Después de recibir en Miami varios mensajes de texto que lo alertaron, el músico y trovador cubanoamericano Mike Porcel confirmó en Facebook que la censura del documental Sueños al pairo, de los realizadores José Luis Aparicio y Fernando Fraguela, provocó la suspensión en La Habana de la Muestra Joven 2020.
El hecho no tendría mayor relevancia si no fuera porque Porcel es el protagonista del documental. El título es una frase de su canción Diario. Aparicio y Fraguela lo contactaron inicialmente hace tres o cuatro años, dice Porcel, cuando todavía eran estudiantes.
“Realmente me sorprendió: que gente joven, como dos generaciones por lo menos por debajo de mí, se interesaran, pero me parecían unos muchachos decentes y ahí empezamos el contacto”, le dijo Porcel el jueves a Radio Televisión Martí. “Y poco a poco fui descubriendo que no me equivocaba, que eran unas personas excelentes, personas decentes”.
Al cabo de una exitosa carrera en los grupos Los Dada y Síntesis; de trabajar como director musical de Teatro Estudio, y de haber ganado con En busca de una nueva flor el concurso para la canción tema del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que iba a celebrarse en Cuba en 1978, Mike Porcel y su familia fueron sometidos en 1980 a actos de repudio y él estuvo condenado al ostracismo durante casi una década.
La causa: haber querido irse de Cuba a Estados Unidos por el Mariel.
El anuncio oficial de la suspensión de la Muestra Joven 2020, publicado el jueves por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), no hablaba de censura: ocurre, dijeron, porque querían “crear mejores condiciones para su realización y analizar diversos temas de trabajo en un ambiente apropiado y con el tiempo necesario”.
La Junta Directiva de la Muestra fue más explícita: Sueños al pairo “ha sido censurado por la Presidencia del ICAIC debido a diferencias políticas e ideológicas”. Y en su declaración informó también que se retiran de la Muestra “las obras Umbra, de Daniela Muñoz Barroso; El amor de las cucarachas, de Regis Guedes, y Los puros, de Carla Valdés León”.
Lo primero que hicieron los directores del documental fue enviarle por email un cuestionario que él respondería como si estuviera frente a un periodista, explica Porcel. Entonces él grabó sus respuestas, solo en audio, sin imágenes, y se las envió.
“Me llamó la atención que en base a las respuestas, a los comentarios míos, iban a construir todo el documental”, cuenta el músico y trovador cubano. “Lo grabé en un tape recorder digital, y ahí mismo se lo mandé todo. Usan esa grabación en el documental todo el tiempo”.
Porcel se apresura a explicar por qué no pudieron entonces tener una conversación frontal con él.
“Bueno, imagínate, hubiera sido necesario que yo fuera allí, cosa imposible, porque a mí me… yo no voy allí”, comenta. “Imposible también que ellos vinieran aquí por falta de presupuesto, por falta de todo. Entonces se les ocurrió esa idea; muy creativa, por cierto”.
Cuenta que ya vio el documental, y que “cinematográficamente es excelente”.
“El camino que ellos iban a tomar al principio era más sobre mi trabajo artístico”, manifiesta el trovador. “Pero el documental fue derivando… parece que por… quizás ellos fueron encontrando que ese era el camino real que querían tomar, y fue desviándose por narrar o describir todo lo que fue el periodo de Mariel, los actos de repudio y toda esa época terrible de mi vida”.
Fechada el 21 de mayo de 1980, a Porcel le pasaron por debajo de la puerta de la casa de sus padres –donde estaba unida toda la familia después que los hicieron regresar del Círculo Social Obrero Gerardo Abreu Fontán, antesala del puerto de Mariel-- la carta leída en el acto de repudio que el Movimiento de la Nueva Trova y el Comité de Defensa de la Revolución (CDR) organizaron y cometieron allí durante una semana.
“Vete y piensa que adonde quiera que vayas te seguirá nuestro odio”, decía la carta. Su hijo, entonces de ocho años, estaba aterrorizado.
“El documental está muy bien hecho”, dice Porcel. “El final es impactante realmente, no para mí… yo cuando me veo no recibo lo que recibe el espectador, pero sí mi hijo y un par de amigos que lo han visto reciben una carga dramática… deja como una tristeza de ese periodo, y devela cosas que nunca se habían dicho".
Sus comentarios son la voz de fondo del documental, explica.
“Supuestamente les censuran el documental, dice el ICAIC, no porque hable de mí –o sea, parece que ya no esta tan prohibido hablar de mí--, sino por como ellos describen todo el periodo de Mariel: históricamente, ideológicamente no están de acuerdo. [Aparicio y Fraguela] utilizan imágenes de archivo que el propio ICAIC les autorizó usar: los actos de repudio, los discursos de Fidel [Castro]”.
Inicialmente, informó la Junta Directiva de la Muestra en su nota, el ICAIC dio permiso a los realizadores para acceder a las imágenes de su Archivo Fílmico, pero luego se lo negaron. Hubo discusiones durante 13 días, y la presidencia del ICAIC no cedió. Fue entonces cuando otros participantes decidieron retirarse en solidaridad con los censurados.
“Ahí lo que se nota es que el creador y el inventor de toda aquella barbarie fue él [Fidel Castro], y es lo que ellos no quieren que el mundo vea. La imagen santificada de Fidel estará santificada por muchos años”.
Usan muchas fotos suyas, incluso familiares, y también entrevistas “de ex compañeros y compañeros de música que todavía están allá” en Cuba, dice Porcel. “El único momento en que yo aparezco es al final, y digamos que los últimos tres, cuatro minutos aparezco yo y es lo que cierra el documental”.
No es la primera vez que el ICAIC ejerce la censura de una forma tan groseramente política. Viene ocurriendo desde los documentales de Nicolás Guillén Landrián, sobre todo Coffea Arabiga (1968), hasta hace muy poco, en marzo de 2018, cuando impidieron que se exhibiera Quiero hacer una película, de Yimit Ramírez.
A los que retiraron sus obras de la Muestra inicialmente se sumó Carlos Lechuga, director de Generación. Las muestras de apoyo, tanto a los directores de Sueños al pairo como a quienes se solidarizan con ellos retirándose de la Muestra, han venido multiplicándose.
"Vivo/con mis sueños al pairo/así como siempre/sigo siendo lo mismo que en aquel entonces/una oveja perdida, un poco más viejo o no sé/tal vez más inocente", dice Porcel en la canción de la que sale el título del documental.
"No contentos con querer destrozarlo en Cuba, aún en la distancia siguen persiguiendo a Porcel", escribió en Twitter el realizador cubano Camilo Hernández. "Pero esa pelea está perdida desde 1980, y lo saben. Mike vive en paz, ellos son unos infelices".