Se cumplieron 100 años del hecho más calamitoso y triste en la historia de la humanidad, la revolución rusa de octubre y la afirmación de uno de los regímenes más criminales en la historia de la humanidad, el comunista. Este sietema, comparte rangos de criminalidad con el régimen nazista alemán, ambos inspirados en las elucubraciones de Karl Marx y Federico Engels.
Tal revolución, encabezada por connotados criminales como Vladimir Ilich Ulianov, alias Lenin, Félix Edmundovich Dzhersinski y Iosif Stalin, entre otros. Luego de asesinar a la familia imperial rusa Romanov, familia asesinada junto con niños, mascotas, criados, etc., dieron paso a inolvidables crímenes contra la humanidad, solo igualados y en parte superados por el nazismo germano, que encabezó otro socialista, Adolf Hitler. Así, la revolución rusa de octubre, dio inicio a una de las más grotescas pesadillas que ha conocido la humanidad.
Originalmente se trató del derribo de una Monarquía constitucional con poderes absolutos, para luego instaurar un Estado socialista con idénticos poderes absolutos dirigidos desde la autoridad omnímoda y personal del archi criminal Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, antes mencionado.
Aquel asesino (Lenin) se caracterizó por el extremismo de sus posiciones, la ferocidad y crueldad extrema con sus adversarios y por su intransigencia feroz frente a las disensiones. Lenin polarizaba las reacciones hacia él. Estas, solo podían ser de rechazo total o de adoración extrema. Era absolutamente intolerante con cualquier oposición, que solía considerar no solo errónea, sino malévola.
Se rodeó de criminales semejantes a él y con estos fraguó aquel desastre para la humanidad y el pueblo ruso conocida como ‘Revolución de Octubre’. Entre estos, se contó a Feliks Edmúndovich Dzerzhinski, nacido cerca de Vilna en el distrito polaco de Oshmiansk, entonces parte del Imperio ruso el 11 de septiembre de 1877 y traidor a Polonia, a Rusia y a la humanidad. Este connotado criminal dirigió en su momento la policía secreta bolchevique, la Checa o Comisión Extraordinaria), agencia conocida por combatir a luchadores por la libertad en aquellos momentos, durante el llamado Terror Rojo y la Guerra Civil generada por la revolución rusa de octubre.
Muchos de sus subordinados fueron asesinos, ladrones o estafadores, no le importaba. Dirigido por Lenin llegó a decir: “Se ha de inculcar en todos los ciudadanos la sensación de que pueden ser detenidos y fusilados en cualquier momento y por cualquier motivo”, el carácter revolucionario de tal planteamiento, es innegable.
Para tales fines Dzerzhinski no ocultaba que los fusilamientos extra judiciales de la Checa no dependían en todos los casos o realmente de crímenes auténticos contra el gobierno bolchevique, sino de las filiaciones políticas del acusado, sus actitudes y pronunciamientos antes o durante la Revolución. También pesaba su clase social, si eran burgueses o aristócratas estaban de seguro condenados a muerte.
Otro connotado archicriminal emergido de tanta desgracia lo fue, Iósif Vissariónovich Dzhugashvili más conocido como Iósif Stalin o simplemente como Stalin. Además de los crímenes cometidos a partir de deportaciones, campos de concentración (gulags) y otras perversidades, Stalin firmó un pacto de no agresión con la Alemania nazi para repartirse con esta, esferas de influencia en Europa oriental. Este pacto permitió que la Unión Soviética retomase algunos de los antiguos territorios del Imperio ruso con la invasión soviética de Polonia de 1939, la Guerra de Invierno en Finlandia, y la ocupación de las Repúblicas bálticas, de Besarabia y de Bucovina del Norte durante la Segunda Guerra Mundial.
La oprobiosa y criminal revolución de octubre, inauguró el totalitarismo en el siglo XX. Este nació, bendecido por las elucubraciones de Karl Marx y Federico Engels, en armonía como estas fueren interpretadas por sus muchos seguidores. Entre ellos, socialistas tales como Adolf Hitler, Benito Mussolini, Lenin, Stalin, Fidel Castro, Mao Zedong o los corruptos seguidores y promotores del socialismo del siglo XXI en nuestros días.
La revolución rusa de octubre de 1917, marca la más luctuosa fecha de la historia reciente.
(Publicado inicialmente en Primavera Digital)
