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La polémica por llamar COVID19 o Virus de China o Wuhan


Un oficial de la policía se protege ante un posible contagio del coronavirus en la Ciudad Prohibida, en Pekín, el 25 de enero del 2020.
Un oficial de la policía se protege ante un posible contagio del coronavirus en la Ciudad Prohibida, en Pekín, el 25 de enero del 2020.

“Por el hecho de que sin discriminación alguna de hombres mueran buenos y malos, no hay que creer que es igual la muerte de unos y de otros. Los justos son llevados al lugar del descanso, los malos son arrastrados al suplicio(…) San Cipriano de Cartago. Sin miedo a la muerte (Tratado sobre la Peste)

En China, las autoridades comunistas no quieren que al Coronavirus o COVID-19, le llamen también Virus de China o Virus de Wuhan. No desean que los asocien con la pandemia que azota al planeta. Buscan distanciarse de la responsabilidad, luego que el mundo entero conociera reportes de que habían enmascarado las cifras y la gravedad de la enfermedad y que habían castigado a los primeros médicos que sonaron las alarmas desde esa ciudad china.

Ciudadanos chinos han sido detenidos y multados cuando comenzaron a hablar del problema; periodistas occidentales han sido expulsados del país comunista por tratar el tema más allá de la narrativa oficial. Recordemos el caso del doctor Li Wenliang, quien falleció tras prevenir al mundo sobre el brote, y quien fue detenido por la policía china, acusado de hacer falsos comentarios.

Twitter de la OMS sobre el COVID19
Twitter de la OMS sobre el COVID19

Ciudades, países, regiones, continentes, emperadores y hasta un santo cristiano, han servido para nombrar a las más terribles enfermedades. A pesar de que el nombre de COVID19 lo otorga la Organización Mundial de la Salud (OMS) que desde el 2015 califica de manera científica y técnica los virus, históricamente, los pueblos tienden a seguir sus propias reglas. Y hay numerosos ejemplos de cómo las enfermedades han sido identificadas a través del tiempo.

La historia y la realidad demuestran que los líderes comunistas chinos, o desconocen la historia, o intentan reescribirla a su conveniencia y van desde la desinformación, hasta el castigo para quienes les contradigan.

Algunas enfermedades llevan los nombres de sus descubridores, como el Parkinson, nombrado así por el médico inglés James Parkinson; el Alzheimer, por el doctor alemán Alois Alzheimer, o el Linfoma de Burkitt, una rara variedad de cáncer linfático que identificó el pediatra irlandés Denis Parson Burkitt.

Otras, son conocidas por el nombre de los lugares, tal es el caso de la rubeola, conocida también como Sarampión Alemán. De Alemania también viene el Virus de Marburgo, por la ciudad de la entonces República Federal Alemana, donde en 1967 se descubre la enfermedad. La Enfermedad de Lyme, transmitida por las garrapatas, debe el nombre a un poblado en Connecticut.

En la medicina también nombran las bacterias como, por ejemplo, el Bacilo de Koch, la bacteria de la tuberculosis, que clasificó el galeno alemán Robert Koch y fue bautizada con su apellido, o el hongo bassiano, nombrado así en honor a su descubridor, el doctor italiano Agostino Bassi.

Varios síndromes tienen los nombres de sus descubridores, como los de Klippel-Feil, Burn-McKeown, las malformaciones de Arnold-Chiari en sus dos tipos, o la enfermedad de Hashimoto.

Las pandemias, definida por la Real Academia de la Lengua Española como la “enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región”, se han catalogado, indistintamente, por el lugar de origen, el gobernante del lugar de origen, o las características de la enfermedad.

Pandemia en Europa
Pandemia en Europa

La primera pandemia de la que se tiene registro ocurrió en la ciudad de Atenas, en medio de la Guerra del Peloponeso, entre las ciudades de Esparta y Atenas, en el 430 AC. Aunque la epidemia también afectó a Esparta y otras ciudades del Mediterráneo, como Creta, se quedó con el nombre de Plaga de Atenas. Le siguieron, entre 165-180 DC, la Peste Antonina, denominada así por el gobernante, Marco Aurelio Antonino Augusto, y la de Galeno, por el médico que la identificó.

Lo mismo ocurre con la Peste Cipriana, 250-266, llamada así por San Cipriano de Cartago, el obispo que describió en detalle la enfermedad y que ha sido venerado por católicos y ortodoxos como un Mártir de la Fe.

