A poco más de veinte años de una hambruna que dejó huellas permanentes en los cubanos, y en medio de una pandemia que ha agravado la escasez de alimentos en la isla, dos médicos alertan sobre el peligro de enfermedades y trastornos hormonales y físicos generados por la falta de nutrientes básicos para el normal desarrollo del individuo.
La aparición de casos de neuropatía, tuberculosis y otras enfermedades oportunas podrían estar ya golpeando, en una segunda vuelta, a los cubanos, dijeron los galenos a Radio Televisión Martí.
La falta de vitaminas, fibras dietéticas, fitoquímicos y otros nutrientes provocan desnutrición, anemia nutricional, osteoporosis, bocio endémico, caries dentales, cáncer y cardiopatías, entre un gran número de patologías, explicó el médico Ramón Zamora, que no ejerce en este momento por haber sido separado del sistema de salud.
Según el galeno, residente en Holguín, para mantenernos saludables necesitamos consumir más de 40 nutrientes en la dieta, pero en este momento el cubano no cuenta con ese patrón, "por eso no es exagerado afirmar que la población está desnutrida y su sistema inmunológico deprimido", precisó.
Zamora asegura que el cubano de a pie "pasa hambre", y una señal notable es el bajo peso corporal que ya observa entre ciudadanos de todas las edades con los que interactúa.
José Raúl Rodríguez Rangel, médico natural de Cienfuegos que abandonó la isla hace dos años y ahora trabaja en Buenos Aires, dijo que aún tiene frescas las vivencias del "período especial", cuando se graduó y empezó a trabajar en consultorios en la isla.
Tuve que atender decenas de casos de pacientes aquejados de neuropatías y otras enfermedades "oportunistas" que aparecen cuando el organismo está vulnerable, dijo.
El doctor recuerda con tristeza lo que ocurrió en esa época de "hambruna" que dejó "huellas para toda la vida".
Explicó que ese "déficit" de nutrientes en el ser humano impide que los huesos se desarrollen normalmente, y "provoca los famosos raquitismos y los trastornos en el crecimiento".
Rodríguez Rangel trató decenas de pacientes con "trastornos en la maduración hormonal", entre ellos casos de niñas que "tenían la primera menstruación a los 16 años".
El galeno señala que la falta de vitaminas y grasas en las dietas produce una incompatibilidad a la hora de absorber hierro y ácido fólico. "En Cuba no hay limón, no hay naranja, no hay mandarina, no hay aceites" y cuando el cuerpo no recibe esos nutrientes que favorecen la absorción, aparecen otros trastornos.
Una de las enfermedades que más impactaron a la población en aquella etapa del famoso período especial fueron "la neuritis óptica y la neuropatía periférica", que afectaron la visión de un gran número de cubanos, agregó.
Otra de las secuelas de la insuficiente alimentación que no descarta esté ocurriendo ahora es la deficiente maduración muscular en los recién nacidos, agregó Rodríguez Rangel,
"El niño debe sostener la cabeza levantada a los 3 meses, pero en realidad lo podían hacer meses después, otros caminaban pasado el año, "y los médicos sabíamos que arrastraban carencias desde el vientre de la madre, que tampoco recibía una dieta balanceada", apuntó.
En el caso de los adultos y los ancianos ambos médicos dijeron que, cuando no se alimentan bien, comienzan a bajar bruscamente de peso y eso provoca que los riñones descienden y tengan fallos renales; de igual manera se deprimen las defensas del organismo, porque la médula ósea no recibe los nutrientes que deben asistirla y "aparecen enfermedades oportunistas".
Una de las patologías que más golpea, y que es típica de "las hambrunas", es la tuberculosis, dijo Rodríguez Rangel, quien recuerda que a finales del siglo pasado las cifras de pacientes con esta enfermedad "fueron alarmantes" en la isla.
Aunque nunca se pudo acceder a las estadísticas totales porque el régimen guardó esos datos con mucho celo, advierte. "Era un secreto a voces la existencia de casos, tanto en las ciudades como en las cárceles, y todos estaban aparejados a la deficiente alimentación".
Zamora no ha podido acceder a las actuales estadísticas en su provincia, pero personas amigas, vinculadas al sector de la salud, le han comentado que a raíz de la crisis económica prolongada van en aumento los casos de personas aquejadas de cáncer.
Esto para el galeno no es una sorpresa, porque "al ocurrir trastornos en el metabolismo por el ayuno extendido aparecen enfermedades como diabetes, pancreatitis y el organismo se predispone para dar paso a enfermedades como el cáncer", acotó.
Los expertos aseguran que el gobierno cubano está consciente de que en este momento la población sufre de forma directa los embates de la escasez, y que el país está abocado a una "hambruna de grandes dimensiones", pero no hace nada para evitarlo.
Comparando la etapa pasada y la que se vive ahora, esta jornada es "peor", señalan.
Según dijeron, los que son adultos, y los mayores de 60 años, cargan aún con las secuelas de la primera jornada, y de pronto se ven obligadas a pasar por una segunda etapa de hambre y carencias "que los marcará con fuerza".
El disidente cubano Guillermo Fariñas, graduado de Psicología, que trabajó durante la década del 90 en hospitales cubanos, agregó que los daños en la psiquis del individuo son incalculables por el grado de desamparo en el que quedan.
Señaló que, en estos momentos, con el avance del coronavirus, la falta de medicamentos y la escasez de comida, la población se siente desprotegida, vulnerable, "y eso genera estrés y desesperación".
Fariñas también dijo que es difícil compilar datos de personas afectadas psíquicamente durante las crisis "por el grado de hermetismo que impone el régimen en las estadísticas".
Es importante que los cubanos sepan que "al régimen castrista no le interesa la salud del pueblo", y por tanto no se preocupa por brindarle una adecuada, sana y variada alimentación, concluyó Zamora.