El reconocido empresario cubano Fausto Díaz-Oliver falleció el pasado domingo en la ciudad de Miami, dejando un legado notable en el mundo empresarial y en la comunidad cubanoamericana.
Fausto Díaz Oliver nació en Cienfuegos y llegó a Miami el 11 de mayo de 1962, tras la invasión de Bahía de Cochinos.
En Estados Unidos fue exdirector ejecutivo de All American Containers, uno de los principales distribuidores de envases y tapas de vidrio, plástico y metal, con operaciones en diversas ciudades de EE.UU., así como en Puerto Rico, Panamá y México.
A lo largo de su vida, el Sr. Díaz-Oliver también se destacó por su participación activa en la política y en causas benéficas.
Fue miembro y contribuyente del U.S. Cuba Democracy PAC, un influyente grupo de cabildeo estadounidense cuyo objetivo es promover una transición pacífica e incondicional hacia la democracia en Cuba.
Además, Díaz-Oliver brindó su apoyo a varias organizaciones benéficas, entre ellas, la Asociación Americana del Corazón, la Sociedad Americana del Cáncer, la Asociación Americana de la Diabetes y United Way, dedicando su tiempo y recursos para mejorar la vida de los más necesitados.
Asimismo, fue un líder destacado en la comunidad empresarial y social de Miami. Fue expresidente del Big Five Club, el club privado hispano más grande de EE. UU., y vicepresidente de la Cámara de Comercio Latina, contribuyendo de manera significativa al desarrollo y fortalecimiento de la comunidad hispana en el sur de la Florida.
Los congresistas cubanoamericanos María Elvira Salazar y Carlos Giménez, estuvieron entre las figuras que expresaron condolencias a la familia del prominente empresario.
"Mis más sentidas condolencias para Remedios Díaz-Oliver por la pérdida de su querido Fausto— orgullo del exilio cubano, esposo devoto y líder visionario. Que su legado perdure, y que el Señor lo reciba con estas palabras: “Bien hecho, mi buen siervo y fiel.”(Mateo 25:23)", escribió Salazar en sus redes sociales.
Por su parte, Giménez recordó a Fausto Díaz como un empresario exitoso, un orgullo del exilio cubano, y un padre, abuelo y bisabuelo ejemplar.
Al filántropo le sobreviven su esposa, Remedios Díaz Oliver, con quien estuvo casdo 66 años, y tuvo a sus hijos, Rosa y Fausto Jr.
Su partida deja una huella profunda en la comunidad empresarial, política y social del Sur de la Florida.
Su legado perdurará en las organizaciones que apoyó y en los corazones de su familia, amigos y todos aquellos que tuvieron el honor de conocerlo y trabajar junto a él.
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