Los exiliados cubanos que vivimos en Brasil estamos atravesando una situación “sui generis”: por un lado, enfrentamos el trauma de ver como nuestros compatriotas médicos residentes en la isla --enviados al Brasil para trabajar en zonas apartadas junto a colegas de otras nacionalidades en el plan “Más Médicos”-- son tratados como “ciudadanos de segunda”. Todo porque hay una orden de la dictadura castrista –aceptada por el gobierno izquierdista del Gigante Sudamericano-- que los despoja de prácticamente todos sus derechos (no pueden traer su familia, no pueden contratarse directamente, no pueden moverse del lugar asignado, no pueden ganar el salario previsto…) muy diferente al trato que se brinda al resto de sus colegas brasileños y de terceros países.
Esta situación de “apartheit” con los médicos cubanos, muy debatida por la prensa, el Congreso y la opinión pública brasileña (el ciudadano medio la entiende como “trabajo esclavo”) ha evidenciado ante la sociedad del Coloso Sudamericano el verdadero trato que la “revolución cubana” da a sus ciudadanos. Como nadie en Brasil quiere creer que los médicos cubanos solamente recibirán 200-300 dólares por mes –de los 4 mil 400 dólares mensuales que el gobierno brasileño pagará a la dictadura cubana-- existe un despertar de la opinión pública local hacia la explotación inhumana existente dentro de Cuba.
Cuando las autoridades brasileñas se ven obligadas a admitir que un médico cubano recibe un salario mensual de 30 dólares por mes en la isla, algo del velo castrista cae y queda desnuda la verdadera cara de una dictadura discriminatoria hacia lo mejor de su pueblo. Si el trauma de los cubanos que residimos en Brasil es doloroso al contemplar tanta explotación, la consternación de los brasileños no es menor, incluso la de los “izquierdistas”.
¿Es esta explotación --esta discriminación-- lo que quiere el gobierno de Brasil para con sus ciudadanos? Si no fuera así, ¿por qué acepta tratar a los médicos cubanos discriminándolos, financiando con más de 17 millones de dólares mensuales a los hermanos Castro mientras a cada médico cubano le paga una limosna de 300 dólares mensuales? ¿En qué parte de este convenio 'leonino' está la “justicia social” o incluso “la lucha contra la explotación capitalista”? ¿Cómo puede el gobierno de un país abierto, demócrata como Brasil, que contrata médicos de varios países, discriminar inhumanamente al noble y sufrido pueblo cubano? ¿No es este “bloqueo” del salario de los médicos cubanos peor que el famoso “bloqueo americano”?. Las anteriores interrogantes nos llevan a concluir que hay factores ocultos por detrás de los hechos.
La presencia en Brasil de los médicos cubanos para trabajar en el interior de la geografía brasileña, además de tener la ventaja (electoralista para el gobierno) de ofrecer ayuda médica a poblados apartados, tiene ciertamente el objetivo de colocar “cabos electorales” en zonas remotas, que harían propaganda para la reelección del actual gobierno, acosado por protestas callejeras y que el año próximo --cuando Castro completará los 4 mil médicos comprometidos-- enfrentará elecciones presidenciales de difícil pronóstico actualmente. En paralelo --como parte de la estrategia-- el gobierno izquierdista de Brasil financiaría así la represión dentro de Cuba, tirando el salario de los médicos y entregándoselo casi íntegro a los hermanos Castro.
Sin embargo, este trato discriminatorio que el gobierno brasileño da a sus “promotores electorales”, podría convertirse en un arma de doble filo. Si bien los cubanos harán propaganda en favor de la izquierda local, su propia presencia --ganando una fracción insignificante del salario (la parte mayor irá a los bolsillos de sus amos en Cuba)-- se constituirá en otra propaganda negativa, efectiva y poderosa contra aquellos que explotan de manera inhumana unos profesionales sacrificados pero cautivos.
Es difícil afirmar que el plan del gobierno brasileño con los médicos no es para beneficiar poblaciones carentes. Sin embargo, los razonamientos anteriores, las respuestas a medias y la falta de explicaciones convincentes sobre las interrogantes formuladas, conducen al sendero ‘electoralista’ de la reelección de la actual mandataria, sumado a la estrategia del gobierno actual para financiar el desastre castrista en la isla.
El gobierno brasileño es de continuidad de un gobierno anterior de 8 largos años, también amigo de Castro, pero nunca antes mostró interés en los médicos cubanos; ¿por qué ahora, a menos un año de las elecciones presidenciales y estando Cuba en crisis económica, se organiza un plan de este tipo sin discutirlo previamente con la sociedad brasileña, ni siquiera con las asociaciones médicas del país?
