Este miércoles sale en España Mea Cuba antes y después (Galaxia Gutenberg), el segundo tomo de las obras completas del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Holguín, 1929-2005, Londres). Lo novedoso es que a Mea Cuba, un libro aparecido en 1992, se le agregan los textos aparecidos después y unas 200 páginas escritas cuando el autor aún creía en el proyecto del régimen castrista.
Su esposa, la actriz Miriam Gómez, es la responsable de que se conozca a un Cabrera Infante total, "para que un día se acaben los estereotipos", según afirma.
En este tomo aparecen escritos con juicios sobre los fusilamientos de los oficiales de Batista, lo que vio en Playa Girón o el impulso con el que iba la cultura cubana en medio del fervor por los barbudos que bajaron triunfantes de la Sierra Maestra. Estos artículos, no compilados antes, muestran a un Cabrera Infante lejos del anticastrista en el que se convirtió casi una década después.
Su viuda habló con Radio Martí sobre los porqués de esta inclusión. El conocimiento que las sucesivas generaciones tienen de la obra de Cabrera Infante a pesar de la censura y las cabriolas que las instituciones oficialistas practicaron para "robarse" la obra del Premio Cervantes, 1997. A continuación, reproducimos la transcripción de esa entrevista.
Buenos días, Miriam. ¿Cómo está?
Buenos días, muy contenta de poder hablar contigo porque sé que se oye (Radio Martí) mucho en Cuba y este libro está más hecho para los cubanos. Bueno, está para que quede todo lo de Guillermo, pero expresamente para que los cubanos sepan lo que ha pasado verdaderamente y que busquen –todo eso que dice Guillermo es verdad– y que puedan informarse de muchas cosas que no saben porque se las han ocultado, porque se las han prohibido.
Este "…después" de Mea Cuba va a sorprender a mucha gente. ¿Por qué sale este libro ahora?
Porque va a salir toda la obra de Guillermo, este es el segundo tomo. Primero salió El cine de Caín, con el seudónimo que él usaba en Carteles, porque le prohibieron usar su nombre, él usó ese nombre por mucho tiempo y le gustaba usarlo. Y va a salir también El cine de Cabrera Infante. Pero como se iba a llenar todo de política, empezaron en Cuba a meter artículos de Guillermo y cosas de esas, y dije, no, no, no, esto hay que sacarlo antes. Y lo que hemos sacado es todo lo que escribió antes de la revolución y después del exilio, así que todo está escrito ahí. A mí me ha gustado mucho como queda. Están sorprendidos porque no sabían que Guillermo era verdaderamente tan revolucionario. Apoyó mucho antes y al principio de la revolución, pero él tuvo un desencanto enorme. Él fue al frente cuando muchos periodistas se aterraron y se metieron en embajadas o como la gente de Bohemia, que fueron los que pusieron a este tipo (Castro) que hay ahí, a esta familia, porque no es un tipo, como en Norcorea. A algunos los cogieron entrando en embajadas, como a Lisandro Otero, que lo pusieron en un estadio. Guillermo fue al frente como periodista, con Walterio Carbonell, entonces allí descubrió la verdad de la gran mentira. Todo eso viene en el libro.
¿A qué se refiere –estoy citando al diario El País– cuando dice que este libro hoy "es más importante para Cuba que para Guillermo"?
Es más importante porque como nos han engañado, como los jóvenes no saben, como han borrado la historia, y Guillermo no cuenta. Él es un personaje de la historia, él vivió la historia. Él estuvo dentro, todos esos grupos que han borrado de la historia de Cuba, que hicieron la revolución y que a muchos después los pusieron presos durante años y años. A toda esa gente Guillermo las trataba de tú a tú y los ayudaba, porque nunca perteneció a ningún partido, eran amigos de él. Guillermo es hijo de comunistas y todo eso lo cuenta siendo parte de lo que es. Y es parte de lo que yo quiero, que levanten una piedra y encuentren la verdad.
Hablemos de Guillermo, su calidad se impone. Él tiene un embrujo que ha permitido que cada nueva generación de cubanos lo siga buscando. ¿A qué se debe todo esto?
Bueno, a la cubanidad de Guillermo, y al ritmo. Él tiene mucho ritmo, como música, entonces eso es muy importante. Es lo que recomendaba a los escritores cubanos, que oigan el ritmo. Guillermo trabajaba con música y una palabra lo llevaba a otra y tiene un ritmo… aparte, una cultura enorme. La cultura de Guillermo era inmensa. Es una pena, porque Guillermo era muy pobre, pero en Cuba llegaba todo y pudo aprenderlo. Pero el problema de los cubanos es que les tienen todo prohibido y van a tener un hueco de 60 años. Encuentro que Guillermo y yo faltamos a la cultura del mundo dos años, del año 59 al 61 (del siglo pasado), y todavía me encuentro llenando huecos de películas, de cosas, imagínate en 60 años, lo que se han perdido. Bueno, casi 60 años, tienen un hueco enorme en la cultura y para llenarlo, ah, no sé, porque todo se lo han prohibido. Y ese es el encanto de Guillermo, el ritmo. Escribía con boleros, quería coger el ritmo de un bolero, del jazz. Ese gran poeta, Walcott (Derek Walcott), escribió una cosa sobre Guillermo, de la escritura de GCI en inglés. Dijo que tenía la medida perfecta, que él escribía como poesía, y es verdad. Guillermo te lleva de una palabra a otra y no pierde ni el ritmo ni el estilo.
