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Muere artista cubano que creara los icónicos gallos de la calle 8 de Miami


El artista Pedro Damián junto a dos de sus famosos gallos.
El artista Pedro Damián junto a dos de sus famosos gallos.

Pedro Damián formó parte de la llamada generación del Mariel, conformada por numerosos artistas y escritores que escaparon de Cuba en 1980 durante el éxodo del Mariel.

En la tarde de este lunes falleció en un accidente de tránsito en la ciudad de Miami el pintor cubano Pedro Damián, creador de los icónicos gallos que dan un especial colorido a la emblemática calle 8 de la ciudad del sur de Florida.

Damián, nacido en 1952 en la ciudad cubana de Cienfuegos, formó parte de la llamada generación del Mariel, conformada por numerosos artistas y escritores que en 1980, junto a unas 130.000 personas, profundamente descontentos con el régimen opresivo de su país protagonizaron los dramáticos acontecimientos de la embajada del Perú en La Habana y el posterior éxodo por el puerto de Mariel.

Estudió artes plásticas y diseño en la Escuela Provincial de Artes Plásticas en Las Villas y, luego, en el Instituto de Diseño de La Habana.

Su obra ha sido expuesta en numerosas exhibiciones internacionales y ha recibido numerosos reconocimientos. También su trabajo como diseñador de carteles de películas estuvo en destacados eventos internacionales como Cannes y ORWO Film Festival.

En el año 2000 el artista creó un proyecto mural en la calle 8 en Miami que terminó en unos desafiantes y coloridos gallos que distinguen, en buena medida, a la famosa arteria del sur de la Florida.

Este proyecto, extendido por varios puntos de la Pequeña Habana, se convirtió en una marca de identidad de la ciudad, perpetuada en fotografías de millones de turistas.

Los más de 80 gallos de Damián, de los cuales unos 20 permanecen en Miami, se internacionalizaron a un punto que recibía pedidos desde Canadá, Puerto Rico y otros sitios y fueron adquiridos por importantes empresas no sólo locales sino de otras ciudades como Chicago.

El pintor logró posiciones en el entramado cultural de la ciudad de Miami, como la de director de Arte en Espacios Públicos Miami Roosterwalk en los años 2002-2004.

Damián también diseñó portadas de discos para estrellas de la música latina como Willy Chirino, Lissette y Bertha María.

Pablo Cantón, director emérito para los Negocios y Residentes de la Calle 8, explicó a Martí Noticias la idea de los gallos:

"Es un proyecto que parte de unas obras con flamencos en Coral Gables. Pedro Damián pensó que algo así se podía hacer para la Pequeña Habana, pero con gallos. Entonces, le propuso el proyecto en la parte artística y a Tony López, en el diseño y construcción. Tony los entregaba en blanco a Damián, producidos en serie digamos, y éste los convertía en obras de arte dándoles color y expresión".

El funcionario de la Ciudad de Miami recuerda que después ocurrió algo tragicómico:

"Cuando empezaron a emplazarse los gallos con sus abiertos ojos, corrió el rumor entre los delincuentes de la zona que dentro de los ojos de los mismos había instaladas cámaras de vigilancia. Entonces, los delincuentes se dedicaron a romper los gallos con furia".

Cantón agrega que después Damián comercializó los gallos con éxito pero que en estos momentos la "Ciudad de Miami está en posesión de tres y apunta que muchos turistas de Europa y otros sitios llegan a la calle 8 preguntando por las icónicas aves".

Cantón lamentó la muerte de Pedro Damián, a quién estimaba como un artista de mucho talento e iniciativa.

Damián mantuvo una estrecha amistad desde pequeño con el pintor Andrés Ugalde, también cienfueguero y fallecido en 1989, y quien fuera el artista a cargo del monumental mural del Acueducto de Albear, en La Habana, donde Damián trabajó como ayudante junto a otras jóvenes promesas de la plástica cubana.

Diana Ugalde, hija de Andrés, dijo a Martí Noticias estar muy conmovida por la muerte del artista a quien recuerda desde que era muy niña:

"Como un flaco de pelo encaracolado, siempre risueño y rebelde y al que, en primer lugar, debo que mis padres se conocieran en el hermoso Prado de Cienfuegos y, por ende, que yo viniera a este mundo. Como muchos, Pedro Damián no logra en su tierra reconocimiento alguno pero sí, tras escapar de la isla, le cabe el mérito de distinguir y llenar la ciudad de Miami con sus emperifollados y ya imperecederos gallos, que lo harán a él mismo imperecedero. Lo recuerdo muy joven por las calles de Centro Habana, dispuesto a crear en una ciudad que le quedó pequeña. Crear era su actitud ante la vida".

Al artista le sobreviven dos hijos, una hija y cinco nietos.

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