El diario argentino La Nación dice en un editorial que la nueva Ley de Inversón Extranjera en Cuba encuentra al pueblo de la isla con un nivel de vida "apenas algo superior al de Haití" tras medio siglo de caprichoso colectivismo.
La legislación, "aprobada unánimemente --como todo--" está llena de incentivos dirigidos a compensar aspectos "que espantan a muchos de quienes consideran invertir en la isla", como el Gobierno "absolutamente autoritario, que no respeta las libertades de sus ciudadanos, y el incumplimiento de promesas como la de pagar la deuda que Cuba mantiene con la Argentina y otros países.
El editorial menciona entre los incentivos el impuesto de apenas 15% sobre las ganancias y la exención tributaria sobre la mano de obra.
En la otra columna, subraya que las personas físicas no pueden calificar como inversores extranjeros y la contratación de personal deberá hacerse a través del Estado. La Nación considera insólito esto último, pero apunta que en Cuba no existe la legislación avanzada de protección laboral que caracteriza al resto de América latina. Ello permite a este.Gobierno "omnipresente y asfixiante" usar la adjudicación de nuevos empleos como instrumento de control social.
Acerca de la nueva zona franca de Mariel, donde radicarían las empresas extranjeras, el diario porteño vislumbra "un marco de competencia que luce casi desleal, desde que la tasa de impuesto a las ganancias cubanas resultaría irrisoria", y "los niveles salariales los determinará el propio gobierno cubano, por lo que seguramente estarán entre los más bajos de la región".
Concluye diciendo el editorial de La Nación que "si Cuba quiere realmente tener inversiones externas, lo mejor que puede hacer es cambiar de modelo económico y animarse a transitar la ruta (…) de las economías abiertas al mundo, que --con la necesaria dosis de confianza en sí mismas-- asumen los riesgos de la globalización", algo de lo que la isla parece estar aún muy lejos.
La legislación, "aprobada unánimemente --como todo--" está llena de incentivos dirigidos a compensar aspectos "que espantan a muchos de quienes consideran invertir en la isla", como el Gobierno "absolutamente autoritario, que no respeta las libertades de sus ciudadanos, y el incumplimiento de promesas como la de pagar la deuda que Cuba mantiene con la Argentina y otros países.
El editorial menciona entre los incentivos el impuesto de apenas 15% sobre las ganancias y la exención tributaria sobre la mano de obra.
En la otra columna, subraya que las personas físicas no pueden calificar como inversores extranjeros y la contratación de personal deberá hacerse a través del Estado. La Nación considera insólito esto último, pero apunta que en Cuba no existe la legislación avanzada de protección laboral que caracteriza al resto de América latina. Ello permite a este.Gobierno "omnipresente y asfixiante" usar la adjudicación de nuevos empleos como instrumento de control social.
Acerca de la nueva zona franca de Mariel, donde radicarían las empresas extranjeras, el diario porteño vislumbra "un marco de competencia que luce casi desleal, desde que la tasa de impuesto a las ganancias cubanas resultaría irrisoria", y "los niveles salariales los determinará el propio gobierno cubano, por lo que seguramente estarán entre los más bajos de la región".
Concluye diciendo el editorial de La Nación que "si Cuba quiere realmente tener inversiones externas, lo mejor que puede hacer es cambiar de modelo económico y animarse a transitar la ruta (…) de las economías abiertas al mundo, que --con la necesaria dosis de confianza en sí mismas-- asumen los riesgos de la globalización", algo de lo que la isla parece estar aún muy lejos.