Leticia Ramos Herrería es Dama de Blanco y miembro del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel, dos organizaciones que tienen en común la búsqueda, por métodos pacíficos, de la democracia y la libertad en Cuba.
En su trayectoria como opositora figuran las marchas en las calles de La Habana junto a decenas de mujeres vestidas de blanco y con un gladiolo en las manos exigiendo la libertad de los presos políticos.
Cuando las Damas de Blanco comenzaron a realizar sus marchas en la localidad matancera de Cárdenas, donde reside, sintió todo el rigor de la represión sobre su cabeza.
A pesar de los golpes siguió en las calles. Las fuerzas policiales, “para castigarla”, comenzaron un acoso permanente que se extendió al esposo y su hijo mayor, dijo Ramos Herrería a Radio Televisión Martí.
En medio de un ambiente tan hostil y ante la posibilidad de que “la Seguridad del Estado inventara cualquier pretexto para llevar a prisión a su familia alentó a su hijo mayor y al esposo a que salieran al exilio”, explicó.
La activista permanece en Cuba junto al otro hijo, por el que también teme. La vigilancia policial a su vivienda, donde vive junto a su anciana madre, es permanente.
La Dama de Blanco asegura que por no doblegarse ante el régimen ha tenido que pagar un precio muy alto, “el de no poder reunirse a menudo con sus seres queridos en el exilio”.
Su familia en el exterior no regresará a la isla y a ella, desde hace tres años, le impusieron una prohibición de salida del país, agregó.
Cree que mientras haya dictadura no viajarán a la isla. "Ahora hay redes y al menos podemos vernos a menudo. Saber que viven en libertad me alivia".
Orígenes
Hija de una familia humilde, Ramos Herrería nació en Cárdenas, Matanzas, en 1969, y allí empezó a estudiar la carrera de derecho, pero apenas pudo completar el primer año.
Las discusiones con la dirección de la Escuela de Derecho por sus ideas contrarias a la educación comunista, y su forma de expresarse en defensa del estudiantado, hicieron que no pudiera terminar su primer año en la universidad, relató.
En esa misma etapa salió embarazada de su primer hijo y decidió esperar a dar a luz para intentar, de nuevo, matricular Derecho por los cursos dirigidos, “pero tampoco me aceptaron mi petición de seguir estudiando”, detalló.
Aunque en el 2000 existían grupos opositores en isla asegura que “no sabía de ellos, ni conocía a nadie que integrara alguna organización de derechos humanos”.
Cree que de haberlo sabido se hubiera vinculado a ellos. “Yo mantenía una actitud contestataria pero no sabía que en Cuba había oposición, ni presos políticos, ni mujeres vestidas de blanco”, dijo.
Después de la Primavera Negra del 2003 comenzó a interesarse por saber con detalles lo que estaba ocurriendo en el país, y en 2005 se incorporó al grupo opositor Opción Alternativa, fundado en la localidad de Pedro Betancourt, en Matanzas, por varios activistas de la región.
Durante la relación con Opción Alternativa conoció a la Dama de Blanco Noelia Pedraza. A través de ella se vinculó al grupo de mujeres que realizaban en la capital encuentros y marchas para pedir la libertad de los presos políticos.
Asistían a misa en la Iglesia de Santa Rita, en Miramar, La Habana, y se reunían todos los 18 de cada mes.
Tras la liberación de los presos políticos las Damas de Blanco reestructuraron la organización. En 2011 las marchas comenzaron a realizarse en cada provincia. Ramos Herrería se unió en Cárdenas a otras mujeres y juntas comenzaron a manifestarse todos los domingos.
Desde entonces han sido víctimas de arrestos, amenazas, multas y golpizas.
A pesar de la epilepsia, una enfermedad que padece luego de recibir fuertes golpes en la cabeza durante un arresto, dijo que sigue adelante, sin renunciar a su condición de Dama de Blanco y en su activismo dentro del Partido Pedro Luis Boitel.
Para la activista lo más difícil en todos estos años ha sido ver crecer a sus hijos en medio de tanto acoso y arbitrariedades.
Aunque ahora una parte de la familia vive en tierras de libertad, siempre le queda el temor por su otro hijo y un hermano que viven junto a ella en la isla.
“Es muy difícil que el régimen use a nuestros hijos para que desertemos de nuestra lucha”, precisó.
La Seguridad del Estado le ha advertido que la única forma de que pueda salir del país para ver al esposo y al hijo mayor es irse "definitivamente”, precisa la mujer que optó por permanecer en su país.
Dijo que, a quince años de haberse vinculado a la oposición y a las Damas de Blanco, las mujeres del grupo y sus hijos son y seguirán siendo su mayor orgullo, y la mayor razón para seguir abogando por los derechos en la isla.
El día a día de Ramos Herrería sigue transcurriendo junto a sus vecinos, con los que tiene excelentes relaciones, y con quienes conversa libremente sobre cualquier tema.
En ocasiones ha visto cómo algunos conocidos que en el pasado salieron de sus centros de trabajo a darles actos de repudio a las Damas de Blanco “bajan la cabeza cuando se cruzan con ella en la calle, porque sienten vergüenza”.
A su juicio, esa es la señal de que en su pueblo son pocos los que quieren agredir a mujeres indefensas, o a los opositores que luchan por un estado de derechos.