La cápsula espacial Orión de la NASA, construida para llevar seres humanos más lejos en el espacio que nunca antes, sobrevivió a su primer vuelo automático de prueba al amarizar en aguas del océano Pacífico y marcar el inicio de una nueva era de la exploración del espacio profundo para la agencia estadounidense.
La nave –la primera construida por la NASA para un viaje a Marte– descendió en el Pacífico a las 11:29 a.m. (hora del Este de los Estados Unidos), después de un vuelo de ensayo sin tripulación que duró 4.5 horas.
Sistemas claves de Orión fueron puestos a prueba durante el vuelo, que fue colocado en órbita en el tope de un cohete pesado Delta 4 construido por la United Launch Alliance, desde una plataforma en la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, Florida, a las 7:05 a.m. del viernes, hora del este.
Funcionarios de la Marina estadounidense recuperaron la cápsula Orión en aguas del Pacífico a unos 442 kilómetros al oeste de Baja California, antes de llevarlo al puerto de San Diego, California. La NASA ahora analizará valiosos datos del vuelo registrados durante la prueba.
"Orión está de vuelta en la Tierra", dijo el portavoz de la NASA, Rob Navias, durante comentarios en vivo. Subrayó que "Estados Unidos ha conducido un punto de oro, ya que cruza un puente hacia el futuro".
El escudo térmico gigante de Orión, el más grande de su índole jamás realizado, resistió temperaturas de hasta 4.000 grados Fahrenheit (2.200 grados Celsius) cuando la nave chocó contra la atmósfera de la Tierra, al desplazarse por el espacio a unas 20.000 mph (32.000 kph ). Un sistema de paracaídas frenó la cápsula antes de amarizar en el océano Pacífico.
Un avión no tripulado de la NASA, que volaba sobre el Pacífico durante el descenso, capturó vistas increíbles de los paracaídas rojo y blanco de la cápsula. Justo después del lanzamiento, Orión se deshizo con éxito de su sistema de aborto de lanzamiento, tecnología diseñada para impulsar la cápsula y sus futuros astronautas a una distancia de seguridad en caso de un problema durante el despegue.
Un poco más de 3 horas después de su lanzamiento, la segunda etapa del cohete Delta 4 también impulsó Orión a una altitud de unas 3.600 millas (5.793 kilómetros), cerca de 14 veces más lejos que la órbita de la Estación Espacial Internacional.
Funcionarios de la NASA utilizaron los casi 1.200 sensores a bordo de Orión para controlar la forma en que funcionaron las computadoras de la cápsula y otras tecnologías a bordo en el ambiente espacial.
La cápsula navegó dos veces a través de los cinturones de radiación del planeta (una de ida y otra de vuelta a la Tierra), lo que permitirá a los científicos estudiar cómo las computadoras de la nave funcionan bajo radiaciones intensas.
Orión –construido para la NASA por Lockheed Martin– se parece en algo a las cápsulas tripuladas durante el programa Apolo de la NASA, que llevó seres humanos a la Luna por vez primera. La sensación en Tierra también recuerda la era de los transbordadores, las últimas naves tripuladas en llevar humanos al espacio desde territorio estadounidense.