Así uno lo siente cuando lo lee…
Él no escribe por escribir, cada cosa tiene algo dentro. Mira, la misma Ninfa, yo misma estoy anotando ahora La ninfa, para que salga la edición anotada. Como estoy trabajando tanto con los traductores, me preguntan cosas… me dicen: ¿ahí él cita a Eliot? Y les digo, bueno, déjame ver. ¡Ah! Esto no me parece de Guillermo, y busco y es una cita de Eliot. Tiene cada cosas, te ayuda, te da una cultura. No escribe por escribir, escribe con la cultura, mueve la cultura y eso lo hacen muy pocos escritores, en cualquier idioma, él funciona en cualquier idioma, en cualquier país, Guillermo iba por la calle y todo el mundo lo reconocía.
El oficialismo intentó apropiarse de la obra de Cabrera Infante. ¿Cómo lograron parar todo? Quisiéramos conocerlo, pero por dentro.
Todos esos pobres escritores del exilio, que son cubanos, eran muy conocidos en Cuba, pero que por el exilio se han quedado olvidados, pero Guillermo, como tiene ese lenguaje de un escritor internacional logró, viviendo en Europa, hacerse un escritor. Te decía, han hecho eso con Lydia Cabrera, Reinaldo Arenas, Labrador Ruiz, se han cogido la obra de esta gente... Entonces, empezaron a publicar a Guillermo y se lo comuniqué a mi agente (Andrew Wylie), que es el mejor del mundo. Entonces les dijo que no podían hacer eso, que Guillermo tenía copyright. Le mandaron a él un papel de una ley que hay en Cuba, canallesca, como todo, porque este señor (Fidel Castro) se lo quiere coger todo, porque todo es de él. Entonces, dijeron que en Cuba hay una ley que decía que la obra de todos los escritores cubanos cuando morían, eran patrimonio nacional, y que todos los derechos son de ellos. ¡Ah! no, recuerden que ustedes no le dieron el pasaporte y le negaron todo a Guillermo, y dijeron que él no era cubano, entre ellos Alejo Carpentier, que nació en Suiza, de padres extranjeros, uno francés y la otra rusa. Se paró y dijo que Guillermo no era cubano, este señor que tenía hasta acento extranjero. Y les dije que no, si Guillermo y yo somos ciudadanos europeos, y con muchos amigos –como saben– e iré a la Corte europea. Guillermo no es patrimonio de nadie, es matrimonio de Miriam Gómez. Ahora hace poco hicieron un blog y metieron todos estos artículos, imagino que porque sabían que venía el libro, para adelantarse, y los mandé a parar otra vez. Así y todo han hecho libros de Guillermo que han vendido.
Yo este año he trabajado en una traducción de Cuerpos divinos, en Estados Unidos, yo tenía mi traductor inglés y me dijeron que era demasiado inglés. Me pusieron una señora que yo en mi vida había oído hablar, que es hija de cubanos y ni sabe español, es una ignorante total, a Guillermo ningún ignorante lo puede traducir porque es todo cultura y si tú no sabes de lo que está hablando no lo puedes traducir. Entonces me dieron un libro cuando terminó la traducción, que era otro libro, un libro castrista, completamente castrado, completamente ignorante e inmediatamente les dije que no. Yo he hecho un file enorme con todo esto, he trabajado meses y meses. Me metí en la cama en Navidad y salí en febrero de la cama, palabra por palabra, para demostrarle que todo lo habían hecho falseado, truqueado, en una de las editoriales de esas, extrañas. Pero he hecho un file enorme, que quedará para siempre, de las canalladas que se han atrevido a hacer.
¿Saldrá a la luz esto?
Claro, si tengo preparado el file, con todas las cartas amenazantes. Yo no quiero decir, pero tengo el file completo que quedará en el archivo de Guillermo. Todas las canalladas van a quedar. Aparte, yo me divierto con todo eso.
Usted habla de Guillermo en presente, todo el tiempo.
Guillermo es su literatura, está aquí en presente para mí. Quiero decirte que ya era hora que él se muriera, yo no quería ver a Guillermo como se ve Fidel Castro, que da ganas de reír esa monstruosidad. Él descansó a su tiempo. Por cierto, ¿tú no te has fijado que Fidel Castro está igualito que en la película "Cocoon", vestido y todo como uno de esos viejos? Yo lo veo y me recuerda a esos viejos, porque está vestido como un viejo americano ese señor, pero bueno, yo no quería ver a Guillermo así. Descansó a su tiempo, y estará siempre y estará su literatura.
Finalmente, Miriam, esta emisora, Radio Martí es tan prohibida como la obra de Cabrera Infante, pero los oyentes cubanos siempre han escuchado bastante de su obra por aquí. ¿Quisiera decirles algo a los oyentes de Radio Martí, dentro de Cuba?
Yo quiero decirles: Ustedes no tienen idea de lo que se sacrificó Guillermo por ustedes. Las escupitadas que le daban, los silbidos, los golpes que le dieron, cómo lo cerraron en todas partes, pero no importa. Él estaba ahí y está siempre su obra. Y espero que un día ustedes la puedan leer, disfrutar en su casa. Sufro todo lo que les pasa y les deseo todo lo mejor a ustedes. Yo era muy pobre, de una familia muy pobre y me quedo asombrada de la pobreza de ustedes. Bueno, les deseo mucha suerte, y que no el Papa, sino la Virgen de la Caridad, los ayude.