Este lunes falleció en horas de la tarde, en la ciudad de Miami, José Ramón Gabriel Castillo, ex prisionero de la Causa de los 75, una mega operación realizada por la policía política en abril de 2003, también conocida como la Primavera Negra de Cuba, donde 75 disidentes fueron arrestados y condenados en juicios sumarios por oponerse a las violaciones de derechos humanos cometidas por el régimen de La Habana.
Castillo era natural de Santiago de Cuba. Trabajó en la Universidad de Oriente, de donde fue expulsado en 1993 por fundar la primera organización de derechos humanos en la región oriental de la isla, el Instituto Independiente Cuba y Democracia. En la década de los 90 fue encarcelado. “Al salir decidí seguir luchando dentro de Cuba, con el objetivo de fomentar y contribuir a la promoción de los derechos humanos en la sociedad cubana”, fue su propósito entonces.
“Su casa en la calle Hatuey fue un bastión de resistencia. Fue creador de los círculos de estudios sobre derechos humanos en Santiago de Cuba. Por eso sufrió mucha represión, arrestos constantes, chantajes por parte de la policía política. Y pagó con cárcel expresarse abiertamente en contra del régimen castrista”, dijo Juan Carlos Herrera este lunes en entrevista con Radio Martí, a pocas horas de conocerse el deceso.
Luego de su excarcelación, al igual que otros miembros del grupo de los 75, Castillo tuvo que exiliarse, primero en España y finalmente en Estados Unidos.
Una muerte sospechosa
El médico que informó a sus familiares los detalles del facimiento, manifestó que Castillo padecía de cirrosis hepática por haber consumido grandes cantidades de alcohol a diario. Tesis que alarmó inmediatamente a su hermana, Lucy Ramón Castillo, quien le explicó que “él jamás ingería bebidas alcohólicas. Ni siquiera tomaba café ni tampoco fumaba”, lo cual extrañó al galeno.
Ante las sospechas y denuncias de familiares y amigos de Castillo, Martí Noticias consultó al doctor Santiago Cárdenas para saber si es posible inocular el virus que provoca la cirrosis hepática, a lo que respondió que “es totalmente posible”.
“Usted puede inocular por la vena, en forma intramuscular o de alguna manera que rompa la piel, el inóculo, que es el virus de la hepatitis B o la C. Y a largo plazo es posible que se establezcan cambios cirróticos, muy semejantes o iguales a la cirrosis por alcohol”, aseguró el doctor Cárdenas.
La cirrosis es el resultado de un daño crónico hepático producto de una enfermedad prolongada del hígado. Las causas más comunes son infección por hepatitis B o hepatitis C, alcoholismo y acumulación de grasa en el hígado.
“Fue uno de los casos que primeramente se sospechó que podría haber sufrido la inoculación de lo que es la cirrosis hepática. Un caso muy extraño. Fue de los primeros que arribó a España desterrado en 2008”, señaló Herrera, quien considera que varios de sus compañeros del grupo de los 75, “la tenebrosa y muy conocida Primavera Negra de Cuba”, han perecido “en circunstancias un poco sospechosas”.
“Pepín (le llamaban así sus familiares y amigos) en prisión sufrió mucho las torturas. Y luego sobreviene esto, así, tan misteriosamente. Es otro hermano que se nos va. Otro que hay que cargarle a esa férrea tiranía. Otro que no pudo ver su patria libre y que fue obligado a vivir en el exilio. Otro que marcha al altar del martirologio de ese negro castrismo”, apuntó Herrera, para quien los culpables son “Fidel y Raúl Castro y toda esa cúpula militar, que detenta el poder hace 60 años”.
“Alguien tiene que investigar por qué están muriendo los ex prisioneros de la causa de los 75, qué pasó, qué nos han hecho, qué nos inocularon”, concluyó el ex preso político.
"Siento mucho la muerte de Pepín, quien fue uno de los opositores más cívicos y preclaros en Santiago de Cuba en las décadas del 90 y 2000. Mantuve contacto con él y su Instituto Independiente Cultura y Democracia durante años y luego con su familia durante su prisión. Pepín enfermó en prisión por las condiciones de tortura psicológica e insalubridad a las que fue expuesto. No recibió nunca tratamiento adecuado por lo que el régimen castrista tiene gran responsabilidad en su muerte prematura. Su caso fue denunciado en su momento por el Directorio Democrático y yo personalmente lo llevé ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Consejo de la ONU. Su hermana Lucy Talón también testificó en foros internacionales gracias al Directorio", escribió en su página de Facebook la activista y escritora Janisset Rivero.
Condenados por la Ley Mordaza
Hasta el momento han muerto 10 de los miembros del grupo de los 75, en el cual se encontraban médicos, periodistas y otros profesionales, que fueron procesados a partir de la Ley 88 de Protección de la independencia nacional y la economía de Cuba, o Ley Mordaza, como la llaman los disidentes.
"Esta Ley tiene como finalidad tipificar y sancionar aquellos hechos dirigidos a apoyar, facilitar, o colaborar con los objetivos de la Ley Helms-Burton, el bloqueo y la guerra económica contra nuestro pueblo, encaminados a quebrantar el orden interno, desestabilizar el país y liquidar al Estado Socialista y la independencia de Cuba", dice en su artículo 1.
A estos 75 activistas de derechos humanos, y otros más que en días posteriores fueron apresados por la Seguridad del Estado, se les acusó de realizar actos en contra de la protección de la independencia nacional y la economía de Cuba, y actos contra la independencia o la integridad o estabilidad territorial del Estado. La gran mayoría tuvo que marchar al exilio.
(Con reporte de Yolanda Huerga)