El empresario cubanoamericano Jorge Mas Santos, y uno de los inversionistas con su hermano José en la nueva franquicia obtenida por Miami en la liga profesional de fútbol de EE.UU (MLS), ensalzó el lunes las virtudes de esta ciudad y sus fanáticos para contar con un equipo en el circuito.
Hijo del fallecido líder del exilio cubano Jorge Mas Canosa, Mas Santos y su hermano son los primeros cubanoamericanos en invertir a este nivel en un equipo profesional de fútbol, un deporte cuya afición ha subido como la espuma en los últimos años en Cuba, la isla donde nació su padre.
Los dos directivos de la exitosa compañía MasTec conforman junto con Marcelo Claure, ejecutivo principal de Sprint; Masayoshi Son, fundador y ejecutivo principal de SoftBank, y Simon Fuller, empresario y gerente de entretenimiento, el grupo de inversores que secundaron al ex astro del fútbol inglés David Beckham para obtener el derecho a crear un club de la MLS en esta ciudad.
El grupo mediático deportivo ESPN ha señalado que “la llegada de Claure y los hermanos Mas fue el último impulso que necesitaba el proyecto de Beckham para que la MLS al final diese su aprobación definitiva al que será el vigésimo quinto equipo de la liga, que comenzará a competir a partir de la temporada del 2020”.
Hablando el lunes en uno de los auditorios del Adrienne Arsht Center, Mas Santos recordó que Miami es una ciudad edificada sobre sueños, como el de su fundadora Julia Tuttle cuando le pidió a a Henry Flaggler construir un ferrocarril sobre lo que entonces eran pantanos; o como los sueños de su familia que lo dejó todo en Cuba buscando libertad, e hizo realidad sus sueños a base de trabajo duro y sacrificio.
Destacó que Miami merece tener un equipo en la MLS y ser la mejor ciudad del mundo para el fútbol porque es una urbe diversa, un mosaico cultural en el que se juntan cubanos, venezolanos, mexicanos, colombianos, brasileros, centroamericanos, como una olla en la que se funden el mundo y las Américas.
Reveló que su entrada en el grupo de inversionistas ocurrió después de un correo electrónico que envió en noviembre pasado a Marcelo Claure, de Sprint, en el que le decía: "Yo, mi hermano, mi familia y Miami queremos que esto ocurra".
Anticipó que el once que se integrará, “un equipo ganador”, reflejará la diversidad y lo mejor de Miami. Y prometió que la experiencia deportiva será más que ir al estadio, ver el partido y regresar a casa, pues incluirá prejuego y postjuego.
Recordó que su padre les enseñó que todo lo que uno haga debe tener como propósito dejar un legado, una huella, y que ahora su familia ha querido compartir este sueño “y lo vamos a hacer uno grande”.
“Haremos que ustedes se sientan orgullosos, haremos que Miami se sienta orgulloso, porque esta será (no una franquicia, sino) LA FRANQUICIA”.
Beckham, quien dejó el Real Madrid hace 11 años para convertirse en la imagen de la Liga Profesional de Fútbol de Estados Unidos (MLS), incluyó en los términos de su contratación el derecho a comprar en un futuro una franquicia de la MLS, a lo que la liga accedió en 2014.
Los nuevos inversionistas se harán cargo de los gastos de la construcción del nuevo estadio que exige la MLS por un valor de 200 millones de dólares y capacidad para 25.000 espectadores. El terreno en el área de Overtown ya ha sido comprado.
En Miami, a los fans oriundos de países como Brasil, Colombia o México donde el fútbol es el deporte nacional se les han ido sumando decenas de miles de inmigrantes recientes de Cuba, un país donde el soccer ha ganado terreno en los últimos años, despertando encendidas pasiones, frente al desangrado pasatiempo nacional, el béisbol.