El presidente Barack Obama concluyó el martes una histórica visita de dos días y medio a Cuba. El mandatario Raúl Castro acompañó a Obama y a su familia hasta la escalinata del Air Force One.
La agenda del presidente estadounidense en la isla estuvo bien cargada.
Poco después de arribar al Aeropuerto Internacional José Martí en la tarde del domingo, Obama recorrió zonas de la Habana Vieja bajo una pertinaz lluvia, se encontró con el cardenal Jaime Ortega en la Catedral y cenó en una paladar.
En la mañana del lunes depositó una ofrenda floral en el monumento a José Martí.
Su primer encuentro con Raúl Castro fue en el Palacio de la Revolución.
Después del pase de revista en el Palacio de la Revolución, tuvieron una reunión oficial. Obama dijo que mantuvieron una "conversación franca y sincera" sobre los Derechos Humanos y la democracia.
Al terminar la reunión, participaron en una
rueda de prensa conjunta.
En la rueda de prensa Obama declaró que la rapidez con la que el Congreso ponga fin al embargo dependerá de cómo Cuba responda a las preocupaciones que tiene el Gobierno estadounidense sobre el tema de Derechos Humanos.
Especialmente interesantes fueron las preguntas de los periodistas a Castro sobre Derechos Humanos y presos políticos.
Por la tarde, Obama participó en un encuentro con emprendedores cubanos, empresarios estadounidenses y prominentes cubanoestadounidenses.
En la noche, el gobernante Raúl Castro honró al presidente Barack Obama y a la delegación estadounidense con una cena de Estado en el Palacio de la Revolución.
El martes en la mañana Obama pronunció el discurso principal de su visita en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Obama pidió que en Cuba haya libertad política y aseguró que su estancia en la isla busca enterrar el último resquicio de la guerra fría en el continente.
Más tarde, se reunió con 13 disidentes. Obama los felicitó por su "extraordinaria valentía".
Al terminar la reunión, Obama y Castro acudieron al estadio Latinoamericano para presenciar un juego de béisbol entre la selección nacional de Cuba y los Rays de Tampa Bay.
Obama dijo adiós habiendo rebasado ampliamente sus expectativas de conocer más a los cubanos. Dejó en Cuba muchas simpatías y una abundante carga de esperanzas.