San Cipriano de Cártago
San Cipriano de Cártago

Ambas iglesias no excomulgan a los que no denominan la plaga de entonces con el nombre de ese Santo que, en tiempo de la peste, daba alimentos y cuidado a los enfermos en Cartago y ofreció uno de los más inspiradores sermones sobre la limosna.

La Plaga de Justiniano, 541-543, es bautizada así por el emperador romano que regía el Imperio Bizantino.

Pandemia en Europa
Pandemia en Europa

Numerosas epidemias fueron llamadas luego con nombres de ciudades y países, tal es el caso de las plagas de Londres, 1563 y 1592, la de Malta 1592, la de Italia 1629-1631, y en las todavía Trece Colonias americanas, donde se desató la viruela. La enfermedad fue popularizada como la Viruela de Massachusetts o Epidemia Colonial, que afectó en su mayoría a los americanos nativos. También la Peste de Sevilla, en 1649, que acabó con un cuarto de la población de esa comarca. Y en 1679, se desata la Gran Peste de Viena, también nombrada Muerte Vienesa. Con igual nombre, La Gran Peste de Marsella, se identifica a la epidemia que arrasó la ciudad francesa en 1720.

Gripe Rusa
Gripe Rusa

Por dos siglos, en el XIV y el XVI, azotó el Reino Unido una enfermedad que se denominó el Sudor Inglés (en latín le nombraban Pestis Sudorosa). Y, de 1889 a 1890, la Gripe Rusa afectó a decenas de países, tanto de Europa como a Estados Unidos y el Norte de África. Ni ingleses ni rusos protestaron por la peste sajona, ni por los estornudos eslavos.

La Influenza Española, la primera de las pandemias del siglo XX, a la que nombran así no porque se hubiera originado en España, sino porque ese país fue el único que reportó sin restricciones las noticias de la gripe que, según el CDC, infectó a 500 millones de personas.

Gripe Española
Gripe Española

Dos artículos del diario The New York Times se han referido recientemente a esta pandemia de 1918, en el escenario del COVID-19. Una de las notas se titula precisamente “¿Cómo esto no es como la Gripe Española?". El término “española” se usó y se usa sin que ahora los súbditos de la Corona de España se insulten. Aunque en un inicio, dicen los expertos, pusieron literalmente el grito en el cielo.

New York Times sobre la Influenza Española de 1918
New York Times sobre la Influenza Española de 1918

Después de la llamada Gripe Española, apareció en 1957 la Gripe Asiática, que afectó a China, Singapur y Hong Kong. En 1968, se repite la enfermedad y le llaman entonces Gripe de Hong Kong, aunque se sospecha que se inició en China continental.

En Cuba, en 1971, se detectan los primeros casos de Fiebre o Peste Porcina Africana, iniciada en Kenia, y se repetía en 1980. El dictador Fidel Castro enseguida culpó a los Estados Unidos por la aparición de la enfermedad, lo mismo hizo con el dengue hemorrágico.

Epidemia de Ebola en Africa
Epidemia de Ebola en Africa

Y más recientemente, vemos el Virus del Nilo Occidental y el MERS (Síndrome Respiratorio del Medio Oriente o Gripe del Camello). Del río Ébola, afluente del río Congo, proviene la denominación de la enfermedad que impactó gravemente a varios países de África Occidental y el Zika, que debe su nombre al bosque cercano a Entebbe, en Uganda.

Pero el tiempo, la historia y los hombres, tienen sus propias reglas, fuera del control de la OMS; y en los libros se verá esta pandemia con diferentes denominaciones.

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    Álvaro Alba

    Historiador y periodista especializado en temas de Europa del Este y la ex Unión Soviética. Máster en Historia por la Universidad Estatal de Odesa, Ucrania. Premio Emmy 2017 (Emmy Award) en la categoría de Documental Histórico.

    Ha publicado en ABC, Diario de Las Américas, El Nuevo Herald, entre otros. Actualmente trabaja en MartiNoticias.com. Autor de Castro y Stalin, almas gemelas (2002); En la pupila del Kremlin (2011) y Rusia: la herencia del estalinismo (2012). Es Asociado Principal de Investigación (Senior Research Associate) del Centro de Estudios Cubanos (Cuban Studies Institute CSI) de Miami y miembro de la Asociación para Estudios Eslavos y del Este de Europa (ASEEES).

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