En entrevista concedida a medios de prensa argentinos, la directora del estatal Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), Mariela Castro Espín, aseguró que en la Isla “no tenemos femicidios […] porque Cuba no es un país violento”.
Mujeres encuestadas en distintas localidades habaneras coincidieron en que aquellas afirmaciones de la hija del general Raúl Castro, que no tuvieron eco en la prensa controlada por el Partido Comunista, “fueron bastantes contradictorias e inquietantes”, en referencia a que en diciembre del pasado año el propio CENESEX reconoció que “no existen mecanismos de protección legal para las víctimas de la violencia de género”.
La escalada de violencia, tanto intrafamiliar como de género, que azota al país y que ha sido denunciada en diversos foros y medios independientes, se contraponen a lo expresado por Castro Espín, quien más adelante en aquella entrevista consideró que esa presunta inexistencia de feminicidio y violencia son “un efecto de la revolución”.
“Mariela miente y se le da muy bien, está en sus genes”, cuestionó la ex maestra Yalilis Izquierdo, vecina del barrio San Francisco de Paula. Su hija, de solo diecinueve años de edad, fue asesinada a cuchilladas por el novio en octubre de 2015.
“Decir que en Cuba no hay feminicidio es como mínimo irrespetuoso y un espaldarazo al destino de sus congéneres que mueren de manera violenta”, añadió refiriéndose a los asesinatos de Amira Yinett Barrio Vidal, Misleydis González García y Leidy Laura Pacheco, entre septiembre y diciembre últimos, las dos primeras a manos de sus ex esposos.
Según el Anuario Estadístico de Salud del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), en el bienio 2014-2015 un total de 293 mujeres cubanas fallecieron por agresiones, aunque este documento no suele detallar el modo o el grado de violencia que implicaron estas muertes.
La escritora independiente Lucía Corrales, y vecina del consejo popular Plaza, señaló que Mariela Castro, “con esas cínicas afirmaciones, además de negar la ocurrencia cada vez más frecuente de asesinatos de mujeres en la Isla, legitima totalmente a sus asesinos”.
También indicó que la directora del CENESEX no solo obvió la realidad que atraviesan no pocas mujeres cubanas, sino que además desecha el resultado de investigaciones serias “y los informes de la Organización Mundial de Salud [OMS] donde se destaca que la violencia contra la mujer es un problema de salud global y de proporciones epidémicas”.
Como han señalado feministas cubanas en reiteradas ocasiones y múltiples espacios donde se debate el fenómeno, en el código penal no se tipifica el delito de la violencia contra la mujer ni el feminicidio.
En ese orden también se han expuesto testimonios de centenares de mujeres violentadas, respecto a las irregularidades en los procedimientos de la policía cuando una fémina acude estas instancias denunciando amenazas, abusos, maltratos o violaciones. Estas mujeres coinciden en que la policía no ofrece garantías de que sean aplicadas las leyes correspondientes cuando los agresores infringen medidas preventivas como la orden de alejamiento o las actas de advertencia.
“En Cuba la violencia intrafamiliar no está considerada como un problema de salud relevante”, advirtió Yanet Cruz Hoyos, residente en el barrio Colón y especialista en Psicología General que estudia la caracterización socio-sicológica de sujetos violentos.
“Cuando Mariela Castro asegura que Cuba no es un país violento desestima las propias investigaciones de otras instituciones subordinadas al MINSAP”, dijo la especialista en referencia directa a las 173 Casas de Orientación a la Mujer y la Familia (COMF) que existen en el país, “donde los estudios enfocan que las mujeres cubanas violentadas se sienten desamparadas por la impunidad que les otorga a los agresores el incumplimiento de las leyes”.
Entre los años 2002 y 2008 el CITMA (Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente) inició un proyecto para caracterizar a las víctimas de actos violentos, pero quedaría pendiente profundizar en la figura de los agresores.
“Estoy tremendamente defraudada de Mariela porque se olvidó de casos como el de mi amiga Taimara”, declaró la joven Ivón Nápoles, originaria de Cárdenas y residente del barrio Buena Vista, que tiene experiencia de años de maltrato que resultaron en haber sido gravemente lesionada por su pareja.
Joven de veintinueve años de edad y madre de dos hijos, Taimara Gómez Macías fue descuartizada a principios del pasado año por su esposo. Su asesinato aún tiene conmocionado al pueblo de Cárdenas.“Pero este no fue un hecho aislado, como quieren hacernos creer. Se sabe que no es el único, ni será el último… y eso lo olvidó Mariela Castro”, dijo Nápoles.