Los cubanos todavía pueden escuchar cada mañana en vivo la primera voz que se escuchó por Radio Martí el 20 de mayo de 1985. El locutor Moisés López lleva 60 años dedicado a la radio, la mitad de ellos a esta emisora.
"Yo tengo dos profesiones más, pero esta yo la cogí como una obligación como cubano. Yo tenía la oportunidad de tener un micrófono y de proyectarme al pueblo de Cuba. Dios me puso en este camino", asegura mientras se acomoda en una de las sillas del estudio de radio.
Su amigo Jorge Mas Canosa, principal impulsor de Radio Martí, le propuso unirse al proyecto. El único problema que le veía López era mudarse a Washington. "¿Pero yo para Washington?", cuenta López que le respondió, pero Mas Canosa insistió en que solo sería un año.
"Me pasé 13 años en Radio Martí en Washington", revela López. El primero lo pasaría alistando cada detalle de la nueva emisora antes de salir al aire. Además de su experiencia radial, su condición de único locutor cubano en ese momento propició que fuera suyo el honor de inaugurar la planta.
"Todo fue ad libitum, ni había nada escrito ni cosa parecida. Me dieron el micrófono y simplemente empecé a hablarle a los cubanos", cuenta.
Desde los estudios de los Martí vivió junto a los cubanos cada momento decisivo de su historia.
"Me viene a la mente una de las cosas en que sí fuimos pioneros, cuando fue la masacre de Canímar. Aquello fue una cosa desastrosa, como hundían los botes. Desde el aire les tiraban sacos de arena para hundirlos, con mujeres, con niños", rememora.
Siempre prefirió el departamento de noticias por el impacto que podía tener en la vida de los cubanos. "Virarse de espaldas a la verdad es una crueldad hasta con uno mismo", afirma.
Uno de los principales retos con los que lidió, sobre todo en los inicios de la emisora, fue la limitación para intercambiar con los cubanos dentro de la isla. "Escribían cartas pero era muy difícil que llegaran; no era fácil llegar a la isla por teléfono. Nosotros teníamos que nutrirnos de las respuestas que nos daban los que venían de la isla en bote o como quiera que salieran de Cuba y que pudiéramos contactarlos", dice.
López agradece a la llegada de la tecnología la renovación de la emisora. "Ya existe la internet, ya existe el teléfono que se puede llamar allá –que te contesten o no es otra cosa– puedes hablar con familiares, amigos. Y, desde luego, empezó a ser más importante todavía Radio Martí, porque tiene más contacto con las personas que están en Cuba.
La distancia hacía doblemente complicado reportar para Cuba desde Washington, por eso cuando anunciaron que la emisora se mudaría a Miami en 1997 "fue como si me hubiesen quitado 50 años de encima, porque eso era lo que yo quería, porque es como mi patria", comenta como si le acabaran de dar la noticia.
Empezó a llamar "hogar" a Miami en 1961. Llegó solo, maleta en mano y tuvo que reinventarse como mecánico dental y joyero. Pero nunca abandonó la radio, la profesión que empezó en 1955 en Cuba para agradar a las chicas. "La radio era como un hobby, era más para que las muchachas me vieran que trabajaba en radio", dice entre risas.
En la isla alternaba su trabajo en emisoras como Mambí, Caribe y Salas con su puesto en el Departamento de Órdenes y Pedidos en la Compañía de Gas, en La Habana. Antes de Radio Martí trabajó en La Fabulosa, primera emisora en español ubicada en South Beach; La Cubanísima y Radio Swan.
Con ninguna de estas emisoras estuvo tan cerca de Cuba como con Radio Martí. Talvez por ello, con 82 años, López llega a Radio Martí de lunes a viernes temprano en la mañana, convencido de la efectividad del medio donde trabaja.
"La radio es la que hoy sigue, con o sin dificultades, entrando en Cuba independientemente de internet. Siempre ha sido así", sentencia López y lo hace con solemnidad de predicción.