La Cumbre del Grupo de los 77 + China en La Habana cerró el sábado con una declaración final en la que los participantes ratificaron "el pleno respeto de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional".
Sin embargo, el gobierno cubano ha sido denunciado numerosas veces por organizaciones internacionales y de la Sociedad Civil cubana debido a las violaciones de los derechos humanos, dijo a Martí Noticias, el activista y politólogo Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del independiente Consejo para la Transición Democrática en Cuba.
“Entra en contradicción, no solo en el caso del gobierno cubano, sino con algunos de los gobiernos presentes. Pero tiene que ver con la necesidad urgente que sigue teniendo el gobierno cubano de mayor y pleno reconocimiento internacional, no solo de apoyo, que siempre tiene, en las Naciones Unidas con la cuestión del embargo; sino el apoyo como un actor clave de la comunidad internacional”, indicó.
“Creo que esto es una especie de cumbre adelantada de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Son 134 países, 2/3 de las Naciones Unidas estaba reunido aquí. De lo que se trata para ellos es de buscar apoyo mutuo y solidaridad en la arena internacional, pero esto, es una reunión más, una cumbre más”, agregó.
Cuesta Morúa precisó el antagonismo que se marca entre el modelo que sostiene el gobierno cubano con el tema primordial de la cumbre: los "Retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación".
“El modelo que continúa sosteniendo el gobierno cubano va contra la ciencia, la tecnología y la innovación, por su falta de reformas importantes en el país y porque un elemento fundamental para la ciencia, la innovación y la tecnología es la libertad de los centros investigativos, la libertad individual, la libertad de cátedra, la libertad intelectual. Recordemos que todo el desarrollo global se basa en este principio de que las organizaciones de la sociedad civil, pueden participar, innovando y creando; y estas condiciones no existen en Cuba, de manera que la misma visión de esta cumbre va contra la política del Gobierno cubano en relación con eso”, señaló el líder político.
La Declaración de La Habana reitera que “todos los Estados y partes interesadas deben consagrarse colectivamente a la consecución del desarrollo mundial y de una cooperación para el desarrollo científico y tecnológico ‘que beneficie a todos’".
“Mientras se está hablando de ciencia, tecnología y digitalización, y hasta inclusión, el gobierno cubano tiene sin internet no solo a la mitad del país, sino a un número creciente de activistas dentro de Cuba. No hay nada nuevo, pero de todas maneras refleja el divorcio real entre los rituales de estas reuniones y las políticas del Gobierno cubano”, subrayó el activista habanero.
El escritor Gabriel Barrenechea destacó en su conversación con nuestra redacción la diferencia de intenciones que primaron entre la primera Cumbre de los 77, celebrada en la capital cubana en el año 2000, y la que acaba de concluir.
“En el 2000 estaba Fidel Castro en el poder, con su intención de subvertir todo el sistema de relaciones internacionales, o sea el conocido intento de virar el mundo al revés y convertir el Sur en el Norte. Hoy, tenemos algo diferente, tenemos a Miguel Díaz-Canel tratando de vender a Cuba como un país que es capaz de tener cierta influencia en lo que se llamaba hasta hace un tiempo el Tercer Mundo”, detalló el autor natural de Encrucijada, Villa Clara, pero residente en La Habana.
“Por lo demás, me resulta muy significativo que el motivo de la Cumbre sea la ciencia y la tecnología, y creo que eso va en la dirección, muy inteligente, del mismo Díaz-Canel de presentarse como un científico, como una persona que procede del mundo de la ciencia, y nada más alejado de la verdad”, opinó.
“El Grupo de los 77 es un grupo extremadamente heterogéneo en el que es muy difícil llegar a acuerdos reales. Todos son intenciones”, recalcó Barrenechea, en referencia a la declaración emitida.
El Grupo 77 comprende países muy diferentes, desde integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como Chile y Colombia, a grandes economías, como Brasil y la propia China, que no se considera miembro.
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