habana es la gran cantidad de salideros en las calles.
Actualmente AH busca restituir viejos conductos y tuberías hacia los hogares y terminar con "miles de salideros que derraman cerca del 50 por ciento del agua que se bombeada para la ciudad", según comentó un trabajador de la empresa.
La empresa Aguas de La Habana fue unida a Acueductos y Alcantarillado (aguas negras), lo que aumentó la carga de trabajo para la compañía.
“Las dos empresas unidas hacen más engorroso el trabajo, ahora tenemos que lidiar con las brigadas de salideros albañales para repartir fuerzas y medios”, declaró otro trabajador de la empresa.
Los innumerables salideros de agua potable y de aguas negras corren como ríos por diferentes barrios. El abasto del preciado líquido a las viviendas continúa siendo un grave problema en La Habana, donde los horarios y días de bombeo varían según la zona y la estación del año. Prácticamente la totalidad de los municipios de la periferia, reciben agua en días alternos (uno sí y otro no) y en horarios programados desde hace más de 5 años.
No sólo en capital, a lo largo y ancho de la isla todas las viviendas tienen algún tipo de depósito para acumular agua, pues la escasez es algo habitual. La venta de tanques para depósito de agua por parte del Estado en los rastros, es inestable e insuficiente, y los precios en la bolsa negra son demasiado altos para el cubano promedio.
Un tanque de metal de 45 galones de agua cuesta 8 dólares en un rastro estatal, mientras que los tanques de fibrocemento hechos clandestinamente cuestan desde 50 hasta 120 dólares, según su capacidad de almacenamiento.
Los tanques plásticos, que son los más codiciados, tienen un valor aproximado de 180 dólares, con una capacidad de 200 galones.
La problemática del agua potable persistirá y pudiera agravarse mucho más ya que se entra en la época de verano donde generalmente impera la sequía, lo que hará sufrir a los mantos freáticos y que bajen los embalses del vital líquido.