¿Qué podemos hallar ahora en un libro de oraciones devocionales, precisamente en la época tan turbulenta en la que vivimos? Pues puedo asegurarles que hallaremos todo, y sobre todo paz, fuerza para enfrentar los desequilibrios que nos absorben el espíritu, que nos trituran el pensamiento dejándonos inermes de alma, carentes de deseo.
Desde niña supe refugiarme en la oración, gracias a mi abuela de origen irlandés, muy católica, pero también muy espiritista y hasta santera, porque como saben en Cuba se mezcla todo; y para bien, aunque a veces, y durante sesenta y cinco años, el mal nos ha desmenuzado los sentidos, nos ha dislocado la razón.
Rezar en los momentos más duros me ha devuelto inextricablemente lo perdido de otra forma, bajo otras ilusiones, y aunque a lo largo de una vida se suman más las pérdidas que los hallazgos, seguimos buscando, todavía curiosos de conocer la verdad y de hallar la calma.
Este libro del Rev. Fr. Gabriel Martínez, fue autopublicado en Amazon, ahí lo pueden adquirir. Los invito a leerlo y a que sus oraciones les acompañen durante nueve días para orar por Ucrania, por el pueblo ucraniano, por su libertad y por la paz que tanto merecen para poder acometer la reconstrucción del país y el regreso de su pueblo a sus hogares.
No me podía imaginar que iba a rezar tanto por Ucrania como lo hago cada día por Cuba, por Israel, por Venezuela, y hasta por España, que también advertimos en peligro. Asumir la oración cada día brinda un poder que emerge desde el interior hacia lo divino. Ese poder divino que cual bumerán siempre volverá de Dios hacia nosotros.
La lectura de esta novena, para los que nunca han hecho una, será un gran descubrimiento, me atrevo a afirmarlo porque, aunque yo descubrí la oración desde edad muy temprana, en mi vida jamás he olvidado ese instante en que mientras oraba arrodillada en la iglesia de La Merced, en La Habana, a pocos pasos de la casa natal de José Martí, toda yo sentía que me iniciaba al misterio, que vibraba en un enigma superior.
Orar constituye una súplica, y es también un llamado, un reclamo a unirnos en pos de la verdad, de la vida, de la libertad, del amor, de la paz. Orar por Ucrania sólo nos hará bien, y nos convertirá en seres mejores, en dadores, porque como escribió Martí: el hombre vive de darse.
Llevo más de tres años orando por ese país, cuyo nombre, Ucrania, como un crujido resuena a diario en mi mente, llevo tiempo también leyendo por ella, porque leer significa orar por la sabiduría, anhelar mediante el conocimiento el bien de todos, la paz de todos.
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