Un reportaje de la Radio Nacional Pública (NPR) de Estados Unidos señala que la visita del Papa está sometiendo a una prueba de fuego a una industria turística cubana que no da abasto con la repentina marea de visitantes internacionales que inunda la isla desde el deshielo con Estados Unidos.
La nota destaca que a pesar de que septiembre, con sus lluvias, tormentas tropicales y calor, es temporada baja para el turismo en Cuba, hasta las habitaciones de las casas particulares (que han salido en auxilio de los insuficientes hoteles del Estado, y ahora pueden separarse online a través de la firma Airbnb) están invariablemente reservadas.
Lo mismo sucede con el creciente número de “paladares” o restaurantes privados, siempre concurridos.
NPR señala que con unas 60.000 habitaciones de hotel en toda la isla y la abrupta escalada en el número de visitantes, desde estadounidenses hasta europeos y latinoamericanos, la industria turística local está sometida a una fuerte presión. Precisa que La Habana tiene apenas un puñado de hoteles de cinco estrellas, y hasta esos tienen problemas con los elevadores, los cortes eléctricos y la deficiente internet.
“Todos me dicen los mismo: ‘quiero visitar Cuba antes de que cambie y empiecen a poner McDonald’s aquí’”, dijo a NPR Gabriela Garcia Rodriguez, una graduada de bioquímica que cobra 40 dólares por noche en una modesta habitación de su casa.
Collin Laverty, que ha estado organizando giras culturales a Cuba de las llamadas “de pueblo a pueblo”, dice que las deficiencias todavía son muchas, desde vuelos demorados, y problemas con el equipaje hasta una calidad que no responde a las expectativas.
Laverty, cuyas solicitudes de reservas han estado a toda máquina este año, opina que la visita del Papa y la inmensa arribazón de turistas son definitivamente una prueba para Cuba. “La mayor parte del tiempo parece que todo aquí está a punto de romperse por las costuras y desmoronarse", dice.
“Pero al final los visitantes se van contentos, porque vienen a Cuba con la mente y el corazón abiertos”, concluye.
Se espera que las dos misas públicas del papa Francisco en Cuba congreguen a poco más de 30.000 personas cada una, tanto en la Plaza de la Revolución de La Habana como en la de Holguín. Las cifras proyectadas son no obstante mucho menores que el millón de asistentes que se espera en Filadelfia en ocasión del Festival de las Familias y el millón y medio en la misa posterior que celebrará el pontífice.