Toda esta historia “mal contada” se explica cuando sabemos que el gobierno de Brasil quiere sustituir Venezuela como financiador de la dictadura castrista, mientras ésta le ayuda a mantenerse en el poder ganado las próximas elecciones con la ayuda de los médicos cubanos.
Esta situación de “apartheit” con los médicos cubanos, muy debatida por la prensa, el Congreso y la opinión pública brasileña (el ciudadano medio la entiende como “trabajo esclavo”) ha evidenciado ante la sociedad del Coloso Sudamericano el verdadero trato que la “revolución cubana” da a sus ciudadanos. Como nadie en Brasil quiere creer que los médicos cubanos solamente recibirán 200-300 dólares por mes –de los 4 mil 400 dólares mensuales que el gobierno brasileño pagará a la dictadura cubana-- existe un despertar de la opinión pública local hacia la explotación inhumana existente dentro de Cuba.
Cuando las autoridades brasileñas se ven obligadas a admitir que un médico cubano recibe un salario mensual de 30 dólares por mes en la isla, algo del velo castrista cae y queda desnuda la verdadera cara de una dictadura discriminatoria hacia lo mejor de su pueblo. Si el trauma de los cubanos que residimos en Brasil es doloroso al contemplar tanta explotación, la consternación de los brasileños no es menor, incluso la de los “izquierdistas”.
¿Es esta explotación --esta discriminación-- lo que quiere el gobierno de Brasil para con sus ciudadanos? Si no fuera así, ¿por qué acepta tratar a los médicos cubanos discriminándolos, financiando con más de 17 millones de dólares mensuales a los hermanos Castro mientras a cada médico cubano le paga una limosna de 300 dólares mensuales? ¿En qué parte de este convenio 'leonino' está la “justicia social” o incluso “la lucha contra la explotación capitalista”? ¿Cómo puede el gobierno de un país abierto, demócrata como Brasil, que contrata médicos de varios países, discriminar inhumanamente al noble y sufrido pueblo cubano? ¿No es este “bloqueo” del salario de los médicos cubanos peor que el famoso “bloqueo americano”?. Las anteriores interrogantes nos llevan a concluir que hay factores ocultos por detrás de los hechos.
La presencia en Brasil de los médicos cubanos para trabajar en el interior de la geografía brasileña, además de tener la ventaja (electoralista para el gobierno) de ofrecer ayuda médica a poblados apartados, tiene ciertamente el objetivo de colocar “cabos electorales” en zonas remotas, que harían propaganda para la reelección del actual gobierno, acosado por protestas callejeras y que el año próximo --cuando Castro completará los 4 mil médicos comprometidos-- enfrentará elecciones presidenciales de difícil pronóstico actualmente. En paralelo --como parte de la estrategia-- el gobierno izquierdista de Brasil financiaría así la represión dentro de Cuba, tirando el salario de los médicos y entregándoselo casi íntegro a los hermanos Castro.
Sin embargo, este trato discriminatorio que el gobierno brasileño da a sus “promotores electorales”, podría convertirse en un arma de doble filo. Si bien los cubanos harán propaganda en favor de la izquierda local, su propia presencia --ganando una fracción insignificante del salario (la parte mayor irá a los bolsillos de sus amos en Cuba)-- se constituirá en otra propaganda negativa, efectiva y poderosa contra aquellos que explotan de manera inhumana unos profesionales sacrificados pero cautivos.
Es difícil afirmar que el plan del gobierno brasileño con los médicos no es para beneficiar poblaciones carentes. Sin embargo, los razonamientos anteriores, las respuestas a medias y la falta de explicaciones convincentes sobre las interrogantes formuladas, conducen al sendero ‘electoralista’ de la reelección de la actual mandataria, sumado a la estrategia del gobierno actual para financiar el desastre castrista en la isla.
El gobierno brasileño es de continuidad de un gobierno anterior de 8 largos años, también amigo de Castro, pero nunca antes mostró interés en los médicos cubanos; ¿por qué ahora, a menos un año de las elecciones presidenciales y estando Cuba en crisis económica, se organiza un plan de este tipo sin discutirlo previamente con la sociedad brasileña, ni siquiera con las asociaciones médicas del país?
Toda esta historia “mal contada” se explica cuando sabemos que el gobierno de Brasil quiere sustituir Venezuela como financiador de la dictadura castrista, mientras ésta le ayuda a mantenerse en el poder ganado las próximas elecciones con la ayuda de los médicos cubanos.