Los Dodgers de Los Angeles vencieron este lunes 4-2 a los Yankees de Nueva York en el tercer juego de la Serie Mundial y se colocaron a un triunfo de completar la barrida.
Ni el cambio de escenario, de Los Angeles a Nueva York, despertó a los Yankees de una anemia ofensiva al parecer incurable, no sólo por la pobre producción de hits y carreras, sino por la incapacidad incluso de poner la pelota en juego, al extremo de tomarse 11 ponches, cuatro de ellos sin siquiera hacer swing.
El juego del lunes, primero en el Bronx, fue una suerte de deja vú del choque del sábado, con unos Dodgers con temprana ventaja y una tardía e insuficiente reacción de los Yankees en el noveno.
Apenas un tercio del primer inning necesitó el equipo angelino para finiquitar el encuentro ante el abridor Clarke Schmidt, quien boleó al japonés Shohei Ohtani y tras un out de Mookie Betts, permitió cuadrangular de dos carreras de Freddie Freeman.
El primera base de los Dodgers la botó por tercer juego seguido ante los Yankees y quinto partido consecutivo en Series Mundiales, pues la sacó del parque en los dos últimos juegos del Clásico de Otoño del 2019, cuando jugaba para los Bravos de Atlanta.
Los visitantes añadieron otra en el tercero por boleto a Tommy Edman, quien avanzó a la intermedia con batazo de Ohtani y anotó con sencillo de Betts.
La estocada final llegó en el sexto, cuando el manager Aaron Boone manejó como un principiante su cuerpo de pitcheo.
El cubano Néstor Cortés, de relevo, había contenido a la tanda rival, al retirar a cinco bateadores en línea, pero Boone lo sacó de la lomita, a pesar de tratarse de un abridor acostumbrado a trabajar muchos innings.
Trajo entonces a Jake Cousins e inmediatamente los Dodgers lo emboscaron, con pelotazo a Gavin Lux, base robada y cohete impulsador del boricua Kiké Hernández.
Entretanto, Walker Buehler, abridor de Los Angeles, dominaba a su antojo a los contrarios, a quienes les permitió sus dos primeros hits a la altura del cuarto episodio.
Giancarlo Stanton sonó doblete y después de outs, Anthony Volpe pegó cañonazo al izquierdo.
Inexplicablemente, el coach Luis Rojas envió a Stanton al suicidio al home, donde fue puesto fuera con certero disparo del dominicano Teóscar Hernández.
Fue esa la única amenaza que lograron montar los Yankees ante Buehler, quien se fue con cinco capítulos de labor, sin carreras, dos imparables, par de boletos y cinco ponches.
En el final del noveno, después de dos outs, el mexicano Alex Verdugo bateó jonrón con uno a bordo, para las únicas dos carreras de los Yankees.
Con el agua al cuello, sin mañana, Boone necesita sacudir drásticamente la alineación, que ha tenido a lo largo de toda la Serie Mundial un hueco enorme en el tercer turno de Aaron Judge, y apelar incluso a hombres que están en la banca, ansiosos por una oportunidad.
¿Ejemplo? Jasson Domínguez, el dominicano a quien apodan El Marciano, por sus habilidades de otro planeta para jugar béisbol.
No se entiende tampoco por qué el director de Nueva York subió en la tanda a Volpe, quien no tenía hits hasta ahora en la Serie Mundial y que el lunes abanicó la brisa en tres oportunidades, al tiempo que bajó al séptimo a Anthony Rizzo, que ha bateado bien en la postemporada.
De todos modos, alea iacta est. La suerte está echada, como dijera el emperador romano Julio César al cruzar el río Rubicón en el año 49 AC: Ningún equipo en la historia de las Series Mundiales logró remontar una desventaja de 0-3. Estos Yankees anémicos no serán los primeros.
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