Un reportaje aparecido este sábado en el New York Times sugiere el impacto mucho mayor que podría haber tenido una red social de estilo Twitter como el programa Zunzuneo, articulado en Cuba por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, cuando se implementa en un ambiente menos restrictivo que el de la isla de gobierno comunista.
El Times compara Zunzuneo con similares implementados por USAID y el Departamento de Estado en países como Pakistán y Kenya, con el fin de estimular la discusión pública. Los programas, algunos de los cuales contaron con apoyo de los gobiernos locales, fueron abordados el viernes por funcionarios de la administración Obama.
El diario neoyorquino precisa que el de Pakistán fue presentado por la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton durante una reunión en 2009 con estudiantes en Lahore. El Departamento de Estado trabajó con compañías pakistaníes de telecomunicaciones para implementarlo.
Nombrado Nuestras Voces, su propósito era proveer una plataforma que, valiéndose de la mensajería, ayudara a los pakistaníes a construir redes basadas en teléfonos móviles en torno a sus intereses comunes.
Con un costo de un millón de dólares, en su momento de apogeo llegó a conectar a más de un millón de personas, que enviaron más de 350 millones de mensajes. Los usuarios podían o no incluir su información personal.
El servicio fue utilizado por un segmento diverso de la sociedad pakistaní: Los agricultores lo usaban para compartir precios de mercado; los servicios de noticias, para llegar a los lectores; la gente común para conectarse y compartir información como los resultados de los partidos de cricket.
.
El de Kenya, administrado por la USAID y todavía en funcionamiento, comenzó poco después de las reñidas elecciones presidenciales del 2007, que dejaron más de 1.500 muertos cuando pandillas de jóvenes desempleados ligados a los partidos perdedores atacaron a los electores.
El servicio, bautizado como Sí, la Juventud Puede, permitió a los jóvenes enviar mensajes y utilizar otras herramientas para organizarse, inscribirse para votar y participar en el proceso político. Funcionarios estadounidenses le atribuyen haber allanado el camino para unos comicios más apacibles en 2013.
Archon Fung, profesor de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard apuntó al Times cómo cuando estas plataformas son transparentes y las personas entienden quién las construyó y sus propósitos pueden ser en cierta medida útiles para la diplomacia de Estados Unidos
Un reportaje de la agencia Associated Press sobre Zunzuneo criticaba que los creadores del programa en Cuba hubiesen llegado a extremos para ocultar el patrocinio de Estados Unidos.
En una rueda de prensa el mes pasado, Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, negó que se tratara de un programa encubierto, ya que fue debatido en el Congreso, y revisado por la Oficina de Responsabilidad del Gobierno.
No obstante, Carney subrayó que “cuando uno tiene un programa como este en un ambiente restrictivo, en un lugar como Cuba, uno es discreto en cuanto a cómo implementarlo, a fin de proteger a los involucrados”.
El Times compara Zunzuneo con similares implementados por USAID y el Departamento de Estado en países como Pakistán y Kenya, con el fin de estimular la discusión pública. Los programas, algunos de los cuales contaron con apoyo de los gobiernos locales, fueron abordados el viernes por funcionarios de la administración Obama.
El diario neoyorquino precisa que el de Pakistán fue presentado por la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton durante una reunión en 2009 con estudiantes en Lahore. El Departamento de Estado trabajó con compañías pakistaníes de telecomunicaciones para implementarlo.
Nombrado Nuestras Voces, su propósito era proveer una plataforma que, valiéndose de la mensajería, ayudara a los pakistaníes a construir redes basadas en teléfonos móviles en torno a sus intereses comunes.
Con un costo de un millón de dólares, en su momento de apogeo llegó a conectar a más de un millón de personas, que enviaron más de 350 millones de mensajes. Los usuarios podían o no incluir su información personal.
El servicio fue utilizado por un segmento diverso de la sociedad pakistaní: Los agricultores lo usaban para compartir precios de mercado; los servicios de noticias, para llegar a los lectores; la gente común para conectarse y compartir información como los resultados de los partidos de cricket.
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El de Kenya, administrado por la USAID y todavía en funcionamiento, comenzó poco después de las reñidas elecciones presidenciales del 2007, que dejaron más de 1.500 muertos cuando pandillas de jóvenes desempleados ligados a los partidos perdedores atacaron a los electores.
El servicio, bautizado como Sí, la Juventud Puede, permitió a los jóvenes enviar mensajes y utilizar otras herramientas para organizarse, inscribirse para votar y participar en el proceso político. Funcionarios estadounidenses le atribuyen haber allanado el camino para unos comicios más apacibles en 2013.
Archon Fung, profesor de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard apuntó al Times cómo cuando estas plataformas son transparentes y las personas entienden quién las construyó y sus propósitos pueden ser en cierta medida útiles para la diplomacia de Estados Unidos
Un reportaje de la agencia Associated Press sobre Zunzuneo criticaba que los creadores del programa en Cuba hubiesen llegado a extremos para ocultar el patrocinio de Estados Unidos.
En una rueda de prensa el mes pasado, Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, negó que se tratara de un programa encubierto, ya que fue debatido en el Congreso, y revisado por la Oficina de Responsabilidad del Gobierno.
No obstante, Carney subrayó que “cuando uno tiene un programa como este en un ambiente restrictivo, en un lugar como Cuba, uno es discreto en cuanto a cómo implementarlo, a fin de proteger a los involucrados”.