Insólito: el sábado último, unos días después de su cumpleaños número 39, Pedro Luis Lazo, el lanzador más triunfador en el béisbol cubano posterior a 1959, debutó desde la lomita de los Piratas de Campeche… en el circuito profesional mexicano.
Año y medio antes, al concluir un torneo premundial en Puerto Rico, Lazo había declarado su malestar con las autoridades deportivas de su país –fue utilizado solo en una entrada, como relevista—y su decisión de abandonar los terrenos durante ese 2010.
Los acontecimientos resonaron entonces de tal manera entre la afición de la Isla que hasta el gobernante Raúl Castro, en un discurso público, comentó que el gigante pitcher pinareño no había recibido una atención acorde con su trayectoria.
Pero a finales del pasado año, y cuando el incidente parecía archivado, Lazo “apareció” como entrenador en México, uno más entre decenas de exdeportistas cubanos desperdigados por medio mundo. La verdadera noticia, sin embargo, afloró este fin de semana: el gobierno en La Habana le otorgó permiso al veterano para incorporarse como jugador en las filas del Campeche.
Integrante, junto con el actual bigleaguer José Contreras de las llamadas Torres Gemelas del equipo de Pinar del Río en el decenio de los 90 del siglo XX del béisbol criollo, Lazo acaba de dar con sus cansados huesos en un torneo de pacotilla, y parece utilizado como fenómeno de feria. Debutó el cinco de mayo frente a los Tigres de Quintana Roo, como quinto hombre de seis que transitaron por la lomita, y salió al terreno al día siguiente, ¡como séptimo entre 10 tiradores de un penoso desfile!
Por fortuna, en la prensa cubana –que ha ignorado el debut mexicano del exestelar tirador-- y en la memoria de los aficionados, quedará solo el recuerdo de las faenas memorables de Pedro Luis Lazo con el uniforme de la selección nacional, o como el azote del capitalino Industriales en las Series Nacionales.
Como señal de respeto, la que no mostraron las autoridades de su país, será mejor que en Cuba nadie escriba, como epílogo en la biografía del astro de Pinar del Río, su postrera aparición en los diamantes profesionales.
Año y medio antes, al concluir un torneo premundial en Puerto Rico, Lazo había declarado su malestar con las autoridades deportivas de su país –fue utilizado solo en una entrada, como relevista—y su decisión de abandonar los terrenos durante ese 2010.
Los acontecimientos resonaron entonces de tal manera entre la afición de la Isla que hasta el gobernante Raúl Castro, en un discurso público, comentó que el gigante pitcher pinareño no había recibido una atención acorde con su trayectoria.
Pero a finales del pasado año, y cuando el incidente parecía archivado, Lazo “apareció” como entrenador en México, uno más entre decenas de exdeportistas cubanos desperdigados por medio mundo. La verdadera noticia, sin embargo, afloró este fin de semana: el gobierno en La Habana le otorgó permiso al veterano para incorporarse como jugador en las filas del Campeche.
Integrante, junto con el actual bigleaguer José Contreras de las llamadas Torres Gemelas del equipo de Pinar del Río en el decenio de los 90 del siglo XX del béisbol criollo, Lazo acaba de dar con sus cansados huesos en un torneo de pacotilla, y parece utilizado como fenómeno de feria. Debutó el cinco de mayo frente a los Tigres de Quintana Roo, como quinto hombre de seis que transitaron por la lomita, y salió al terreno al día siguiente, ¡como séptimo entre 10 tiradores de un penoso desfile!
Por fortuna, en la prensa cubana –que ha ignorado el debut mexicano del exestelar tirador-- y en la memoria de los aficionados, quedará solo el recuerdo de las faenas memorables de Pedro Luis Lazo con el uniforme de la selección nacional, o como el azote del capitalino Industriales en las Series Nacionales.
Como señal de respeto, la que no mostraron las autoridades de su país, será mejor que en Cuba nadie escriba, como epílogo en la biografía del astro de Pinar del Río, su postrera aparición en los diamantes profesionales.