El diario español ABC publica este lunes que si uno escucha el nombre de Lisa Howard puede que no le diga nada pero que, sin embargo, se trata de una pieza clave en un hecho histórico que jamás llegó a culminarse: el intento de acercamiento entre Estados Unidos y Cuba de la mano del entonces presidente estadounidense John F. Kennedy y el dictador cubano Fidel Castro.
Según el diario para comprender su historia es preciso conocer el contexto basándonos en dos momentos clave para ambos países: la invasión de Bahía Cochinos (Cuba, abril de 1961) y la crisis de los misiles soviéticos en Cuba (octubre de 1962), que puso de manifiesto que el dictador cubano y la URSS habían supuestamente tomado caminos distintos, para alivio de Estados Unidos.
Ambos capítulos fueron determinantes para Kennedy puesto que, si bien el primero fue su gran error, con la gestión del segundo aprendió de los errores y salió reforzado. Tal y como escribía en su artículo en ABC Javier Rupérez “El crimen fue en Dallas (Tejas), hace cincuenta años”: “el presidente estadounidense manejó con más soltura la crisis de los misiles soviéticos, seguramente enviados a la isla caribeña por Nikita Kruschev en la errónea convicción de que un vacilante Kennedy acabaría por acomodarse al desafío. Mostró firmeza y habilidad para conseguir la retirada de los artefactos y con ella evitar los peligros de un enfrentamiento nuclear”.
Pero en el cómo se había resuelto la crisis de los misiles, sin contar con Cuba, los asesores del presidente de EE.UU. vieron la oportunidad de alejar a Castro de las relaciones e influencia de la URSS y, según consta en dichos textos desclasificados, días antes del asesinato del líder de EE.UU., las negociaciones de acercamiento iban a culminarse con una reunión entre los respectivos delegados estadounidenses y cubanos. Clave en dicho hito fue Lisa Howard.
Nacida en 1930 en Ohio con el nombre de Dorothy Jean Guggenheim, dejó con sólo 17 años su ciudad natal para ser actriz, momento en el que decidió cambiar su nombre. Aunque no le fue mal en el ámbito de las artes escénicas, Howard tenía otra faceta: escribía artículos para revistas políticas. Así, poco a poco el mundo del periodismo se convirtió en su motor y en 1959 se introdujo en la radio.
Tras la invasión de Bahía Cochinos, Howard se suma a la larga lista de periodistas que quieren entrevistar al dictador cubano, muy fortalecido tras el fracaso de la misión para derrocarle. Así, en abril de 1963 Lisa, ya convertida en reportera de la cadena American Broadcasting Company (ABC), viaja a Cuba para cumplir su objetivo. «Doctor Castro, ¿siente que hay alguna posibilidad para la normalización de las relaciones con Estados Unidos?», pregunta la periodista: «Creo que es posible si el Gobierno de Estados Unidos lo desea», respondió él. Aquel encuentro marcó a Lisa Howard y su entrevista fue un éxito en Estados Unidos.
Richard Helms, de la CIA, es el canal que Howard emplea para hacer saber al Gobierno estadounidense las presuntas intenciones de Castro, algo que este plasma en un informe que el presidente Kennedy lee. Más tarde, Howard da un paso más y expresa en persona, esta vez al adjunto del embajador norteamericano adscrito a la misión de Estados Unidos en las Naciones Unidas, William Attwood, la disposición del dictador cubano para establecer algún tipo de contacto con Estados Unidos.