Masyanya, una popular serie de animados rusos, es una forma de protesta de los ciudadanos de ese país contra la invasión a Ucrania, esta vez presentada como una invasión china a Rusia, bajo el pretexto de salvar a los rusos del fascismo, y hasta una propuesta de harakiri a Vladimir Putin.
La visión desde Rusia sobre la guerra en Ucrania tiene una peculiaridad a la hora de presentar la crítica al Kremlin y la popular serie de animados en Internet se ha convertido en instrumento de exposición pacifista de los rusos a la invasión a Ucrania y de repulsa a la política del Kremlin.
Masyanya es el diminutivo de Maria Vitalevna Nikogda, el personaje principal de la serie que debutó en el otoño del 2001. Tiene vida en varias plataformas digitales, incluidas Facebook y VKontakte. El 22 de octubre se celebra el cumpleaños de Masyanya y de su creador es Oleg Kuvaev, natural de San Petersburgo.
Caracterizan a la serie el estilo de expresión ligeramente punzante, con un poco de gamberrismo, pero también con una sabiduría popular, filosofía “de la calle” y mucho humor. Esta combinación le garantizó el éxito inmediato.
El primer episodio después del 24 de febrero pasado, cuando las tropas rusas comenzaron el ataque a Ucrania, salió publicado el 22 de marzo y tenía el título de Wakizashi. En él se se relata el ataque de las tropas rusas a los ucranianos y los personajes comparan a Putin con el dictador nazi Adolf Hitler y Osama Bin Laden. Se aprecian además imágenes de edificios en ruinas en Ucrania que son bombardeados por la artillería y aviación rusa. En los minutos finales de este capítulo, Masyanya visita a Putin y le entrega una espada japonesa para que se haga el harakiri.
Ya desde marzo pasado el organismo gubernamental regulador de los medios ruso, Roskomnadzor, ordenaba a los creadores del popular programa de dibujos animados que eliminaran capítulos que publican en Internet que tuvieran referencia a la invasión rusa.
Para los censores en Rusia la serie Masyanya "contiene información falsa de importancia social sobre la operación militar en curso para defender las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk" y también que "desacredita a las fuerzas armadas de la Federación Rusa".
Kuvaev tuvo que abandonar Rusia, se trasladó a Ucrania, y ha denunciado en varias ocasiones el ataque cibernético a la página digital donde aparece Masyanya. El creador ha dicho que considera a Ucrania como su patria: tiene muchos amigos y parientes allí, así como recuerdos de su infancia. Kuvaev ya está aprendiendo el idioma y planea producir nuevas series sobre Ucrania.
Tres capítulos de la serie tienen como tema la invasión a Ucrania: Wakizashi (160), Cómo explicarles a los hijos (161) y el 162, con el título de San Mariuburgo (la unión de San Petersburgo, la ciudad del autor y Mariupol, el puerto ucraniano atacado por los rusos).
Este último capítulo de la serie, que salió el pasado mes de julio, se convirtió en tendencia en YouTube después presentar la invasión de China a Rusia para salvarla del fascismo, con los mismos argumentos que en el Kremlin utilizaron para lanzar su invasión.
El episodio superó en cuatro semanas de publicación los 4 millones 600 mil visitas y la plataforma de video permite subtitular el episodio a siete idiomas (ruso, ucraniano, chino, checo, inglés, español y francés).
Kuvaev ha declarado a la prensa que para este capítulo se inspiró en los rusos que apoyan la guerra contra Ucrania.
En entrevista con el portal digital de noticias The Insider, el autor reconoció que Masyanya “debería haber hablado antes de política y ahora está lidiando con las consecuencias”. El realizador comparó la represión y censura actual en Rusia con la que se vivió en tiempos de la Unión Soviética.
El Roskomnadzor, Servicio Federal de Supervisión de las Telecomunicaciones, Tecnologías de la Información y Medios de Comunicación de Rusia, ha limitado estrictamente el acceso a la información sobre la guerra en Ucrania y ordenó a los medios que describieran los eventos en Ucrania como una "operación militar especial" y no como una guerra o una invasión.
El 5 de marzo pasado Putin firmó una nueva ley que establece sentencias de hasta 15 años de prisión para las personas que "distribuyan deliberadamente noticias falsas" sobre el ejército ruso.
Varios medios de comunicación rusos han optado por suspender sus operaciones en lugar de enfrentar fuertes restricciones sobre lo que pueden informar. El Kremlin también ha bloqueado varios medios de comunicación extranjeros como BBC, Radio Libertad, Deutsche Welle, Voz de América y otros medios de prensa extranjero que han cerrado sus oficinas en Moscú por la censura.
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