La segunda visita del Presidente Barack Obama a África, – la primera fue a Ghana en el 2009, esta vez la gira durará una semana con escalas en Senegal, África del Sur y Tanzania – tal vez parezca parece una quijotada, como un asalto a los molinos de viento pero en realidad rezuma pragmatismo por los cuatro costados.
Y es que en los que va de siglo, las seis naciones que han crecido más en el mundo son todas africanas- subsaharianas, concretamente y en el 2011 el Continente Negro importó bienes estadounidenses por un valor cercano a los 21.000 millones de $. Es un mercado apetecible, si bien el intercambio comercial es abrumadoramente negativo ya que las importaciones africanas a EE.UU. ascendieron en el mismo lapso de tiempo periodo a más del triple: 74.000 millones de dólares.
Si a pesar de esta balanza tan desfavorable, Washington se fija ahora en África es por el enorme potencial de este mercado. Hoy en día son 350 millones de habitantes de clase media – es decir, de capacidad adquisitiva relativamente grande y exigencias cada vez más refinadas – y todas las previsiones auguran una expansión tanto del número de adinerados, como un incremento de su poder adquisitivo.
Naturalmente, este fenómeno socio-económico lo ha observado también el resto de las grandes potencias y hoy en día la China es el líder en inversiones en África y una de las potencias más involucradas en la explotación de los recursos naturales del Continente. Aunque las exigencias del mercado chino y las necesidades de sus industrias difieren grandemente de las estadounidenses en muchísimos aspectos, Pekín apostó fuertemente por el mercado africano desde tiempos de la ya acabada ¨guerra fría¨ del siglo XX. El nuevo hombre fuerte de Pekín, Chi Jinping, visitó oficialmente oficialmente África el pasado mes de marzo.
Al margen de la economía, el interés de la Casa Blanca por el Continente Negro es político : África es cada vez una plataforma más importante del terrorismo fundamentalista que, cuando no está dominando por el islamismo radical, lo domina un anti occidentalismo furibundo, como el de la secta nigeriana Boko Harar. Y para combatir al terrorismo se necesitan armas y tanto ,o más aún, maniobras diplomáticas para privar a los guerrilleros del apoyo de sus respectivas poblaciones.
Por último, la gira puede sorprender por cuanto no incluye una visita a Kenia, patria del padre del Presidente y una de las naciones de mayores posibilidades del África Oriental. Pero el recién elegido presidente de ese país está reclamado por la justicia internacional por crímenes de guerra y asesinatos durante la última campaña electoral. Un encuentro ahora de Obama con Uhuru Kenyatta, equivaldría a un grave desaire al Derecho Internacional.
Y es que en los que va de siglo, las seis naciones que han crecido más en el mundo son todas africanas- subsaharianas, concretamente y en el 2011 el Continente Negro importó bienes estadounidenses por un valor cercano a los 21.000 millones de $. Es un mercado apetecible, si bien el intercambio comercial es abrumadoramente negativo ya que las importaciones africanas a EE.UU. ascendieron en el mismo lapso de tiempo periodo a más del triple: 74.000 millones de dólares.
Si a pesar de esta balanza tan desfavorable, Washington se fija ahora en África es por el enorme potencial de este mercado. Hoy en día son 350 millones de habitantes de clase media – es decir, de capacidad adquisitiva relativamente grande y exigencias cada vez más refinadas – y todas las previsiones auguran una expansión tanto del número de adinerados, como un incremento de su poder adquisitivo.
Naturalmente, este fenómeno socio-económico lo ha observado también el resto de las grandes potencias y hoy en día la China es el líder en inversiones en África y una de las potencias más involucradas en la explotación de los recursos naturales del Continente. Aunque las exigencias del mercado chino y las necesidades de sus industrias difieren grandemente de las estadounidenses en muchísimos aspectos, Pekín apostó fuertemente por el mercado africano desde tiempos de la ya acabada ¨guerra fría¨ del siglo XX. El nuevo hombre fuerte de Pekín, Chi Jinping, visitó oficialmente oficialmente África el pasado mes de marzo.
Al margen de la economía, el interés de la Casa Blanca por el Continente Negro es político : África es cada vez una plataforma más importante del terrorismo fundamentalista que, cuando no está dominando por el islamismo radical, lo domina un anti occidentalismo furibundo, como el de la secta nigeriana Boko Harar. Y para combatir al terrorismo se necesitan armas y tanto ,o más aún, maniobras diplomáticas para privar a los guerrilleros del apoyo de sus respectivas poblaciones.
Por último, la gira puede sorprender por cuanto no incluye una visita a Kenia, patria del padre del Presidente y una de las naciones de mayores posibilidades del África Oriental. Pero el recién elegido presidente de ese país está reclamado por la justicia internacional por crímenes de guerra y asesinatos durante la última campaña electoral. Un encuentro ahora de Obama con Uhuru Kenyatta, equivaldría a un grave desaire al Derecho Internacional.