El fenómeno meteorológico más odiado por las personas que viven cerca del Malecón es el Mar de Leva, un evento que no tiene fecha de llegada pero sí un amplio prontuario entre los habitantes del litoral, quienes este fin de semana volvieron a sufrir el efecto devastador del agua salada.
Vivir en primera línea de mar ha dejado de ser un lujo en la capital cubana. Todo lo contrario; se ha convertido en una pesadilla.
Los vecinos del Malecón que viven en bajos suelen perderlo todo cuando penetra el agua. Parte de la ciudad se paraliza, los colegios dejan de funcionar y mucha gente se queda sin agua potable, luz y servicio de gas natural.
En la "bolsa de permutas" (mercado informal de compra/venta de viviendas), existe un "acápite" que devalúa determinados inmuebles por su proximidad al mar, incluyendo, aunque en menor medida, los apartamentos situados en pisos altos.
Esas torres del skyline habanero, construidas en su inmensa mayoría antes de que llegara la "revolución", se han convertido en un quebradero de cabeza. Todo está muy bien, relativamente, hasta que entra el mar: ascensores estropeados, calles inundadas, cisternas contaminadas y, a veces, la imperiosa necesidad de salir en bote.
Los residentes de esa área del litoral habanero pueden quedar atrapados durante días en estos altos edificios, incluidos niños y ancianos enfermos, que necesitan acudir al médico.
El sistema de la Defensa Civil moviliza al Ejército para estas contingencias. Se observan vehículos blindados evacuando al personal, así como lanchas a motor haciendo ronda. Desgraciadamente, no son pocos los jóvenes que aprovechan la ocasión para nadar, sin saber –a veces sabiendo– que las alcantarillas pueden haber perdido sus tapas y succionan con fuerza.
A la vuelta del tiempo, el sistema de drenaje en esa zona resulta insuficiente. El agua suele penetrar hasta 500 metros, de manera que se necesitan días, y a veces semanas, para que todo vuelva a la normalidad.
La enciclopedia oficialista cubana, EcuRed, explica lo siguiente sobre esta anomalía:
"El fenómeno conocido como mar de leva consiste en el aumento anormal de la altura del oleaje, aumento que es ocasionado por el efecto de fricción entre la superficie del mar y el viento, el cual es intensificado con el paso de sistemas atmosféricos de mal tiempo (bajas presiones) que empujan las aguas oceánicas hacia la costa, causando oleaje fuerte".
Este último Mar de Leva, según informaciones de la prensa oficial y de la independiente, no parece haber sido tan bravo como otros ocurridos en los años 80. Dice un vecino de la zona, entrevistado por la agencia de noticias argentina Télam, que no llegaba uno desde hace 10 años, por lo que podemos suponer que la gente se había relajado un poco en cuanto al levantamiento de muros de contención.
Ante la insuficiencia del Gobierno para proveer seguridad, los vecinos suelen levantar sus barreras con los materiales que encuentran, de ahí que en el área del Malecón, a pie de calle, se observen muros y fachadas adaptados.
El periodista independiente Manuel Guerra Pérez se acercó al Malecón y tomó fotos de los destrozos ocasionados por las inmensas olas, todo un espectáculo para quienes no sufren la pérdida de muebles y electrodomésticos. Guerra Pérez dice, en un reporte publicado ayer en Cubanet, que el domingo en la tarde el agua llegó "hasta la calzada de Línea, a varios cientos de metros tierra adentro".
"Los trabajos de saneamiento y recogida de escombros se han mantenido a lo largo de este lunes, en tanto la avenida ha sido cerrada al tráfico vehicular. El túnel de Quinta Avenida había sido también cerrado en la noche del domingo, pero fue reabierto este lunes en la mañana", informa el periodista.
Por su parte, el diario oficial Granma, en su portada online de este martes, no da mucha importancia al evento. Una nota poco destacada habla sobre la recuperación de la ciudad "tras las lluvias e inundaciones costeras", pero no ofrece entrevistas con afectados.
El periodista ciudadano Serafín Morán, muestra en su perfil de Facebook un video que tomó mientras cubría un derrumbe en la capital producto del mal tiempo. Pero fue detenido por la Policía Nacional Revolucionaria que, según se aprecia, no quería que nadie grabara las quejas de los afectados.