Pedro Sánchez no alcanzó el viernes la mayoría suficiente para ser investido presidente del Gobierno y se abre así una etapa insólita en la política española, reporta el diario El País.
El pasado miércoles, el líder socialista no alcanzó los 176 votos suficientes para la mayoría absoluta y esta tarde ha obtenido un resultado casi idéntico, con la única diferencia de que una diputada de Coalición Canaria ha pasado de la abstención al voto afirmativo.
El secretario general del PSOE ha conseguido 131 votos —los de su partido, los de Ciudadanos y uno de CC— frente a 219, muy lejos de la mayoría simple requerida.
De nada le sirvió a Sánchez su último llamamiento a "votar el cambio", por la "regeneración" y para que Mariano Rajoy salga de La Moncloa. Ni el mejor tono de Pablo Iglesias, que mantuvo la propuesta de Podemos de un Gobierno de coalición "a la valenciana".
Iglesias pasó está vez de la mención a la "cal viva" del miércoles al "acuerdo del beso". Tampoco le sirvió el llamamiento de Albert Rivera al acuerdo. Por supuesto, Rajoy mantuvo el no para que no se produzca la demolición de su gestión.
El secretario general del PSOE se convierte así en el primer político que se presenta a una investidura y no la obtiene en la historia constitucional de España. También era el primero que se presentaba a un debate de este tipo sin los apoyos suficientes y la primera vez en democracia que el Congreso presenta una fragmentación que hace muy difícil elegir un presidente, con mayorías alternativas, y que, en todas las hipótesis de acuerdo, salvo en la de la gran coalición, requiere pactos de más de dos partidos.
El líder socialista ha vuelto a tener el apoyo de los 90 diputados de su grupo y los 20 de Ciudadanos más el de Ana Oramas, de Coalición Canaria, frente al resto de la Cámara. El pacto que firmaron Sánchez y Rivera no ha logrado ningún apoyo más que el de los partidos a los que pertenecen los dos y el de Oramas.
Sánchez ha introducido en sus 10 minutos de intervención críticas duras a Mariano Rajoy por haber declinado el ofrecimiento del Rey para someterse a la investidura. Ha hablado de la "huida de Rajoy de sus responsabilidades institucionales, llevando a un período de incertidumbre y bloqueo".
El objetivo, según ha dicho, es evitar la repetición de elecciones y que Rajoy salga de La Moncloa. "Quiero limpiar a España de la corrupción, que es un veneno que debilita nuestra democracia" y "también de la utilización partidista de las instituciones", ha añadido Sánchez, al enumerar algunas de sus propuestas sobre este asunto. Y ha hablado expresamente de derogación de las leyes del PP, para "sacudirse" de esas normas.
Rajoy le ha vuelto a contestar con dureza, con expresiones como "farsa, engaño y fraude" y una acusación dura: haber utilizado las instituciones a su favor "y eso también es corrupción". El presidente del Gobierno en funciones ha acusado a Sánchez de sectarismo por decir a Podemos que la peor de sus medidas es mejor que la mejor del PP.
Los grupos políticos, a partir de hoy, tendrán que seguir pactando para llegar a un acuerdo de gobernabilidad antes del 2 de mayo, fecha tope para convocar nuevas elecciones presidenciales.